Episode 12.

...ARIANNA...

Me muero de la ternura ver lo felices que están Dina y Manuel por la llegada de su primer bebé.

Salgo de la clínica y camino hacia mi carro para regresar a casa pero siento una mano tapar mi boca y otra agarrarme de la cintura.

—No hagas ruido— me suelto al ver que es Darío.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—Eso ya no importa, necesito hablar contigo Arianna.

—Eres un maldito Darío — niego con la cabeza — intentaste matar a Dina y piensas que seguiré como si nada— abro la puerta del auto— desearía que no fueras mi hermano.

La cierra de golpe.

—¡Pues no lo soy!

Del brazo me agarra y me pega a su cuerpo.

—Gracias a Dios no soy tu hermano Arianna, ya es hora de que sepas que mi padre te adoptó, y también ya es hora de que sepas que te amo.

Me presiona en sus labios y siento su lengua moverse dentro de mí por más que trato de empujarlo pero me arrima al carro.

—¡Darío sueltame...!

Continúa besandome hasta llegar a mi cuello y siento un dolor cuando me muerde en dicha zona.

—¡Te dije que...!

Lo siento por fin despegarse de mí cuando el doctorsito detestable le dá un golpe mandándolo al suelo.

—¿Acaso no sabes respetar a una mujer Darío? Con gusto puedo enseñarte a mi manera— me pone detrás de él.

—Siempre metiendote en lo que no te importa Rodrigo. Ella es mi hermana, no te metas. Arianna ven, tenemos que hablar.

—Déjate de estupideces y lárgate de aquí. No pareciera que fuera tu hermana. Vete en este instante Darío y no se te ocurra volver a intentar algo contra la loca, o te juro que el próximo golpe no será en el rostro. ¡Vete!

Se contiene en darle un golpe y mirándome por última vez sube de nuevo a su carro para alejarse de la clínica. Siento una lágrima asomarse.

Voltea y levanta mi mentón para mirar mi cuello.

—No eres propiedad de tu hermano— lo dice por la marca que Darío me dejó —será mejor que tengas cuidado, a ese imbecil lo conozco desde la universidad y sé lo patán que es.

—No le vaya a decir nada a Manuel y a Dina— me subo al auto— por cierto, gracias— lo último que digo antes de perderlo de vista por la carretera.

Estoy confundida, no sé que mierda acaba de pasar con Darío...¿Me ama?

…

Según me enteré Helen se suicidó estando embarazada de mi hermano. Aún el juez no le ha dictado sentencia a Darío por no tener las suficientes pruebas para culparlo, tendré que arreglar ese asuntito lo antes posible. Dina se mudó hace unas semanas en casa de Manuel para que ambos puedan cuidar bien de su hijo, hoy le harán una ecografía a Dina para saber el sexo, por lo que estoy arreglandome para poder acompañarlos.

Abro la puerta de mi apartamento para irme pero me encuentro de nuevo con Darío algo que me pone con los nervios de punta.

—No tengo tiempo para ti, saldré —cierra la puerta al entrar y retrocedo— vete de aquí Darío, por favor— trato de no llorar ya que su expresión me aterroriza.

—Hace más de un mes no podíamos hablar por culpa del doctorsito. ¿Hay alguien contigo?

—¡Vete en este instante Darío! ¡No necesito de nadie para defenderme de un patán como tú!

Me agarra ambos brazos y respira el aroma del perfume en mi cuello.

—Estás borracho...— susurro por el apestoso olor que sale de su boca.

—Te amo Arianna.

—Por favor ya vete— suplico entre lágrimas cuando siento su erección entre mis piernas.

—No tengas miedo linda, sería incapaz de lastimarte — sonríe y siento su mano tocar mi muslo izquierdo— ¿acaso no te gusto ni un poco Ari?

— ¡Eres mi hermano Darío! ¡¿Qué te pasa?!

Me arrima en la pared y coloca su rodilla entre mis piernas para después dar un golpe.

—¡Yo...no soy tu hermano Arianna! ¡¿Cuantas veces tengo que decírtelo?! Jamás te eh podido ver como mi hermana sino como mujer, la mujer que deseo y quiero para mí, solo para mí— besa mis labios—. No llores mi pequeña, prometo que este será el día más feliz de tu vida. Solo disfruta — susurra, pasa su lengua por mi mejilla y entramos a mi habitación.

—¡Sueltame!

Me tira a la cama y quita los botones de su camisa. Niego con la cabeza y al intentar salir me agarra del cabello y me dá una cachetada.

—¡Quédate quieta, Maldita sea! Te estás portando muy mal Ari, ¿sabes que te hace falta? una buena follada.

—Por favor...

Arranca mi vestido y como ni tengo brasier solo quita mis bragas con desespero.

—Eres perfecta, tal y como te imaginé.

Quita su cinturón para bajarse los pantalones incluyendo el bóxer.

—No lo hagas por lo que más quieras.

—Yo...te quiero a ti.

Me penetra de golpe sintiendo por primera vez el miembro de un hombre en mi interior.

En mi rostro solo muestro repulsión, asco, dolor pero nada lo detiene a darme fuerte embestidas como si de un perra se tratara. Siento mis fuerzas perderse y mis lágrimas secarse en las mejillas mientras nuevas solo caen en las sábanas.

—¡Mmm, Arianna!

Cuantas horas estuvo violandome, ni idea, solo sé que fué una detrás de otra hasta que anochecio, y hasta que su cuerpo se cansó. Me dejó un lado al llegar a su sexto clímax y como si nada empezó a vestirse dejándome entre las sábanas mojadas y desnuda.

—¿Y bien? ¿Cómo la pasaste Ari?

Lo miro con desprecio y solo ríe.

—No me mires así que sé que lo disfrutaste tanto como yo. Me acabas de desestrezar. Te dejo con tu amargura y espero que lo de hoy se repita.

Sale de la habitación y de mi apartamento con u expresión satisfecho.

Trato de levantarme pero entre mis piernas hay un fuerte dolor que me hace caer al suelo, reflejandome desnuda en el espejo. Miro las sábanas donde hay una mancha de sangre. Agarro un florero y lo tiro al espejo partiendolo en varios pedazos. Suelto un fuerte grito que hace eco en la habitación y enredo las sábanas en mi cuerpo mientras lloro desde un rincón...tan solo deseando que nada de esto hubiera sucedido...

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