Mientras trataba de controlar sus respiraciones, su teléfono celular sonó, hizo una mueca de disgusto, pero aún así contestó. -¿Ya te desocupaste?
Al otro lado de la línea se escuchaba una risita. -¿Estás enojado?
-¡No me contestaste el teléfono!
-¡ Ya perdón, estaba un poco ocupado!
Bien Abel no podría enojarse simplemente por eso ¿No? -¿Cómo estuvo?
-No estuvo mal, me gustan los vírgenes. - habló como si fuera algo muy casual.
-Pero no llenó tus expectativas ¿No?
-No lo hizo. - dijo con pesar.
Rou tenía una cara de ángel, parecía esbelto y delicado, todas estas características atraían a hombres, altos, fornidos
y muy apuestos, todos ellos parecían del tipo que le gustaba a Rou, así que cuando se le acercaban ese tipo de hombres aceptaba acompañarlos sin pensarlo mucho, pero justo cuando aquellos hombres pensaban hacerle cosas indecorosas, todo había resultado al revés, en realidad Rou sin ropa era de echo musculoso, era alto, él era quien quien les destruía su pequeña flor, así que cuando vio a ese guardaespaldas que era justo su tipo, estaba un poco emocionado, lo que más
le emocionó fue el hecho que el era un heterosexual, le había dicho de manera brusca:
-¡No tengo nada en contra de ti, pero no me gustas!
Rou le había dedicado una sonrisa amable.- No te preocupes no pasará nada que tu no quieras, ¿Por qué no bebemos algo? - le ofrecía una botella de agua sellada.
El guardaespaldas que era un desconfiado debido a su trabajo, tomó la botella sin problema debido al hecho de que le ofrecían una botella sellada.
Rou trataba de entablar una conversación, pero el guardaespaldas era un poco frío e indiferente. Creía que con su mal comportamiento haría que ese niño bonito se fuera, lo que él no sabía que era que ese fue el peor error de su vida, ese era lo que más le daba estimulo a Rou.
No había pasado mucho, cuando el guardaespaldas comenzó agitarse, miró con brusquedad a Rou.
-¿Qué me diste?
Rou lo miró inocentemente. -¿De qué hablas?
Lo que paso segundos después era clasificación para mayores de edad.
Abel estaba muerto de risa. -¡Eres un pervertido!
-¡No te burles, aun sigo en busca del amor!
-Si lo que digas.
Daniel estaba tan enojado que rechinaba los dientes dolorosamente. -¿Cómo qué no sabes nada de él?
-¡Señor, es como si se lo hubiera tragado la tierra!
-¡Lárgate! - no podía aceptarlo, ese chico era tan parecido a él, no podía aceptar tal perdida, así que de inmediato mandó llamar a ese guardaespaldas que había estado con el otro chico.
-¿Me mandó llamar, señor?
-¿Qué sabes del chico con el que estuviste?
La cara del hombre se puso pálida de inmediato. -No sé nada, señor.
-¿Qué te sucede?
-No es nada, señor.
Daniel estaba más enojado ahora. -Manda llamar a mi hijo.
-Si señor.
-¿Para qué me buscas?
-Invita a tu amigo Casablanca a cenar.
-¿Para eso me buscaste? - esto lo hizo poner de mal humor.
Daniel lo miro con severidad. -Si haz lo que te pido.
Su hijo no contestó y salió dando un fuerte portazo.
Damien estaba de mal humor, hablar o estar en presencia de su padre, le provocaba malos sentimientos, no tenía más opción que llamar a su amigo.
-¿Qué sucede lobito?
-¿Puedes venir a cenar a la casa?
-¿Qué quiere tu padre ahora?
-No sé. - Damien sentía que su cara ardía de vergüenza.
-¡No te preocupes ahí estaré! - Casablanca trataba de animarlo con su voz melodiosa.
-Gracias.
Justo cuando colgó, se sorprendió al ver a Daniel que estaba parado detrás de él.
-¡Eso es, buen muchacho!
-¿Qué es lo que quieres ahora?
-¡Voy a conseguirte a una linda mami, solo qué no sé donde está!
-¡Eres un enfermo! - Damien cada día que pasaba se cansaba de convivir con un padre como ese, promiscuo y sin sentido de la responsabilidad paternal.
-Él será el último, te lo aseguro.
-¡No me importa lo que hagas con tu vida!
- Sé que me odias, pero esa mujer no era buena, debes creerme.
-¡Solo son pretextos para alejarme de mi madre, y todo por un hombre! ¡Eres tan repugnante!
-Él era la persona más buena del universo, solo que él universo lo trató mal una y otra vez, incluso yo que le dije que lo amaba, lo trate mal, todo fue mi culpa.- su garganta se sentía pesada, adolorida, siempre que
recordaba el pasado sufría el mismo tormento.
-¡Eso no te dio derecho de alejarme de mi madre!
-Algún día lo comprenderás.
Damien y Daniel no sabían cuanto tiempo habían discutido hasta que sonó el timbre de la casa, habían pasado dos o tal vez tres horas, miraron a su invitado de manera cortes, él invitado les dedicó una amable
sonrisa, era tan apuesto a cualquiera cegaría con tal perfección, era alto, fornido, tenía unos preciosos ojos azules con unas gafas de montura dorada, su cabello dorado y rizado, él era hermoso, incluso Damien podía
admitirlo fácilmente.
-¿Peleando de nuevo?
-¡No para nada! - Daniel contestó como si no ocurriese nada.
-¡Eso es bueno entonces!- por supuesto que no le creyó en absoluto, le bastaba con ver la
cara de Damien para saber que algo no andaba bien.
-¡Pasemos a cenar!- a veces Daniel sacaba su lado lambe botas.
Damien miraba a su padre con evidente disgusto, Casablanca trató de darle una sonrisa reconfortante, aunque sabía que eso no era suficiente. Casablanca deseaba apoyar completamente a Damien, abrazarlo, besarlo y decirle dulces palabras, pero solo tenía que tomar su distancia amargamente, sabía perfectamente cuanto repudiaba eso.
-¿Para qué soy bueno?
Daniel con la guardia baja casi escupe su comida. -¡Muchacho! Eres bastante directo.
-Usted también debería, señor.
-La verdad es que buscó a alguien.
-No hay ningún problema, ¿Cómo es él?
Daniel lo miró avergonzado. -Él es muy hermoso.
-¡Padre! - Damien estaba avergonzado y enojado, no esperaba que su padre realmente tuviera tal atrevimiento.
-Cariño, no te enojes, ¿No te lo dije? Él será el último.
-¡Me siento tan avergonzado de ti padre!
Casablanca sostuvo su hombro. -Damien relájate, para mi no es problema.
Damien sentía tanta vergüenza mirarlo a los ojos y solo contestó un vago si.
-¿Cómo es él? - Casablanca trataba de animar el ambiente, aunque lo preferible hubiera sido cambiar de tema.
-¡Si, si! Él es hermoso, delgado, bajo, tal vez 1.65 cm, ojos negros, cabello negro, igual a él.
-¿Igual a quién?
-Albert
-¡Papá! ¡Te estás pasando de la raya! - todo menos eso, Damien podía aceptar que su padre por fin se formalizara con otro hombre, pero no uno que sea igual a él, ese hombre Albert le había arruinado su vida indirectamente.
-Damien, ¡No me niegues eso!
-¡Estás loco!
-¡No peleen! - Casablanca sentía que su corazón dolía, no le gustaba ver así a su amado.
-¡No puedo aceptarlo! - toda la cara fría e indiferente de Damien se evaporó, ahora su cara estaba llena de agravio, dolor. Miró
a Casablanca a los ojos, sus ojos estaban llenos de lagrimas.
Casablanca no pudo detenerse más y lo abrazo. -¡Todo esta bien! Señor Villalobo otro día seguimos discutiendo esto.- sin ningún tipo de cortesía acompañó a Damien a su recámara.
-¡César, tú eres él único que me entiende! ¡Él único que esta ahí para mi!
-Eres muy importante para mi, nunca te voy abandonar, todo lo que tu me pidas que haga yo lo haré, todo para ti.
-¡Eres tan buen amigo!
Al oír el “amigo” todas sus esperanzas en confesarse se fueron, que tonto por casi comete una verdadera estupidez, otra vez. - Si tu amigo.
-Bueno, quería decirte, - volvió a escucharse animado.- Ya sé como voy a ganar.
-¿Qué harás?
-¡Voy a seducirlo!
Por un momento César olvidó como respirar. -¿Qué dijiste?
-Pues eso, descubrí que ese chico es gay.
-¿Cómo lo supiste? - se sintió raro en su corazón.
-Lo mande seguir, desde el primer día me informaron que se estaba besando con otro hombre.
-¿Enserio? Parece un muchacho anticuado y sin gracia para hacer nada. - De nuevo se sintió extraño.
-¿Ya sabes quién es?
-Tengo algo de tiempo dando clases en su escuela.
-¿Él sabe quién eres?
-No
-¡Eso es bueno!
-¿Cómo intentas seducirlo?
-La verdad no es tan difícil, hace unos días lo invité a almorzar, se sonrojaba, era evidente su vergüenza, cuando me fui de ahí, un chico llamado Mauricio lo secuestro y estuvo por violarlo, entonces yo lo rescate, ahora soy como su héroe.
-¿Te pusiste en peligro?
-Ese chico no estaba a mi altura, fue muy fácil vencerlo.
-Esta bien no te vuelvas a ponerte en peligro. - dijo angustiado, aunque no lo que sabía era pata quién iba esa angustia dirigida.
Ambos charlaron hasta que Damien quedó completamente dormido, al ver cuan inofensivo se veía, César quería besarló, esta era una oportunidad muy buena, sería muy tonto si la desperdiciaba, pero aun así no lo
hizo, amaba tanto a Damien que lo único que podía hacer por él era respetarlo en todos los sentidos.
Bajo las escaleras decaído, tal vez si regresaba aun podía hacerlo, aunque sea un beso pequeño.
-¡Muchacho! - Daniel salió de la nada, como si estuviera esperándolo.
- Señor.
-¿Podemos seguir con nuestra discusión?
-Por supuesto.
- Vayamos a mi estudio.
-Adelante.
-Solo tengo esta fotografía. - era la imagen del chico que estaba buscando, solo que no podía dar con él.
César tomó la foto sin importancia, la miró detalladamente, podía ver a un chico en una pose, como si estuviera bailando, junto a él había otro hombre, ambos pegaban sus cuerpos, por más que veía las fotos no podía alejar la atención del otro chico, le parecía bastante familiar, pero su rostro estaba un poco borroso. -¿Una seña en particular?
-Tiene un hermoso lunar debajo de sus labios.
-Con que un lunar, bueno esta bien.
-Gracias por tu ayuda, si necesitas algo, por favor no dudes en llamarme.
Rápidamente llamó a sus contactos más capaces y les cedió la tarea.
Por la mañana se preparó para irse a la preparatoria, ya llevaba dos meses dando clases, comenzaba a hartarse, dar clases no era lo suyo, las maestras lo acosaban, algunas alumnas sin vergüenzas le mandaban cartitas, odiaba todo eso, por supuesto que ya había vivido todo eso, pero era algo muy diferente, esto era una escuela, donde había menores de edad, lo que parecía a las maestras no importarles, llevaban vestidos ajustados y cortos, las alumnas buscaban de alguna manera crecer muy rápido, ellas eran las que se confesaban, ellas eran las que buscaban a los hombres, toda esta experiencia le dejó con muy mal sabor de boca, incluso cuando él estaba en preparatoria todo esto no era tan repulsivo como ahora lo es. Por lo menos el cortejo era diferente y las mujeres no eran tan ofrecidas.
Entró al salón de clases, las niñas rápidamente centraron su atención en él, le mandaban sonrisas avergonzadas y entusiastas, César miro a todos, los estudió con la mirada, todos lo miraban, incluso los
hombres, nunca se había percatado de ello hasta hoy, solo por que uno de ellos no lo hacía y solo se concentraba en su lectura, tal vez por enojo o por impulso fue directamente a él y lo sostuvo de la barbilla para mirarlo a los ojos, para que él lo mirara, sus ojos se encontraron, César se perdió en esos ojos que le resultaron hermosos, miró sus labios y se dio cuenta que eran rosados y hermosos, pero lo que más le sorprendió fue el lunar debajo de sus labios, y viendo su aspecto de arriba abajo se dio cuenta que encajaba perfectamente con la descripción que Daniel le había dado.
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Comments
Eukarina Rodriguez
oye que no es de risa 😳 es un pervertido y además violador☝️😐
2024-01-17
1
Eukarina Rodriguez
😳😁😁🤪 que cosas no!? 😏😂
2024-01-17
1
Elizabeth Moreno
es el chico con más admiradores que suertudo
2024-01-17
0