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La atmósfera era un poco incómoda, Rou y Lis a pesar de tener una buena comida en su mesa, parecían no disfrutarla.

Rou conocía perfectamente los planes de Abby: La venganza en contra de Daniel Villalobo era algo que se había planificado desde el momento que el abuelo Aguirre confesó todo.

El desamor que Albert experimentó rebasó sus límites, no pudo soportar que el hombre que amaba se rebajará tanto como para arrebatarle a su querida hermana menor y entregársela a un anciano, no pudo soportarlo y se arrojó desde ese mismo edificio.

Cuando Rou escuchó lo que su amigo le contaba, lo único que pudo hacer fue animarlo y ayudarlo con su plan de venganza, pero ahora sí Lis tenía sentimientos por ese hombre y ese hombre le correspondía, sabía que Abby se retiraría en silencio, esto era algo que Lis ignoraba, él era el más inocente de los tres, por lo que se le ocultaron algunas cosas, Lis solo sabía que Abel tenía una cuenta pendiente con los Villalobo, pero no sabía exactamente cuál.

para digerir la comida, Lis y Rou se sentaron a ver televisión, con un buen trago en sus manos, el ruido de la programación pudo ayudar a ese incómodo silencio que ocurrió durante la comida.

En ese mismo momento el teléfono celular de Rou sonó.

La otra parte se saltó los saludos.

-¿Estás libre?

Ante eso Rou solo pudo dar una risita perezosa. - Si, llamaste en buen momento.

- Te tengo un regalo ¿Puedes venir?

- Ahí estaré.

Rou se despidió de Lis aún con incomodidad y fue directo dónde Abby le indicó, al llegar vio disfraces y mucha carne a la vista.

Lo único que había eran hombres con disfraces eróticos, aunque Rou quería disfrutar el paisaje, tenía que ir primero con Abby. Tocó la puerta con pereza, esperando por muy poco tiempo ya que la puerta se abrió abruptamente y detrás de ella un Abby un poco agitado apareció.

-¡ Qué bueno que llegas!

-¿ Dónde está mi regalo?

- Justo en la cama\, buen provecho\, me voy. - Abel no le dió tiempo para contestar y huyó.

A Rou le pareció divertido y entró a la habitación.

Sobre la cama había un joven hermoso, delgado, piel blanca, con cabello negro, parecía erótico con sus garras de lobo y orejas del mismo.

Jadeando y retorciéndose mientras se quejaba, su entrepierna húmeda. Rou no supo como explicarlo pero sintió un inmenso calor, jamás se había sentido así, el joven frente a él no era para nada su tipo, pero se sintió más atraído a él que a ninguno otro.

-¡Ayúdame! - suplicó el joven.

Rou se sintió inmensamente feliz por este hermoso regalo, tanto que fue directamente a reclamarlo.

Al día siguiente Damien despertó con dificultad, muy raramente le pasaba, todos los días, se levantaba temprano, pero hoy sin ni siquiera ver el reloj sabía que era muy tarde, aún así no tenía ánimos para levantarse, se movió con pereza, en eso sintió algo que le dió escalofríos, una mano lo abrazaba fuertemente, todo hubiera estado bien si la mano que lo abrazaba fuera de mujer, pero la mano parecía musculosa, por lo que definitivamente no era de mujer, trato de girarse , pero la mano no le permitía moverse, Damien comenzó a sentirse ansioso, trato de zafarse desesperadamente, pero todos sus intentos fallaron.

- No te muevas. - sonó una voz masculina.

Damien ahora estaba lleno de pánico. - ¡Suéltame! - gritó Damien aún luchando.

- Si sigues luchando te lo haré.

-¿ Q- que? - se asustó  o mejor dicho sintió una emoción que provenía de su pequeña flor herida.

- Si\, entre más luches más me enciendo.

Damien se paralizó abruptamente al sentir que algo le pinchaba el trasero, ¡Ese hombre atrevido! - ¡Déjame ir!- dijo Damien casi en un susurro, pero lleno de súplica.

- No puedo me gustas mucho\, se mío.- olió su cuello con satisfacción.

- ¡No\, déjame ir! - dijo con el rostro sonrojado\, estaba asustado lo la emoción que nunca había sentido.

Rou después olió su cabello, se sintió tan bien, olía tan bien, lo giró y ambos quedaron frente a frente, Damien quedó sorprendido, ese era el chico del restaurante, ese que se había llevado al otro chico.

- ¡Permíteme aclarar algo\, desde que te tomé anoche\, me perteneces. - lo besó en estado de locura\, nadie en esta vida lo había rechazado\, está era la primera\, pero también era la primera vez que se interesaba en alguien seriamente.

Damien intentó zafarse de él, pero no pudo resistir a su beso y se dejó llevar, dejó que lo besará y el también lo besó, sus bocas luchaban ferozmente, Rou lo acercó más a su cuerpo.

Damien no podía creer lo que acababa de pasar, dejó que un hombre se lo hiciera así como así, pero lo peor de todo lo disfrutó, ahora ambos estaban dentro de una bañera.

"¿por qué dejé que me cargará?" Damien se sentía tan avergonzado de si mismo que quería hundirse ahora mismo dentro de la bañera.

Damien estaba lleno de vergüenza, cuando terminaron con su actividad, Rou lo había cargado como una princesa y lo metió directo a la bañera, ambos cabían perfectamente, Rou acostó Damien en su pecho y acarició su cabeza con ternura.

Correcto Damien no podía decir que odiaba esto, al contrario se sentía bastante bien, pero aún así sentía vergüenza, eso por querer quedarse aquí por un largo rato, solo lo disfrutaría hasta que esto termine, después se olvidará de lo que pasó y de ese hombre para siempre.

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