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Cierta tarde...

Damien salía de la que sería su nueva universidad, estudiaría Gestión de empresas cómo su tío Darío, él le había dado el consejo que esa era una buena opción por lo que aceptó, después de todo Damien no tenía ni idea que estudiar ni que hacer con su vida.

Se fue a una tienda de postres que quedaba cerca, era secreto para todos, pero el adoraba comer cosas dulces, amaba más los pasteles y helados de chocolate.

- Dame un batido de chocolate y una rebanada de pastel de chocolate.- dijo con toda la seriedad del mundo, no quería que vieran sus ojos brillantes como los de un niño pequeño.

Justo tuvo su pedido en frente, sus ojos brillaron de emoción, tuvo una sonrisa radiante, tomó su tenedor y comenzó a comer con mucho gusto, controlo un poco la emoción, pero sus movimientos se volvieron torpes, eso le pasaba cuando comía con mucho gusto o cuando estaba verdaderamente hambriento.

Pobre Damien si supiera que lo habían estado viendo todo el tiempo, lo primero que haría era no entrar por su rebanada de pastel, pero el chico siguió comiendo ciegamente sin darse cuenta que estaba volviendo loco a cierta persona.

" ¡Él es tan lindo!" - Miraba a Damien cubierto de chocolate y su segundo pensamiento fue : "¡Quisiera limpiarlo con mi lengua!" - Lo miró por mucho tiempo, no tenía el valor para pararse frente a él. Entró a la tienda como un cliente más, Damien ni siquiera le prestó atención, él estaba muy concentrado en su postre.

Rou no pudo evitarlo más y fue a sentarse frente a él, con su dedo pulgar trazo sus labios (D) y removió un poco de chocolate y lo llevó directamente a su boca (R).

Damien quedó paralizado momentáneamente.- ¿Qué haces aquí? - pero no parecía enojado.

- ¡Te extrañé! - dijo lleno de anhelo.

Damien no contestó, su rostro se pusó completamente rojo, le tomó a su malteada tratando de ignorar al tipo de enfrente.

- Y tú ¿Me extrañaste? - preguntó Rou con cierta esperanza.

Pero Damien siguió ignorándolo.

- ¡Mi principe! ¡Me gustas mucho! ¿Quieres ser mi novio? - Rou se dejó llevar hacía solo unos días que no lo veía.

Damien se quedó sin respirar por un momento, su cara ahora se había puesto morada, nunca en su vida se le habían declarado, nadie le había dicho que le gustaba, hasta hoy, no supo como reaccionar así que salió corriendo sin pagar, lo que hizo a Rou ser retenido por más tiempo, después de pagar por su príncipe, fue directamente a buscarlo, la suerte estaba de su lado, lo encontró rápidamente en la parada de autobuses, era bueno que el autobús se retrasará.

- Mi principe ¿Por qué huyes? No te voy a comer, bueno tal vez lo haga.- se mordió el labio.

Damien tragó en seco por su acción, él era un inexperto en todas esas cosas, nadie le había hablado tan bonito, era por eso que no sabía cómo reaccionar. - ¡No quiero ser tu novio! ! Ahora déjame en paz! - dijo molesto o eso trato de aparentar.

- ¡Cariño! Me partes el corazón en mil pedazos.- lo miró lastimosamente.

- ¡No me gustas! - se cruzó de brazos, aparentando ser infeliz y molesto.

- Eso no parecía cuando estabas debajo de mi cuerpo, tu rostro mostraba lo bien que te sentías en mis brazos, cuando me mirabas a los ojos no había ni una pizca de asco. - dijo deliberadamente.

- ¡Cállate! - se sonrojó de nuevo.

- Solo dame una oportunidad y te juro que no te arrepentirás. - se hincó frente a él.

- ¿Qué? - Damien estaba sorprendido, su respiración se volvió agitada, le daba vergüenza, sentía un lío en su estómago, su corazón no dejaba de latir con fuerza.

- ¿Qué dices? - siguió insistiendo.

- ¡Yo..yo! ¡No sé! - se pusó nervioso.

Rou al verlo titubeante su corazón se llenó de esperanza, alzó su rostro dándole un corto beso en los labios. - ¿Qué tal ahora?

- ¡Eso es trampa! - se sonrojó.

- ¡Me gustas mucho, se mío! - Rou ya lo deseaba.

- ¡N-no! - no sonaba tan convincente.

-¿No? - Rou volvió a besar a Damien.

- ¡No! - Dijo conteniendo el aire.

Rou lo besó con más fuerza, está vez el beso duro un poco más. -¿Qué tal ahora? - le dedicó una sonrisa llena de seducción.

Damien comenzó a entrar en pánico, personas comenzaban a llegar a la parada de autobuses, por lo que intento huir, ahora se arrepentía de haber venido sin coche.

- ¡Espera! - Rou lo tomó de la muñeca y lo llevó hasta su auto.

Ambos se sentaron en los asientos de atrás.

- Gracias.- dijo Damien girando su rostro del lado opuesto de Rou.

- ¡Cariño, mírame! Dime que no te gustó, si me lo dices claramente yo te dejaré en paz y jamás volveré a molestarte. - dijo seriamente, pero lo que quería era meter presión a Damien.

Damien sintió un dolor en su pecho, pero aún así no dijo nada.

- ¿Te gustó aunque sea un poco? - preguntó Rou.

Damien no sabía que contestar, se suponía que odiaba a los homosexuales, pero ahora tenía que admitir que se sentía atraído por otro hombre. - Un poco, supongo.- dijo enterrando su rostro dentro de si mismo o por lo menos lo intentaba.

Rou quedó aturdido, parecía que estaba soñando. - ¿Qué dijiste? - se veía lleno de felicidad.

- ¡No lo voy a repetir! - gritó Damien enfurruñado, parecía un tomate.

Rou sonrió y besó a Damien con emoción, ahora los dos se dejaron llevar, era una lástima que estuvieran en un auto, de no ser por eso llegarían hasta el final y un poco más.

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