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-¡Te extrañé mucho!- dijo Lis casi llorando.

Rou acarició la cabeza de Lis.- ¡Lo siento bebé, estaba un poco ocupado con él! trabajo!

Lis lo miró mal.- ¡Pero si tienes tiempo de salir con Abby!

-¡Perdón!

Lis abrazó más fuerte a Rou, era así siempre, Lis quería mucho a Rou y Rou quería mucho a Lis, pero ellos se amaban como hermanos.

-¿Qué haces aqui?- César, estaba un poco confundido.

-Vine de paso, pero vi a mi pequeño bebé y vine a saludar.

-¿Bebé?- César estaba curioso.- ¿Ustedes son ...?

-Mi bebé es como mi pequeño hermanito.- Rou besó la mejilla de Lis.- ¿No es así, bebé?

-¡Si!

Está escena estaba matando a Daniel de celos.

-Nosotros tenemos que irnos.- Dijo Rou despidiéndose, llevándose a Lis.

Lis le dedicó una amable sonrisa a Daniel, lo cual no supo como interpretar él.

Justo dentro del auto de Rou.-¡Me debes una!

Lis se rió. - ¿Qué te parece una buena comida?

-¡Acepto!

-La única forma de hacerte feliz es con la comida.

Rou se rió por el comentario, pero su cara se puso seria al instante.-¿Qué hacías con los Villalobo?

-¿Quién?

-Y mi primo César.

-¿Qué? - Lis estaba un poco confundido.

-Lis ¿Qué paso exactamente?

-No te entiendo Rou.

-Las personas con las que estabas eran Daniel Villalobo, Damien Villalobo y César Casablanca.

Lis sintió que su alma se le escapaba por la garganta. -¿Quieres decir que Daniel fue a buscar a Abby y no a mi?

Esa pregunta tomo desprevenido a Rou .-Lis ¿No me digas que tu..?

-¡No digas nada por favor! Abby había dicho que se había vestido últimamente así para que él (Daniel) lo encontrará rápidamente, solo que lo olvidé o... - Lis no tuvo el atrevimiento de completar su oración, ¿Qué diría Rou al escuchar decir que se había cautivado por él? que le había gustado desde que había abierto esa puerta, ¿Amor a primera vista? Tal vez Lis solo quería tomar aire fresco y olvidarse un tiempo de sus padres que ni siquiera recordó lo que le había dicho Abby recientemente, solo serían excusas que Lis no tenía idea de cual de todas las que se formulaban es su cabeza era la real.

Rou notó le incomodidad de Lis y opto por guardar silencio, no quería ver triste a su amigo, fueron a casa de Lis, ambos prepararon una deliciosa cena y comieron en paz, aunque más bien parecían incómodos.

Abel estaba un poco preocupado, por la tarde salió a un centro comercial a pasar el rato, caminó y no tenía ni idea que hacer, paso por el cine y recordó que Lis se moría por ver una película que se había estrenado en esta semana, se sintió un poco culpable por no haber invitado a su amigo a que tomara aire fresco, se dio media vuelta para ir a buscar a su amigo, pero una escena hizo que casi se

cayera de espaldas, lo que tenía frente a él era una pareja muy amorosa, el hombre mayor le ofrecía un cono de nieve al menor, le acariciaba la cabeza como si fuera un lindo cachorrito y el otro le respondía una sonrisa juguetona, no habría ningún problema en eso, de hecho eso se veía muy lindo, pero quienes eran los involucrados lo dejo helado. Lis y Daniel, esa combinación era extraña, pero de alguna forma ellos se veían maravillosos, pero Abel tenía miedo, miedo de que Daniel estuviera utilizando a su amigo, miedo a que le hiciera daño,

todo eso era más que probable ya que su reputación era más que obvia.

Abel se la paso siguiéndolos, entro a la misma sala que ellos, solo había unos asientos de diferencia, los siguió a un restaurante, miró lo bien que se llevaban, su corazón se sintió un poco triste, estaba listo para irse cuando, escucho la voz molesta de Damien, con él venía César, esto le dio otro golpe severo a su

corazón, pero eso no era lo importante ahora, lo importante era su amigo que estaba bastante incómodo, entonces no dudó mucho y llamó a Rou contándole cada detalle y que se apresurara a salvar a la pobre damisela, cuando los vio irse se relajó un poco, pero aun seguía una espinita clavada en su corazón, si Lis se enamora de él(Daniel) todo esta acabado, la venganza que se estaba formulando desde que era pequeño quedaría olvidada, solo para no herir a su querido hermanito de corazón.

Abel se sentía cada vez más frustrado, nunca tuvo en cuenta este tipo de posibilidad, por si fuera poco su teléfono celular sonaba, ese no era el problema, el nombre que aparecía en la pantalla era el verdadero problema.

-¿A qué se debe tu llamada?

-¿Qué es lo que estas tramando?- la voz furiosa dejó casi sordo a Abby.

-¿De que estas hablando?- Abby por primera vez estaba desorientado.

-¡Mandaste a ese amiguito tuyo como espía! ¿Cómo puedes jugar tan bajo?

-¡Wow! ¡Espera un poco! ¿A qué te refieres?

-¡Tu hipocresía no tiene limites!

-¡Quieres callarte! ¡Piérdete Casablanca!- con esto colgó furioso.

Su respiración se hizo pesada, era más que obvio que estaba furioso y así que en un arranque de ira y sin pensar las consecuencias hizo una llamada, controlo su respiración y sonó muy gentil. -¿Damien?

-Abel ¿Qué sucede? - al otro lado Damien se encontraba con una situación similar a la de

Abby.

-¡Tenemos un tiempo que no nos vemos!

-¡Estaba muy ocupado!

-¿Por qué no salimos a tomar algo? La verdad es que lo necesito.

-Sabes yo también siento lo mismo, ¿Dónde nos vemos?

-¿Tienes disfraz?

-Supongo.

-Eso es bueno porque lo necesitarás.

Damien se había disfrazado del lobo feroz, al principio se sintió un poco ridículo, pero cuando llegó al lugar, sentía que los ridículos eran ellos, eran hombres pero mostraban demasiada carne.

Se sentó frente a la barra, el bartender no despegaba su vista de él.- ¿Qué te ofrezco?

-Una cerveza negra.- dijo un poco incómodo

El bartender lo miró un poco sorprendido, él creía que pediría una bebida un poco más acorde a su apariencia de pasivo.

Damien miraba a su alrededor y se sentía cada vez más incómodo, este era un bar gay, pero lo que lo hizo sentir más incómodo fue el bartender que no le despegaba la vista, sus ojos parecían devorarlo.

Damien maldecía a ese tonto por tardar demasiado, bebía su cerveza tranquilamente, pero su intolerancia hizo que se bebiera la cerveza de un solo trago, esto por supuesto que era muy feliz al camarero que había puesto algo a la bebida, ya que ese lobito estaba precioso y encajaba perfectamente con sus gustos .Damien no sabía que le pasaba, de un momento a otro se sintió bien, pero al otro se sintió mareado y como si tuviera fiebre, intentó llamar al corderito pero la pantalla se vio borrosa, intentó ir al baño, pero no tenía fuerzas, se sostuvo de los lados, perecía bastante torpe. El barman, sabía que esta era su entrada, además su turno ya había terminado por lo que hizo lo que hizo.

-Amigo ¿Estás bien?

-¡N-no yo no me siento bien. - tartamudeó

-Tranquilo, apóyate en mi, yo te ayudo.

El bartender lo llevó a una de las habitaciones privadas, lo recostó sobre la cama, lo miró detenidamente, ese hombre era hermoso, con su disfraz de lobito, era una lástima que se lo quitara.

Le quitó las patas de lobo, el pecho de lobo, le hubiera gustado dejar la cola, pero obstruía la vista, así que solo lo dejo con las orejas y garras de lobo.

-Bastante lindo.- juzgó en voz alta.

Abel no podría creer que hubiera tanto tráfico, hoy definitivamente no era su día.

-Tal vez Damien se fue, voy muy tarde.- murmuraba para sí mismo.

Estaba un poco decepcionado se había disfrazado de Un lindo cordero y nadie lo apreciaría.

Intentó llamar a Damien, una, dos, más de tres llamadas y él no responde, esto hizo que se preocupara y lo hizo sentir un poco culpable por haberlo mandado a ese lugar. La idea de regresar a casa se fue y con más razón tenía que ir a ese bar.

Afortunadamente el atasco no duro mucho y se fue rápidamente, pero Damien no estaba, tal vez él

ya se había ido, ¿pero no contestarle? Abel se preocupó de nuevo.

-Disculpa ¿Ha visto un lobo? - por fortuna ambos sabían de que se iban a disfrazar.

-No.

Preguntó a todo aquel se encontró y de todos obteniendo la misma respuesta, hasta que

cuestionar preguntarle al barman.

-Si.

- ¿de verdad?

-Si, uno de mis compañeros se lo llevó arriba.

-¿Disculpa?

-Debes darte prisa antes de que te coman el mandado.- dijo divertido.

Abel sentía que se le escapaba el alma, y sin pensarlo mucho fue rápidamente y abrió cada

habitación, encontrándose con escenas desagradables, la última habitación, abrió fuertemente la habitación, enojado por la escena que tenía en frente, tomó al tipo por el cuello de su camisa y lo golpeó cruelmente en el rostro una y otra vez, no le dio ningún respiro al barman, mucho menos lo dejó defenderse, golpe tras golpe sonaban en la habitación, después de un tiempo pudo estabilizar su mentalidad y arrojó al chico por las escaleras, sería bueno que alguien lo encuentre y lo lleveán con atención médica y si no que pena

por él.

Abel fue corriendo a la habitación donde yacía un Damien delirante.

-¡Estoy muy caliente!- gritaba y se retorcía.

Abel inspeccionó a Damien, Damien tenía el rostro sonrojado, estaba sudoroso, se retorcía, fue ahí cuando Abel se dio cuenta de su parte trasera salía un liquido traslucido y entró en pánico.

Le habían dado una nueva droga que se suponía aún no estaba disponible en este país, obviamente vía mercado negro. La única manera de que se estabilizara era que Damien cumpliera con el papel de una mujer en la cama, alguien tenía que romperlo, la pregunta era ¿Quién?

Abel no podría hacerlo ni en un millón de años, él era obviamente un pasivo, así que su única opción era llamar a un activo, eso o dejar secuelas graves en Damien, pero Abel nunca haría eso, no era del tipo que hiciera trampa, él solo seguía el juego o fingía que estaba siendo jugado, pero nunca tuvo este tipo de pensamientos que dañara a alguien, al menos que se lo merecerían, como era el caso de Daniel, él había hecho que su padre se suicidara.

Lo pensó con mucho cuidado y por fin se decidió.

-¿Estas libre?

Al otro lado de la línea alguien se reía perezosamente.- Si, llamaste en buen momento.

-Te tengo un regalo ¿Puedes venir?

-Ahí estaré

Mientras Damien se había acercado a él.- ¡Estoy caliente!- dijo con voz más ronca.

Damien lo besó e hizo que ambos se acostaran sobre la cama, se frotaba contra él como si fuera un gatito en busca de mimos.

-¡Ya no puedo, ayúdame!- dijo Damien desesperado.

Abel comenzó a sentir deseo, besó a Damien más salvaje y lo ayudó a liberarse un poco, pero esto era solo el comienzo, esto no era suficiente, Abel ya no pudo tolerarlo más, estaba perdiendo la razón, en eso se escuchó unos leves golpes en la puerta, Abel de inmediato fue abrir.

- ¡Qué bueno que llegas!

-¿Dónde esta mi regalo?

-Justo en la cama, buen provecho, me voy.

Abel no le dio tiempo de contestar y escapó, su frustración sexual iba en aumento.

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Comments

Ary Sasi 💙u💙

Ary Sasi 💙u💙

Míralos q buena forma para escapar, y pobre de Abel los estuvo siguiendo y vio no q no esperaba eso si esta muy mal 🙊😅😰😢🥺😕🤩pero al menos fue listo y le llamo al primo jajaja 🤣 🤩

2019-12-06

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