Antes de que se llegará la hora del almuerzo Abel no podía evitar morder sus uñas con nerviosismo, miraba la hora a cada minuto, el tiempo pasaba más lento que otros días, estaba sufriendo.
Ni si quiera ponía atención a las clases, esto era algo nuevo para él, lo hizo que su profesor se sorprendiera y quisiera preguntar si tenía algún problema, así que esperó a la hora del almuerzo para acercare a él y preguntar, si tenía alguna oportunidad consolarlo, así que cuando llegó la hora, lo miró queriendo hacer que esperará,
pero para su sorpresa, él chico tomo sus cosas demasiado rápido y salió corriendo, sin darle oportunidad alguna de emitir su voz en un gemido.
Abel salió casi disparado a la cafetería donde creía encontraría a Damien, pero no fue así, dio un suspiro con pesar y se fue directo a ordenar.
-Creí que me esperarías a comer.
Abel volteó su cara bruscamente, ¿¡En que momento llegó!?. -¡Damien!- la cara de Abel estaba como un tomate.
Damien se enorgulleció por eso.
Tomaron su comida y se fueron directo a una mesa sola, comenzaron a charlar y se reían de vez en cuando, Abel permaneció sonrojado casi todo el tiempo, esto le dio un toque encantador, parecía tan adorable que Mauricio que los ha estado observando todo el tiempo, rechinará los dientes de ira, “¡Apenas anoche te me confiesas y ahora coqueteas con otro!” Mauricio estaba maniático de rabia.
-¿Estás bien Mau?
-¡No me toque!
-¿¡Qué diablos te pasa!?
-¡No es nada!- Mauricio completamente irritado tomó sus cosas con brusquedad y se fue.
Abel se despidió de Damien muy contento, vio el coche a la distancia, sentía que su corazón latía tan fuerte, pero él no debe sentirse así, Damien es el enemigo de la familia, es incorrecto, y sobre todo es imposible, giró sobre su propio eje y al mismo tiempo chocó con una pared humana.
-¡Auch!
-¿Quién es él?
-¿Qué?
Mauricio sujetó muy fuerte la muñeca de Abel, dejando al pobre un poco asustado. -¡Olvidas muy fácil! ¿No es cierto?
-.....
-¿Estás tan desesperado para que te lo hagan?
-¡Mau suéltame!
Mauricio estaba aun mas irritado, jaló de la muñeca de Abel y lo llevó hasta su coche, Abel intento salir, pero le fue imposible, el coche tenía seguro para niños, Abel le suplicó en varias ocasiones que lo dejara ir, pero Mauricio lo ignoró, no estaba dispuesto a dejarlo ir, tenía que castigar a ese que parecía un lindo corderito por burlarse en su cara. Poco después llegaron al apartamento de Mau, él llevó a su corderito directo a la habitación y lo tiró en la cama.
-¡Si estás tan desesperado por que te lo hagan! ¿Por qué no conmigo? Justo ahora.
-¡Mau! ¡Por favor!
Pero él no lo escucho, quito la ropa de Abel y se encendió un fuego dentro de él, su piel tan hermosa, suave, mejor que la de una mujer al tacto, tenía curvas que le haca ver un poco femenino, la vista que tenía en frente era tan erótica que ya no aguantaba más, quería comérselo ya. Lo besó bruscamente, lo tocó desesperadamente, Abel intentó reprimir su boca para que no emitiera ningún sonido vergonzoso, pero Mauricio lo acariciaba y se sentía tan bien que le fue imposible, ambos tenía respiraciones agitadas.
-¡Mau! ¡no lo hagas!
-Sé que lo deseas tanto como yo- Mauricio se quito su cinturón y ató las muñecas de Abel a la cama colocándole de rodillas.
-¡No necesitas atarme! haré lo que quieras.
-Tú solo relájate.
Abel decidió no resistirse, por que si lo hacía podría asegurar que sería aún más doloroso.
Poco después alguien llamó a la puerta, pero Mauricio decidió que era mejor ignorar y aparentar que no había nadie, pero la persona del exterior era muy insistente, provocó que Mauricio rechinará los dientes y se levantará bruscamente. Al mismo tiempo que abrió la puerta fue derribado por alguien mucho mas alto y fuerte que él.
Damien entró sin pedir permiso y fue directo a encontrar al pequeño corderito, justo lo tuvo frente a él, no pudo evitar recorrer su cuerpo desnudo con la mirada, se paso la lengua sobre sus labios.
-¿Damien?
Damien volvió a sus sentidos y ayudo a el pequeño corderito a desatarse. -¿Cómo dejas que ese tipo te atrape?
-Soy un poco débil. - dijo lleno de lastima.
Damien no pudo evitar sentirse irritado, por poco se comen a su presa.
Damien ofreció amablemente llevar a su pequeña presa a casa, Abel aceptó avergonzado. La trayectoria a casa fue muy tranquila, nadie dijo nada, apenas y se escuchaban las respiraciones, pero todo el tiempo Abel no podía apartar sus ojos de Damien, en sus ojos había un poco de amabilidad y devoción, en algunos momentos podría decirse que incluso había un toque de amor y claro todo esto fue muy fácilmente percibido por Damien, que lo hacía sentir cada vez más victorioso.
No mucho después llegaron al departamento de Abel, tímidamente Abel invitó a Damien entrar, pero fue rechazado de inmediato, Abel
se avergonzó, pero aún así lo despidió amablemente.
En cuanto Damien entró al coche su mascara de amabilidad desapareció, sus ojos se volvieron fríos, había un poco de asco en
su cara. -Jeff dame un poco de tus pañuelos y gel antibacterial.
El chófer obedeció de inmediato.
Desesperadamente Damien restregó el lugar donde estaba sentado Abel, mientras lo hacía su cara no dejó de mostrar asco, era como si limpiara una pila de de estiércol, Jeff no se perdió detalle y sus ojos se oscurecieron fríamente.
En cuanto Abel entró a su departamento, estaba radiante de felicidad, tomó un baño caliente, cantaba y bailaba, se puso ropa bonita, se peinó hacía atrás, dejando ver un rostro hermoso y perfecto, se quito sus gafas falsas, quedando satisfecho con su apariencia, que era poco común en él. Invitó a su mejor amigo a unos de los mejores bares de la zona, en cuanto Rou recibió su llamada aceptó de inmediato.
Abel y Rou estaban en medio de la pista, bailaban juntos, pegaban sus cuerpos, era como si estuvieran seduciendo a los
transeúntes, nadie veía mal que dos hombres pegaran sus cuerpos así, ya que estaban en un bar gay.
En la zona VIP se encontraba un hombre de tal vez unos cuarenta, tenía una aura dominante, tenía guardaespaldas a su izquierda y a su derecha, podría verse a simple vista que era un hombre poderoso, los ojos del hombre veían a una sola dirección
y era justo donde se encontraban Abel y Rou, volteó a su derecha y miró a uno de sus guardaespaldas. -Invítalo aquí.
-Si señor.- el guardaespaldas sabía perfectamente a que se refería su jefe con invítalo, si había una respuesta negativa, solo llévatelo a la fuerza, y en cuanto a quien, eso era muy fácil saberlo ya que su jefe era muy obvio cuando veía a alguien que le gustaba.
Abel y Rou se tomaron un descanso, estaban sudados y cansados, tomaron algunos refrescos.
-Un chico guapo se acerca a nosotros- dijo Rou emocionado.
Abel lo miró pero no dijo nada, él conocía como era su amigo, si llegaba un chico guapo que quisiera intentar algo con él, Rou no lo rechazaría.
El chico guapo que había mencionado Rou, se acerco a ellos sin dudarlo, Rou estaba extasiado, mientras que Abel estaba incomodo.
-Mi jefe los invita a tomar algo en la parte de arriba.
-Lo siento ya nos íbamos- dijo Abel con cautela.
-¡No seas amargado! Te acabas de declarar gay- Rou dijo sin el menor toque de vergüenza.
Por otro lado Abel ya estaba rojo como un tomate. -Solo será un momento.- dijo Abel totalmente derrotado.
Cuando los tres entraron, el hombre dominante miro fijamente Abel como si fuera un lindo gatito, su mirada rápidamente cambio y se dirigió a su guardaespaldas que estaba al lado de Rou. - ¿Por qué no entretienes a este joven apuesto? Puedes ir a la habitación de a lado yo pago.
-Si señor.- el guardaespaldas sabía a que se refería su jefe, no quería hacerlo, pero no podía oponerse, él definitivamente no era gay,
pero ¿Quién lo mando a trabajar para un gay? Él mismo, así que no podría reclamarle a nadie. Invito a Rou, todo lo contrario a él, Rou
estaba emocionado.
Ahora el pequeño gatito estaba asustado hasta la muerte.
-Siéntate aquí.- el señor Daniel era alguien que sabía seducir y tratar a sus amantes muy bien.
Abel obedeció y se sentó en el lugar que se le indicaba. -¿Señor qué quiere de mi?
-Me recuerdas a alguien, ese alguien era muy importante para mi, pero por culpa de mi familia, por nuestros apellidos, no pudimos estar juntos.
-¿Me esta diciendo qué me esta tomando por un suplente?
-Claro que me recuerdas a él, pero tu eres diferente, me gustas más.- Daniel al ver como el pequeño gatito se sonrojaba, no dejaba de deleitarse.
-Tengo que irme.
-¿Tan pronto?
-Es un poco tarde.
Daniel podría ver que se sentía incomodo. -Salgan.- ordenó a los guardaespaldas, que obedecieron enseguida.
-¿Qué sucede?- preguntó asustado.
-No quiero que te sientas incómodo.- Daniel no podía resistirse más, lo tomó de la cintura y lo besó, su mano se metió debajo de la ropa y tocó su espalda, suave, tan buena de tocar.
Abel lo aparto bruscamente.-Esto no esta bien.
-Eres tan lindo, haces que te deseé más.- su voz era ronca.
Esto hizo que Abel se asustara más. -Ya me voy.
-¿Qué pasa con tu amigo?
-Él sabe como llegar a su casa.
Daniel no se molestó, al contrario lo veía divertido. - Esta bien puedes irte, después iré a buscarte.
Abel salió de inmediato de ahí con los pelos de punta, intentó llamar a Rou, pero el desgraciado no le contestaba, lo que significa
que está muy ocupado. Justo cuando Abel se marchó, Daniel llamó a uno de sus hombres. -Investiga todo sobre él.
Por la mañana Abel se despertó con dolor de cabeza, anoche no había tomado alcohol, solo que anoche no había podido dormir a
causa de lo que había sucedido, miró su reloj despertador y casi se cae de la cama del susto.
-¡Es tan tarde!
Salió rápidamente de la cama y sin bañarse, ni peinarse y apenas cambiarse de ropa, se fue directo a su escuela.
Corrió como un loco por toda la escuela, nunca en su vida había llegado tarde a la escuela, hoy sería su primera vez y esperaba que fuera la última, jadeando llego a su salón de clases, empujó la puerta con más fuerza de lo que esperaba, lo que hizo que toda la atención fuera puesta en él enseguida.
-¿Qué sucede con usted?
-¡Perdón por llegar tarde, ¿Me permite entrar?- Abel no se atrevió a mirar a su profesor a los ojos, en cambio solo miro las manos y los pies del profesor.
-Solo por que nunca antes has llegado tarde, pero que no se repita.
-Si.
El profesor lo miró de arriba abajo, el chico estaba despeinado, su ropa estaba arrugada, pero emitía una leve fragancia deliciosa.
Durante las clases el profesor César, sentía una ardiente mirada sobre él, giró sus rostro donde creía que vendría, era justo donde se encontraba Abel, pero el chico solo leía, giró su rostro a la dirección opuesta, ahí había tres chicas que no dejaban de mirarlo, “¿Era de ahí entonces?” él mismo no sabía por que se sentía tan decepcionado.
Al finalizar las clases Abel salió disparado del salón, no por que tuviera algo que hacer, en realidad estaba muerto de vergüenza para
mirar a su profesor,
Era tan obvio que no paso desapercibido para César, que vio como su estudiante evitaba mirarlo con el rostro sonrojado, César quería detenerlo para tener una conversación seria, pero al final no pudo hacerlo, ya que si lo hacía corría el riesgo de reírse de él en su propia cara.
Cuando Abel estaba lejos de la escuela, dejo salir un gran suspiro de alivio.
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Comments
Mary Vega
La historia no es mala, pero cansa mucho que no esté bien editada 😔me rindo...bays!
2024-01-17
1
Eukarina Rodriguez
me encanta me encanta me encanta 🤩🤩🤩 cuando que si y que no pero está retragado y son como Hulk todo verde de celos 😂😂😂😂
2024-01-17
4
Yansuk*
No se que pensar espero que mejore me da cosa que de cualquier idiota se deja o se enomora
2024-01-17
0