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Erick y Darren entraron con semblante sereno o eso aparentaban ya que por dentro estaban furiosos, cada uno llevaba a dos guardaespaldas con ellos, Darren hizo que sus guardaespaldas tomarán a su hijo, lo retuvieron aunque él intentará luchar.

Erick estaba furioso, caminó hacía Albert y lo tomó del pelo, lo arrastró y lo empujó justo en el suelo. - ¿Qué crees que estabas haciendo?.- Erick gritó con enojó.

Al otro lado estaba Darren, él solo observaba la situación, por alguna razón todo esto le parecía de cierta manera familiar.

Erick se puso a la altura de su hijo, con furia le dió un puñetazo, uno tras otro, Daniel estaba desesperado. - ¡Déjelo por favor! ¡Peguéme a mí! - Lloró Daniel.- Yo lo seducí ¡Todo fue por mí culpa! - Imploró, trato de escapar de los hombres, pero le era inútil.

Erick lo miró con cara sombría y pasó a ignorarlo, se dirigió a Darren en su lugar.- ¡Calla a tu hijo!

Darren lo miró, pero no dijo nada, fumaba un tabaco, parecía indiferente, esto hizo enojar a un más a Erick, Erick se llevó casi a rastra a su hijo, dejando solos a Darren y Daniel.

Darren se acercó a su hijo lentamente, le dió una patada directamente en el abdomen, Daniel solo pudo gemir de dolor, cuando creía que su dolor terminaría, recibió otro impacto similar o mucho más fuerte, volvió a gemir, golpe tras golpe, Darren era mucho peor que Erick, los guardaespaldas aún sostenían a Daniel, hasta ellos mismos estaban sorprendidos de la crueldad de su jefe hacía su propio hijo.

Ambos chicos faltaron a la escuela por una semana, cuando ambos se reencontraron no sabían si reír o llorar.

Daniel miró las mejillas de Albert aún con moretones, se sentía tan impotente, le daba tanta tristeza no poder tener el poder de evitar todo esto, el no poder estar con su persona querida sin tener que esconderse.

Albert miró a Daniel y sintió una inmensa felicidad, al parecer él no había sufrido nada similar a él, quería correr abrazarlo, pero sabía que solo podían hacerlo en privado, Daniel notó su inquietud y lo tomó de la muñeca, llevándolo a su lugar secreto.

cuando quedaron solos en la bodega abandonada, no sé resistieron y se dieron un abrazo tierno y cálido, Daniel no pudo seguir resistiéndose y bajo poco a poco directo a sus labios, el beso comenzó lento, lleno de amor, de calidez, incluso había un toque de tristeza, pero el beso se hizo mucho más intenso, lleno de pasión, caricias, la ropa comenzó a estorbar, su piel hacia fricción con cada Vaivén, se miraron a los ojos en cada momento, se extrañaron demasiado, no sabían cuándo se volverían a ver, así que tenían que aprovechar al máximo de su compañía.

Albert y Daniel continuaron viéndose a escondidas, no podían interactuar libremente, ya sus padres los vigilaban.

Se acercaba la fecha para firmar el acuerdo de la familia Casablanca, el descendiente varón, Daniel era mayor por una semana, solo tenían que esperar una semana más y ambos serían formalmente enemigos.

Daniel entró a la pequeña bodega, ahí ya estaba Albert, Albert comenzó a cantar una canción de cumpleaños, con un tono melodioso y con una gran sonrisa. Al mirar tal recibimiento Daniel comenzó a llorar de alegría.

Albert lo miró preocupado.- ¿Te sientes bien?

- ¡Eres lo mejor que me ha pasado en la vida! - lo sostuvo en sus brazos sin ganas de dejarlo ir.

- ¡Y tú lo eres para mí! ¡ Ahora pide un deseo! - trato de animar el ambiente sentimental.

- ¡Qué hermoso pastel! ¿Dónde lo compraste?

Albert lo miró avergonzado.- Lo hice yo.

- ¡Te quedó de lo mejor! - con eso apago las velitas del pastel, deseando estar siempre con su persona más querida.

Los dos disfrutaron tanto ese día, ese día sin duda fue para recordar toda la vida.

Por desgracia una semana después, no pudieron festejar el cumpleaños de Albert, las tres familias estaban reunidas, por lo menos sus representantes, estaban Erick y Albert Aguirre, Darren, Darío y Daniel Villalobo, Edgar y Esteban Casablanca.

Todos los presentes pusieron sus huellas dactilares en un documento realizado por Edgar Casablanca.

Y así la lucha comenzó....

Sara llegó temprano a la casa Aguirre, bebió un poco de té con su futuro suegro, la dama se portaba educada y sonriente todo el tiempo, lo que hizo que Erick estuviera muy satisfecho con la candidata, pero por otro lado Albert se sentía desesperado por ver a Daniel lo extrañaba mucho, quería escapar de casa solo para ir a verlo.

Erick dejó la casa sola, solo estaban Sara y Albert en ella, era más que obvia su intención, Sara subió directamente a la habitación de Albert lentamente, ahí estaba él con el semblante perdido y con tristeza, Sara sonrió, sería más fácil de lo que pensaba.

- ¿Estás bien?

-¿ Quién eres tú? - Albert parecía asustado.

- Yo soy tu máquina de parto.- rió divertida.

Pero Albert sentía su garganta ácida.

- Veo que no te sientes bien. - dijo Sara con falsa preocupación.

- Deberías irte. - quiso que se fuera de inmediato.

- Tengo un poco de medicina para que te relajes. - dijo con voz seductora.

- ¡No la quiero! - se inquietó.

- Parece que no has dormido bien, estás son pastillas para dormir.- dejó un frasco sobre la cama y salió de la habitación.

Albert lo pensó por un tiempo, realmente no había podido dormir por un mes, así que tomó una pastilla y se la tragó, poco después quedó profundamente dormido.

Sara se aprovechó de ese momento, ató a Albert , sus muñecas quedaron atadas a la cabecera de la cama, al igual que sus tobillos en el poste de esta misma.

Trato de darle estímulo, en realidad fue más difícil de lo que creía él no reaccionaba en absoluto, así trato de pensar en otro plan.

Albert comenzó a despertar, intentó moverse, pero no podía, se dió cuenta que estaba atado a la cama, además de eso estaba completamente desnudo. Eso no le gustó nada, al poco rato entró Sara con una botella de vino, Sara sonrió al verlo despierto, eso facilitaría las cosas.

- ¡Despertaste! - dijo feliz.

Albert la miró con rabia.

Sara se acercó a Albert con paso lento pero decidido, abrió la botella y lo hizo beber, aunque él intentará evadirla, no podía, así media botella cayó en su estómago.

Sara aprovechó y comenzó a tocarlo, Albert estaba completamente delirante, no sabía que ocurría, por desgracia Sara logró su objetivo más de una vez esa noche.

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