CAPÍTULO 11

Kenta: Catalogan a Shin como si fuera una máquina de bebés.

Natku: No es esa la intención, no solamente queremos a alguien que engendre nuestros hijos, sino queremos una compañera de vida, una mujer que nos alegre el día, una sensación femenina que nos saque de la rutina de ver hombres todo el tiempo. Para nosotros, nuestra mujer es lo más importante y se le debe proteger, cuidar, dar cariño y sobre todo respeto por lo que es, una hembra.

Kenta: Y eso de estar tocándola sin su permiso en un inicio del cortejo, ¿no cuenta como ser irrespetuoso?

Natku: Para los humanos eso es mal visto, para nosotros es como iniciarla a lo que seguirá más adelante; en otras palabras, si hubiéramos ido a nuestro objetivo, que era desvirgarla, hubiéramos ido al punto, aunque llegáramos a lastimarla. En cambio, cada uno de los que tuvieron oportunidad le mostraron a Shin que pueden ser cariñosos o apasionados en el momento del cortejo, sólo ella tenía la decisión de quedarse o de encontrar la manera de escapar, todo dependía de cómo se sintiera ella en ese momento.

Kenta: ¿Por qué te eligió a ti como el primero?

Natku: Porque le había advertido de algunas cosas desde un principio.

Shun: Ah, en tus días de vigilia…

Natku: Sí, sabía que tarde o temprano se iba a cansar de ser cazada, así que le dije la única manera de terminar con eso y accedió.

Shun: Por eso la atrapaste antes de que yo la encontrara.

Natku: Si, era mi turno, pero llegaste antes y pues, lo que hice no fue trampa.

Kenta: Una vez que Shin ya tenga a su primogénito, ¿ya no podrás acostarte con ella, Natku?

Natku: Buena pregunta. Vamos por partes:

No. 1: Nosotros solamente podemos tener un hijo, así es nuestra reproducción.

No. 2: Cuando tenga a mi hijo, será el turno de alguien más de embarazarla, pero yo seguiré acostándome con ella, cuando yo quiera.

No. 3: Esto último funciona para todos; es decir, por ejemplo: ya tenemos al primogénito con nosotros, sigue el turno de Kai, él y Shin tendrán sus intimidades, pero ella seguirá acostándose conmigo. Cuando nazca el segundo hijo, será el turno de Issei; Shin e Issei tendrán sus momentos a solas, pero Kai y yo podremos seguir teniendo a Shin en nuestros brazos. Y así sucesivamente...

Kenta: Por eso será la mujer de todos...

Mako: ¿Cuánto dura el embarazo?

Natku: Aproximadamente, 12 lunas.

Kenta: ¿Eh?

Shun: Un año, para los humanos.

Kenta: ¡Oh! Ya comprendí eso del vientre fuerte y fértil...

Mako: ¿Y para concebir?

Natku: No lo sé, intentándolo muchas veces, tal vez se pueda dar pronto.

Kenta: ¿Y nosotros? ¿Nos quedaremos aquí?

Shun: Ese es un problema que no podemos resolver, no tenemos idea de cómo regresarlo a su mundo.

Natku: Está noche lo discutiremos y veremos si podemos ayudarles, en el peor de los casos se pueden quedar aquí, como si fueran de la especie.

Shun: Bueno, nosotros nos retiramos. No olviden darle la medicina cuando despierte.

Los humanos asintieron, quedándose a hacer guardia. Por otra parte, en la sala de entrenamiento...

Shindra: Por eso preferí a Natku, es como la combinación de todos los demás.

Fumiko: Pero aún no has probado al arquero, ni al que dispara fuego...

Amei: Tampoco al que lee el pasado y al domador de animales...

Karimen: Ni Tayue, que es el mayor de todos ellos.

Shindra: Es cierto, hasta el momento sólo la mitad ha estado conmigo.

Fumiko: ¿Y quién es el mejor de esos cinco?

Shindra: No podría decidir quién, cada uno tiene su toque especial...

Karimen: ¿Por ejemplo?

Shindra: Mmm... Issei tiene unos hermosos ojos amatistas, me encantan; Kinto da mucha entrega en sus besos, aunque su mirada es muy penetrante, da miedo; Kai es muy caballeroso, además es tímido para dar un beso; Hayate es amable pero aprovechado, si tiene oportunidad de tenerme a solas, no lo dudaría ni un segundo y me tomaría; Shun no sé, por lo que me dijo creo que espera que yo sea obediente a sus reglas; y Natku es tranquilo y protector, pervertido, pero a la vez respetuoso.

Fumiko: También me gustaría tener a muchos chicos detrás de mí.

La ojos negros sonrió pervertidamente.

Karimen: Ahora ¿qué sigue?

Shindra: Pues estaré en entrenamiento para volverme fuerte.

Amei: ¿Y nosotros?

Shindra: No lo sé, me gustaría que se quedarán aquí, conmigo.

Amei: ¿Ya decidiste quedarte?

Shindra: Aquí pertenezco, en la tierra soy ignorada por mi familia y siempre me siento sola al llegar a casa.

Fumiko: Pues yo sí quiero quedarme aquí… si se pudiera…

Amei: Yo extraño a mi familia, pero también aquí es divertido.

Karimen: No sé, depende de lo que diga mi hermana, no puedo dejarla sola.

Shindra: De acuerdo, se respetarán sus decisiones. ¿Me muestran dónde se están quedando?

Fumiko: Claro, ¡vamos!

Por otro lado, Natku caminaba por los pasillos y se detuvo ante las puertas caídas del salón de entrenamiento, echó un vistazo y se dio cuenta que Shin no estaba, ni las demás humanas. Inhaló para ubicar el olor de su mujer y caminó hacia una dirección desconocida. La ojiazul entró a la recámara de sus amigas, con los mismos muebles que la recámara del hombre verde, pero sin rastro de plantas.

Shindra: ¡Es hermoso!

Fumiko: Si, es cuatro veces más grande que mi habitación.

Karimen: Solo es un par de metros más grande que la mía.

De pronto, unas cuerdas verdes penetraron las puertas para a atacar a Shin, ella los vio y saltó hacia atrás para esquivarlos; uno tras otro la obligaron a retroceder hasta que tropezó con el barandal del balcón, la chica cayó hacia atrás, pero alcanzó a sostenerse del concreto antes de caer a una muerte segura.

Amei: ¡Shin!

Natku: ¡Ninguna se mueva! O las mataré a todas...

Eso las paralizó; el ojos verdes se acercó al final de la balconada y no vio a Shin, después sintió una presencia y volteó, la ojos zafiro estaba recargada en el ventanal, con un raspón en su pierna.

Natku: Hay que trabajar en tus reflejos.

Shindra: Me tomaste por sorpresa.

Natku: Esa era la intensión, te voy a instruir en tus esquives para que puedas alejarte del peligro, aunque no sepas luchar.

Shindra: De acuerdo. Chicas, me retiro, que pasen buena tarde.

Karimen: ¡¿T-te vas con él?! ¡Acaba de amenazarnos de muerte!

Shindra: No se preocupen, solo era para que no intervinieran.

Natku: Permiso, humanas.

Las chicas se quedaron solas y perplejas ante lo que acaban de ver, ahora ese chico de ojos verdes tenía un gran dominio sobre Shin, quien había cambiado un poco desde que la dejaron sola en esa arboleda. Natku llevó a la castaña a lo profundo de la selva, entre ambos hay una separación de diez metros para empezar con las prácticas de reflejos.

Natku: Bien, pondré a prueba tus movimientos, puedes hacer uso de todo el terreno que quieras, recuerda que yo tengo ojos y oídos en toda la naturaleza verde. No te pediré mucho, esto determinará que tan duro serán tus clases con los demás.

Shindra: Espera, ¿los demás también me entrenarán?

Natku: Así es, necesitas aprender de todos nosotros para que subas de nivel de defensa y pelea.

Shindra: Está bien, ¡estoy lista!

Natku: Empecemos...

El ojos verdes subió sus manos, la tierra tembló y salieron grandes y gruesas lianas, disparadas hacia la chica, ella saltó de un lado a otro tratando de no tocarlas, pero eran veloces, algunas lograron rosarle, pero sus espinas le causaron daño.

Natku: ¡Salta más alto, impúlsate desde los árboles...!

Shindra saltó para evitar un ataque y sobre éste saltó para llegar más arriba, se tomó de una rama y subió hasta la copa de un árbol para esconderse.

Natku: Bien, pero ahora...

La ojos zafiro recordó las ramas que la aprisionaron en la corteza de un árbol, así que inmediatamente se quitó y empezó a moverse entre los árboles, como mono araña, - que inteligente... - pensó el joven mientras la seguía desde el suelo. Tomó mando de los árboles y los manipuló para que comenzaran a mover las ramas y hojas para atacar a la chica, ella veía el movimiento brusco que se empezaba a generar, tomó una de las ramas pero se enroscó en su muñeca, tuvo que dar un giro hacia arriba para quedar sobre el ramal y tiró de su brazo para romper la trampa, saltó y siguió huyendo.

- Perfecto - pensó el ojos verde, quien siguió corriendo detrás de su mujer. Shin ya tenía varios raspones en sus piernas y brazos porque no alcanzaba a esquivar todo el ramaje. Su ropa también estaba rasgada, la cual que dejaba ver parte de su brazo, pecho y espalda; cuando se posó en otro árbol unas enredaderas ya la estaban esperando, la sujetaron de uno de sus tobillos y la aventaron hacia otro árbol, la chica reaccionó, iba a estrellarse de espaldas, pero interpuso sus piernas para usarlas como resorte, flexionó y se impulsó hacia adelante, pero antes de seguir corriendo, el joven maestro la empujó con brusquedad y la hizo aterrizar a ese árbol que evitó tocar, posó su mano en el tronco para evitar que se fuera y la miró, agitada y con su ropa hecha un desastre.

Natku: Muy bien, aprendes rápido.

Shindra: Va a aumentar la dificultad, ¿verdad?

Natku: Claro, para que refuerces en lo que te equivocaste hoy.

Shindra: Qué difícil, pero daré lo mejor de mí… ya es tarde, hay que regresar.

Ella le sonrió, flexionó sus piernas para levantarse, pero él joven se lo impidió dando un palmazo en el tronco y se le acercó.

Natku: ¿Quién dijo que podías irte?

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