Afuera del castillo, una silueta nació desde la sombra de un árbol, se asomó Leyai con una cerbatana en la mano, se estaba escondiendo en la espera de los resultados de un plan que había estructurado, pero su mirada cambió cuando vio al cermurk aterrizando sobre un árbol para comer un fruto negro, ahí se dio cuenta que su idea había fallado y que no había noticias de la chica. Rompió la cerbatana al cerrar su puño y se desvaneció, convirtiéndose en uno con la sombra del suelo.
Volviendo a la pareja, dando una vista panorámica de la habitación, algunos muebles estaban desacomodados y otros volteados, esto se debe a que, anteriormente, cuando Tamayo se había transformado, un casi bestia, tomó a Shin de la cintura y la llevó hasta una cómoda que estaba en un extremo de la habitación, la sentó ahí e hizo lo suyo; cada vez que la chica llegaba a su límite, cambiaban de lugar de manera abrupta y hacían lo mismo, algunos muebles solo se caían, otros se rompían.
Poco después, Tamayo frunció el ceño y liberó toda su esencia dentro de ella, agotados, ambos se dejaron caer por el cansancio. Shin respiró con dificultad, nunca pensó que el amo de las bestias tendría un potente poder en la faena, por un momento creyó que podría salir peor que con Leyai, pero no, incluso fue mejor, más de lo que esperaba, aun con esa apariencia temible no dejó a un lado la caballerosidad de hacerla sentir bien, muy bien. La mujer cayó desmayada casi de inmediato, él aun no quiso separarse de ella, mientras la abrazaba con ternura, observó su cuerpo transformado, admiró la recamara hecha un desastre y agachó su cabeza, - espero no haberla lastimado…- dijo para sí. La cargo hasta la cama y la acostó, se acostó a su lado y arropó con las sábanas blancas sus cuerpos desnudos - creo que necesito unos minutos…- pensó y cerró sus ojos para dormitar… hasta que la puerta de su habitación fue abierta de un portazo.
Issei: ¡Tamayo!
Por abrir la puerta tan de repente, el albino tropezó y cayó de cara, detrás de él venía Nawako, Kinto, Natku, Hayate y Tayue, quienes se sorprendieron al ver a Tamayo en su nueva forma, entraron y cerraron la puerta.
Issei: Pero ¿qué te pasó?
Tamayo: Sólo fue una pequeña transformación, en una hora o dos volveré a la normalidad.
Hayate: ¡Wow! Al parecer aquí hubo una batalla...
Kinto: ¡Y qué batalla!
Natku: No la veo lastimada, pero ¿por qué está la recamara así?
Tamayo: Pues... Me avergüenza decirlo...
Nawako: ¡Ah! Lo hicieron en todos lados, ¿verdad?
Todos se quedaron con la boca abierta, Tamayo escondió su mirada colorada entre sus cabellos rubios.
Tayue: No entraremos en esos detalles. Tamayo, estamos tratando de atar algunos cabos, puedes contarnos ¿cómo es que llegó Shin a tu habitación?
Natku: Dinos todo lo que pasó.
Tamayo: De acuerdo. Llegué a mi alcoba para asearme y, de pronto, apareció un Cermurk cachorro que corría desesperado y tenía esto en sus alas…
El chico le entregó al ojos verdes el collar marchito.
Tamayo: Se lo quité porque lo lastimaba y lo dejé ir por el balcón, puse esa cosa aquí al lado de la cama y me metí a bañar, cuando salí, Shin ya estaba aquí, ¡lo juro!
Tayue: ¿Qué crees que sea?
Natku: Es un intento de amarre floral que segrega un olor a dulce, este hilo lo desconozco, pero esto con la combinación del coctel que venían empapadas las agujas, crea un afrodisiaco muy potente.
Kinto: ¿Quieres decir que estaba bajo el efecto de esa cosa?
Natku: Así es, ¿Shin estuvo todo el tiempo así?
Tamayo: No. Después de un rato, cuando se marchitaron las flores, volvió en sí.
Nawako: El que lo haya hecho solo quería que fuera a algún lugar atraída por esto, no para mantenerla inconsciente.
Hayate: Muy astuto. ¿Alguna idea de quien podría haberlo hecho?
Kinto: ¿No habrá sido el ojos rojos endemoniado?
Issei: Es cierto, no tenemos ninguna noticia de él.
Tayue: Mañana lo hablaremos con todos reunidos, ya es tarde, hay que descansar.
Tamayo: ¿Te la llevaras, Natku?
Natku: Está mejor aquí contigo, solo avísame cuando despierte.
Natku le sonrió de forma sincera a su hermano y se retiró, los demás no podían creer que haya decidido dejar a la chica en cama de otro. El ojos naranjas respiró aliviado ante tal respuesta y se recargó en la cabecera. Los demás maestros se despidieron y salieron de la alcoba. Tamayo arropó más a Shin y la acorrucó en su pecho, - espero que Duke sea el último en estar contigo, Shin… - pensó, sus ojos se hicieron pesados y cayó dormido, abrazando a la humana.
Al pasar tres días, Shin despertó y se dispuso a asearse y vestirse, el hombre bestia entró a su recámara y notó que la chica no estaba en la cama, escuchó el agua caer de la regadera y enseguida fue a buscar a Natku para darle la buena noticia, en el camino se encontró a Issei y éste lo acompañó a buscar al hombre verde. Ambos caminaron hacia la recamara y al entrar, se encontraron a su hermano planta con Karimen, él estaba boca abajo con la chica arriba, sentada sobre su espalda, tratando de evitar su huida, éstos dos alzaron la mirada y vieron a los hermanos observarlos con asombro y atónitos.
Natku: P-puedo explicarlo....
Karimen: Es normal que un hombre cambie de opinión hacia una mujer…
La chica de mechones soltó una risita coqueta.
Tamayo: ¿De qué hablas?
Natku: ¡Eso no es verdad...!
La chica aplastó esa cabeza verde con su mano, interrumpiéndolo.
Karimen: Soy más hermosa que Shin, y él lo sabe, así que no se sorprendan si ven el cambio de preferencia de Natku.
Natku: ¡Me tienes harto!
El chico se levantó y tumbó hacia atrás a Karimen, las enredaderas bajaron y aprisionaron a la chica, Issei movió un poco su cabeza y se desconcertó.
Issei: ¿Qué tienes en el cuello?
Natku: Me mordió.
Karimen: En mi mundo se llama chupetón.
Tamayo: ¿Y qué significa eso?
Shun: Es lo que hacen los humanos para demostrar que han estado con alguien.
Esa voz se escuchó detrás del rubio y del albino, el ojos oxford se adentró a la recamara y observó enojado a la chica.
Karimen: Así es.
Issei: ¡¿Estás diciendo que es como las mordidas de pertenencia?!
Tamayo: Pero, Natku, tú...
Natku: ¡No! No he estado con esta humana...
Issei: Te creo.
El ojos amatistas se acercó a la chica con mechones, pasó su mano sobre la mirada maliciosa de la ella y enseguida la durmió.
Issei: Estaba hipnotizada.
Shun: Sólo tú sabes hacer eso...
Issei: No fue obra mía, los humanos pueden ser empujados a un trance con facilidad, cualquiera puede hacer esto.
Shun: Shin no debe ver esa marca, Natku. Pensará que te involucraste con una de sus compañeras.
Tamayo: Por cierto, ella ya despertó.
Natku: Iré a verl...
De pronto escucharon un cristal romperse y el chillido de un animal, los cuatro salieron al balcón y vieron a una criatura de color morado uva con enormes alas cadavéricas y negruzcas saliendo de la habitación de Tamayo, con una de sus patas sujetando a Shin y, aunque ella intentaba zafarse clavándole un objeto punzante, fue en vano.
Natku: ¡Shin!
Tamayo saltó y emprendió el vuelo persiguiendo a la bestia, lo siguió Shun e Issei; Natku, por su parte, también saltó, pero inesperadamente, cayó. No podía volar, el cuello le ardía y el cuerpo le dolía, esto último por haber caído desde varios pisos de altura, sólo se limitó ver con coraje a la criatura alejarse con su pareja, varios aprendices fueron a auxiliarlo y lo llevaron dentro del castillo para tratarlo. Los otros tres, por su parte, persiguieron a la bestia que chillaba a con cada aleteada que daba, ahora la ojiazul lo rasguñaba y le daba puñetazos, pero nada de eso servía para soltarla.
Shun: ¿Qué criatura es esa?
Tamayo: Es un Porterruzg, es veloz y muy agresivo, estén atentos, ellos nunca vuelan solos.
Shun: Entonces si le disparo...
El cazador sacó su arcó y preparó una flecha.
Tamayo: ¡No! Te rebotará y con más fuerza de como la lances...
Issei: Y si le rebanamos la pata...
El albino sacó sus enormes y filudas uñas.
Tamayo: Si lo haces, se multiplicará. Yo me encargaré de la bestia, haré que suelte a Shin, les dejo el resto a ustedes.
Se transformó en hombre bestia en su etapa 1 y voló, desviándose a la derecha, luego con todo el peso de su cuerpo, embistió al porterruzg y éste soltó a su presa de la impresión mientras era empujado hacia el río. Issei usó su agilidad y atrapó a la chica en el aire, pero detrás de él se dirigió una segunda criatura y Shun alcanzó a darle una patada en una de sus alas, salvando al ojos amatistas, pero el arquero fue atrapado por la misma mientras caía.
Shindra: ¡Issei...!
Issei: Tranquila, ya estas fuera de peligro...
Otro porterruzg más pequeño lo tumbó por la espalda y lo separó de ella, Shin cayó arriba de la cascada que alimentaba al río, donde se encontraba un remolino y la succionó, llevándola aguas adentro. Cuando la protagonista despertó, estaba dentro de una cueva húmeda, con estalagmitas que goteaban agua, el interior estaba levemente iluminado con los huecos del techo que emanaban luz a los pocitos de agua y lo reflejaba en los muros, dando ese panorama verdoso que daba la sensación de estar en una gruta de mármol verde. Las gotas hacían eco al caer y el olor a lodo mojado embriagaba la atmósfera; la chica empezó a caminar dando cuidadosas pisadas, pues el piso estaba resbaloso, no dejó de tocar las paredes naturales con la esperanza de encontrar una salida. Afortunadamente no había sufrido ninguna herida externa, sólo si sentía su cuerpo un poco adolorido por la zarandeada del remolino; ya habían pasado un par de horas y seguía caminado, aún no encontraba la salida, su ropa y su cabello se habían secado por completo y sus ojos se acostumbraron a la poca iluminación.
Cansada, se sentó en una roca y sobó sus pies para calmarlos y seguir vagando. Se recargó y suspiró esperando un milagro de salir de ahí, sentía que, mientras caminaba, no estaba subiendo hacia la superficie, sino bajaba más y más; también le preocupaba la situación de sus salvadores, con esas criaturas atacándolos, dudaba que salieran ilesos. De pronto, escuchó a los lejos como algo se sumergía en agua, algo así como un clavado; el ruido parecía lejano pero perceptible, rápidamente se levantó y comenzó a caminar deprisa para no perder ese sonido. Se escuchaba el chapoteo cada vez más fuerte, incluso el camino se hacía estrecho, enfatizando una entrada donde el alumbrado era más grande, se acercó a esa entrada irregular y vio un manantial enorme, más grande que el que había visto antes con Kai, caminó un poco más y se asombró al ver diversos manantiales pequeños alrededor del grande, era un paraíso para relajarse y pasarla bien, quedó maravillada.
Kai: Shin, ¿qué haces aquí?
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