Capítulo 6

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Suspiro mirándola que estaba demasiado grave por la paliza, su piel que quedaba expuesta se podía ver como algunos golpes empezaban a verse de color morado.

-Me tienes que decir que es lo que más te duele – necesita saber a lo que me enfrentaría, lo que estaba peor podría tener hasta un hueso roto y no lo sabríamos, a veces si te parten una costilla y no te lo cuidas bien puede entrarte fiebre alta.

-La cabeza... - jadea ella. - Me da vueltas todo... - vuelve a hablar soltando otro quejido.

-Está bien cierra los ojos – la digo para que no se mareara tanto, era por el gran golpe que tenía en su cabeza por donde estaba perdiendo sangre.

-Déjame ir por favor te lo pido... no diré nada – dice ella llorando. - No puedo más quítame las cadenas al menos y te juro que te recompensare si es necesario – su voz sonaba desesperante, ya no sabía que hacer, todavía tenía cadenas sobre sus muñecas que estaban juntas para que no hiciera nada raro.

Después de lo que me hizo no me fío, por eso la enrolle las cadenas alrededor de sus muñecas.

-¿Para qué vuelvas a hacer lo que hiciste? No, gracias ya bastante consecuencias se llevó mi labio – la miro viendo como abre sus ojos de nuevo. - Si te vas tú y yo sabemos perfectamente que no te quedaras callada que iras a la policía, acabare metido en la cárcel por muchos años así que no me intentes liar porque ya se me todos estos trucos que intentas hacer – la dejo en claro, no se necesitaba un máster para saber lo que haría lejos de nosotros no pararía hasta que los dos acabáramos presos.

-Cada vez me siento con menos fuerzas, siento que esto es mi final – me dice sintiendo miedo en su voz.

-No es tu final vas a salir de esta ya lo veras – le aclaro intentando calmarla, lo menos quería es que se pusiera histérica en estos momentos.

-Espero que sea así todavía tengo que vivir muchas cosas – de nuevo vuelve a aparecer mi amigo.

-Ya era hora imbécil necesito de tu ayuda – le miro por encima de mi hombro.

-¿Mi ayuda? - suspiro.

-Si, necesito trapos cuanto más sean mejor y agua si puede ser que este caliente, hay que limpiarla las heridas y no tenemos cosas para desinfectarla – le explico lo que me tiene que traer y ya veo sus caras.

-¿Me ves ahora que soy médico o acaso tu chacha? - suelto un gruñido empezando a cabrearme de nuevo.

-¡MUEVE O TE VUELO LA TAPA DE TUS SESOS! - saco mi arma de la parte de atrás de mi espalda levantándome rápido para después apuntarle directo a su cabeza.

Me daba absolutamente igual que le conociera de hace muchos años, pero por su culpa estamos metidos en un buen lío y no muestra ningún interés ni tampoco esfuerzo en salir de esta, sería capaz de dispararle no me temblaba en pulso para nada.

-Joder tío... está bien ya voy a por lo que me dijiste relájate – puedo ver el miedo pasar por sus ojos al ver que iba muy enserio, no tarda nada en desaparecer de nuevo por la puerta cerrando detrás de él.

Narra Hera:

Le manda a su compañero ir a por las cosas, su voz sonaba molesta y tan dura que daba hasta un poco de miedo.

Mi cuerpo no paraba de temblar sintiendo cada vez más frío en mi cuerpo al estar perdiendo sangre.

Sentía que este sería mi final, nunca me imaginé que pasaría por una cosa así y que su amigo me pegaría tal paliza por intentar escaparme de ellos.

Por lo menos él chico que tenía enfrente de mí tenía más compasión conmigo, aunque me dio con su pistola, pero nada comparado con su compañero.

-Tranquila tenemos que bajarte la fiebre estas sudando con los paños te pondrás mejor, o bueno eso espero – intenta animarse a sí mismo. - Se que funcionan o bueno por lo menos con mi hermana ya que cuando ella ha tenido fiebre siempre conseguía bajársela – llevo sus manos a mi camiseta quitando uno por uno los botones.

-¡NO! ¿Qué haces? - mi cuerpo reacciona rápido a su tacto sobre mi piel pegándole en su pecho un empujón, pánico es lo que sentí con su tacto.

-Eh tranquila no te voy a hacer nada malo, estate tranquila solo quiero ayudarte a que te pongas mejor – intenta calmarme. - Voy a ponerte un paño en tu cabeza y otro sobre tu pecho es donde más sudas – se explica.

-Dame un motivo para confiar en ti, mira lo que hizo tu amigo nadie me dice que tu puedas hacerlo también - no me fiaba cien por cien en él.

-¡Se acabo! No pienso aguantar más tonterías solo me das dolor de cabeza – con eso me rompe la camiseta haciendo que los botones que quedaban saltaran, mi camiseta desaparece cuando me la quita con gran fuerza haciéndola casi trizas sobre sus manos.

-¡ERES UN BRUTO! - le digo con odio.

La puerta de nuevo se abre apareciendo el culpable por el cual me encuentro así.

-Menudas tetas apuesto contigo a que son operadas – dice su compañero mirando mi sujetador.

-Por favor que no mire, no quiero que este aquí - le digo rápido, me sentía sucia bajo la mirada de su compañero.

-No estas desnuda – le quita importancia él colocando después el paño en mi pecho y luego en mi cabeza sentía que estaba templado ni muy caliente ni muy fría.

Pero aun así mi cuerpo no dejaba de temblar y seguía teniendo cada vez más frío.

-Tengo mucho frío – le digo teniendo más temblores.

-No puedo taparte con mantas, si lo hago tu fiebre puede llegar a los cuarenta – levanta su cabeza mirando a su compañero. - Necesito más paños si queremos que su fiebre baje está empeorando – le explica, cada minuto sentía más miedo de acabar muriéndome en este sofá.

-No hay más busqué por todos lados y solo encontré esos dos – habla su compañero serio.

-Esta niñata se nos va a morir aquí inútil – le grita cabreado.

-No soy una niñata imbécil, tengo nombre y me llamo Hera – le digo cabreada.

-No me interesa en absoluto tu nombre de pija no me agradas ni quiero conocerte – me dice el imbécil moviendo los paños.

-Eres un bruto – le ataco.

-Gracias por tu piropo no era necesario – hace una pausa. - Voy a usar la venda que te tapaba para usarlo también nos vendrá bien – la coge estirando su brazo.

-Lo que tu digas, mi opinión aquí no importa – le digo sintiéndome cada vez más agotada.

Él tenía él pasamontañas puesto así que de todas maneras no podía ver su rostro, solo sus ojos y sus labios.

-No sé cómo puedes pensar que iría a la policía si ni te he visto tu cara no sé quién eres, no tengo ningún dato tuyo – ladeo un poco mi cabeza.

-Eso es lo que tú te crees, pero a día de hoy con solo los ojos puedes saber quién es esa persona, no creo que puedas olvidar estos ojos en tu vida – se señala a él mismo. - Y menos mi sonrisa – me dice con orgullo haciéndome de sonreír en estos peores momentos.

-Tienes el ego demasiado subido – le susurro temblando de nuevo mirándolo directamente a sus ojos que me llamaban la atención.

-Calla solo gastas fuerzas – la venda la moja poniéndola esta vez en mi abdomen haciendo que sintiera cosquillas con su toque.

-No vuelvas a tocarme hay – le digo seria, pero escapándose una sonrisa pequeña de mis labios, desde siempre he tenido muchas cosquillas en el abdomen, mi piel se eriza con solo si toque.

-Niña pija ni estando en tus peores momentos dejas de ser coqueta y caliente – sonríe él en respuesta.

-¿Coqueta? Eres un idiota solo que siento cosquillas en esa zona y ya no te pienses cosas que no son – le dejo en claro.

-Si tú lo dices... - se levanta su camiseta quitándosela por encima de su cabeza.

-¿Qué haces? - le digo impresionada mirando su pecho trabajado.

-Tranquila solo la usare como paño también, vas bajando poco a poco la fiebre, ¿no te abras quedado ahora ciega? O puede ser también que seas tonta – le miro seria.

-Lo que tu digas – le digo observando su abdomen hacía abajo.

-Ya vas mejorando la fiebre está bajando – sonrió al saber que estoy saliendo del peligro, los paños me estaban ayudando lo notaba.

-Todavía siento mi cabeza dar vueltas – lo miro.

-¿A si? ¿Estás segura? Porque, aunque tengas mareos tus ojos se divierten mirándome como lo estás haciendo ahora mismo... - me sorprendo que se haya dado cuenta.

-No te creas el culo del mundo – le digo levantando un poco mi voz.

-Si, si lo que tu digas no te enfades, solo digo la verdad para picarte – moja de nuevo su camiseta colocándola de nuevo.

-Voy a salir a buscar unos medicamentos para ella – habla de nuevo su compañero, me había olvidado que él seguía presente.

-Está bien, ves y ten cuidado por donde vas – con eso volvió a desaparecer.

-Sigo teniendo algo de frío – le digo sintiendo menos temblores, pero aun teniendo frío en mis dedos.

Te llevare a la cama para que te sientas mejor

Con eso me levanta con cuidado llevándome hasta un pequeño colchón estando más a gusto.

Él estaba cuidado de mí...

Para el próximo capítulo tenemos que llegar a 176 👍

Hera

Ryan

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