Capítulo 17

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La frase que me había dicho mi hermanastro no paraba de repetirse en mi cabeza una y otra vez...

Me doy media vuelta mirándole sin creerme aun que haya dicho eso, hace poco me estaba dando calabazas dándome un pequeño sermón de que no le gustaba que era su hermanita pequeña y no podía pasar nada entre nosotros y de repente me suelta eso.

-No hay quien te entienda Ryan, así solo haces que me confunda más es mejor que te vallas de mi cuarto – cojo valor cuando se lo suelto.

Se que no lo decía con mala intención para hacerme daño, porque él nunca me ha querido hacer daño, pero sin darse cuenta me lo está haciendo diciéndome eso.

Lo único que conseguirá es que yo sufra mas no pueda superarle y complicar más las cosas porque recuerdo que vivimos en la misma casa y nuestros cuartos están casi pegados uno del otro.

-Lo siento pequeña no sé qué me paso, no tuve que hacerlo perdóname – con eso me da la espalda caminando fuera de mi cuarto para luego dar un portazo desapareciendo.

¿Qué quieres de mi Ryan? Como puedo hacer para olvidarte, para superarte si solo tengo ganas de salir corriendo detrás de ti porque me muero por tus huesos... - digo en bajo cuando me dejo deslizar por la puerta hasta acabar sentada en el suelo.

Sin más rompo a llorar al sentir la impotencia de no poder dejar de sentir lo que siento por él, yo no le quiero para un rato para solo un simple beso y parece que eso no lo entiende él.

Me quedo un rato en el suelo llorando sin saber cómo voy a seguir actuando cuando me lo encuentre por la casa, porque muchas veces no le podre evitar...

Decido por darme una ducha para intentar despejar mi mente un poco al hacer cosas, pero, aun así, aunque me entretenga duchando y luego secando mi pelo Ryan no deja de estar en mi cabeza rodando.

Narra Ryan:

Entro a mi cuarto cerrando fuerte sentándome en la cama llevando mis manos a mi cabeza.

¿Qué hice?

Había besado a mi hermanastra, lo peor que no lo pude evitar me solio solo y termino gustándome demasiado...

Hoy ella estaba diferente en todos los sentidos hasta en su forma de vestir, al verla con un chico a solas en casa me hirvió la sangre como nunca me había pasado.

Me pensé lo peor de que había pasado algo entre ellos dos mientras que yo no estaba en casa, porque yo no tenía idea de que un compañero del instituto venía si no, no la hubiera dejado que él mocoso viniera.

Me dieron unas ganas tremendas de partirle la cara solo por el simple hecho de estar cerca de ella, no sé cómo me pude contener tanto, pero en esos momentos la rabia me había consumido, por eso me comporté así.

Eres un completo imbécil – me digo a mí mismo por haber besado a mi hermanastra.

Nunca le había visto con un chico que no fuera yo, al verla con él unos celos habían aparecido en mí.

Últimamente había tenido unos pensamientos muy tentadores con mi hermanastra, no había tenido bastante con ese beso quería más.

Me daban ganas de entrar de nuevo en su cuarto y comerla la boca hasta quedarme sin aliento...

Escucho al rato como la puerta de su cuarto es abierta, me levanto asomándome sin que me vea viendo que salía con una ropa diferente.

Ahora llevaba una falda diferente un poco más corta de otras que tiene y se suele poner, su camiseta era corta y llevaba sus labios pintados con un rojo intenso.

Antes de que termine de bajar las escaleras salgo de mi cuarto.

-¿Dónde vas? - ella levanta su cabeza cuando me escucha.

-Voy a comprar algunas cosas... - me contesta terminando de bajar las escaleras para seguir su camino.

-¡No tardes! - no la podía prohibir a que saliera a comprar cosas que necesitásemos, pero si tardaba mucho iría a buscarla no me gustaba que saliera así a la calle había mucha gente loca que eran capaz de hacer cualquier cosa.

Bajo las escaleras quedándome mirándola viendo como cogía las llaves saliendo por la puerta.

Estaba demasiado provocativa causándome sensaciones a mí, que de nuevo sintiera ese calor que sentí la otra vez cuando me mostro su sujetador nuevo.

Decido llamar al imbécil del otro para saber cómo estaban las cosas con la secuestrada, tenía que quedarme aquí en la casa cuidando de ella no podía irme y desaparecer otra noche más entera.

-¿Está todo bien por allí? - le pregunto caminando hasta llegar al sofá sentándome para prender la tele que también era robada.

-Esta todo controlado tuve que deshacerme del cuerpo de la mujer que mato el jefe, anda que te esperas para ayudarme – ruedo los ojos cuando le escucho.

-Mis padres no están tengo cuidar de la casa y de mi hermanastra – resalto la última palabra recordando lo que me conto mi hermanastra de lo que la hizo.

Todo a su tiempo...

-Con lo que sea te llamo si viene el jefe me inventare algo – eso sonaba mucho mejor.

-Está bien estaré pendiente del móvil por si acaso – no le dejo que me conteste termino la llamada guardándome de nuevo el móvil.

Me quedo viendo la tele pasan como diez minutos cuando la puerta vuelve a abrirse escuchándose el ruido de unas bolsas.

Levanto mi cabeza mirando hacia atrás encontrándome con Elena que traía comida.

Me levanto acercándome a ella dispuesto a ayudarla.

-Déjame te ayudo – cojo una bolsa quitándosela para caminar hasta la cocina.

-No hace falta que me ayudes puedo sola – la miro por un segundo negando con mi cabeza.

Ella estaba molesta y lo entendía porque era un estúpido...

Mientras que estaba sacando las cosas de la bolsa me fijo más en ella viendo que estaba incomoda después de lo que había pasado entre nosotros, la entendía yo tampoco me encontraba cien por cien cómodo, pero no nos podíamos evitar estábamos viviendo en la misma casa.

-No tiene por qué cambiar las cosas entre nosotros Elena – me atrevo a decirla llamando su atención.

-Las cosas cambiaron entre nosotros, aunque tú lo quieras negar, déjalo estar y ya está como tú dices no tuvo que pasar – pasa por mi lado para meter algunas cosas en el armario de arriba teniendo que ponerse de puntillas porque no llegaba.

Me adelanto quitándola las cosas de su mano poniéndolas en su sitio.

¿Por qué se había vestido así?

¿Acaso era para ponerme más nervioso de lo que ya lo estaba?

No puedo evitar no mirar sus labios que estaban rojos por el pintalabios dejándolos ver más provocativos.

Agacho mi mirada abriendo la nevera intentando controlarme, pero cada vez era más difícil.

Es tu hermana Ryan – me digo en mi mente sentándome en una de las sillas agachando mi cabeza para no mirarla a ella.

-¿Te encuentras bien? Lo siento si estoy siendo dura contigo, pero es que de verdad Ryan me lo pones muy difícil – escucho sus pasos hasta quedar a mi lado.

Yo intentando mantener las distancias para no cagarla más y ella se acerca cada vez más a mí.

-Estoy bien... - le quito importancia.

Siento una de sus manos como pasa por mi pelo acariciándolo consiguiendo que levantara mi cabeza mirándola a los ojos sin que ella dejase de acariciar mi pelo.

-Tú también me lo estas poniendo difícil... - se me escapa de mi boca porque en realidad quería pensarlo en mi cabeza.

-Es mejor que me valla arriba – me dice ella con sus ojos humedecidos dándose la vuelta para irse, pero mi mano la detiene atrayéndola más hacía a mí.

Suelta un jadeo sorprendida por pegarla contra mí, bajo mi mano hasta su cintura sin dejarla de mirarla a los ojos.

Mi otra mano sube despacio hasta su mejilla acariciándola llevando mi dedo gordo hasta su labio tocándolos dejando pintalabios en mi dedo manchándolo.

Siento como su respiración se atasca cuando siente mi dedo en su labio, el ambiente entre nosotros cambia por completo.

-No voy a poder resistirme contigo... - abro mis piernas pegándola más contra mí.

Me sorprendo cuando ella toma la iniciativa besándome, nuestros labios vuelven a moverse al compás devorándonos con ganas.

No me importaba terminar con mi boca manchada de su pintalabios solo quería comerla en todos los sentidos.

Me agacho un poco sin romper el beso atrapando sus piernas para sentarla encima de mis piernas juntándonos más.

Moria por volver a sentir sus labios sobre los míos, no soportaba que otro chico estuviera a su lado.

Me mataba de solo pensarlo y no sabía porque....

Nunca había sentido eso, pero ahora lo sentía y no quería soltarla.

Nos separamos intentando recuperar el aliento, pero solo ver como se muerde sus labios agitada me provoca más levantándome de la silla cogiéndola llevándola hasta el sofá.

La dejo tumbada en el sofá colocándome encima de ella sin plantar todo mi peso volviendo a juntar mis labios con los suyos.

Ya no podía detenerme por más que quisiera...

Para el próximo capítulo tenemos que llegar a 520 👍

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