Capítulo 13

Ya era la hora de salida y Elisa mira nuevamente el portón de la entrada como los estudiantes se marchaban. Hori se despedía de sus amigos y nuevamente se queda en la entrada principal esperando. Elisa prefiere no seguir mirando, ya que esto le rompía el corazón, no soportaba verlo sufrir y saber que ella era la causa de su angustia. Nuevamente sale por la puerta de atrás y comienza a caminar en dirección a la casa, cuando se sobresalta al escuchar la bocina de un vehículo que le llamaba.

— Elisa, sube ¿Te llevo a tu casa? — le hablaba Mateo desde el interior del vehículo

— Gracias, pero no quiero molestarte

— Si fuera molestia no te ofrecería llevarte. Al menos que quieras caminar o si te quieres encontrar con alguien

— Claro que no — Elisa sube al vehículo y se alejan del lugar

Charlaron ambos de camino a casa, esto ayudó a Elisa a calmar la pena que tenia de dejar a Hori esperando nuevamente.

— Podríamos salir a tomar un café o unas copas, ¿qué dices? — le preguntaba Mateo cuando ya habían llegado a la casa.

— Eso sería agradable, pero hoy tengo que corregir algunos exámenes de nivelación

— No te lo digo por hoy, puede ser cualquier otro día

— A sí, me parece bien

— El sábado es el almuerzo en la casa de la hermana del director — le recordaba Mateo— El lugar es lejano ¿Quieres que te pase a buscar?

— Si, por favor, ya que no sé dónde es y no sé cómo llegar — se lo decía realmente agradecida

— Bien, entonces este sábado pasaré a recogerte. Te haré recuerdo mañana de todos modos

Mateo se despide y Elisa ingresa a la casa. Nuevamente recordaba a Hori, pero entendía que ya no podía estar así, debería conocer a más personas que abran su mundo a no solo pensar en él y sería conveniente salir con sus colegas y formar nuevos lazos de amistad en esa isla, así que se había propuesto a aceptar las invitaciones que le hagan.

Ya era viernes y las clases habían concluido. Elisa no miraría si Hori le estaba esperando afuera en el portón de la escuela, así que, tomó su bolso y se dirige a la salida trasera para evitar verlo, como ya se estaba haciendo su costumbre. Caminaba cabizbaja, sabía que se estaba deprimido, ya que no podía dejar de pensar en él, solo quería que le abrace y le volviera a dar uno de esos exquisitos besos con sus gruesos labios que le hacían suspirar. Mientras pensaba en eso, choca con alguien antes de salir a los estacionamientos por no mirar por donde iba

— Disculpe — dice Elisa y levanta la vista para darse cuenta de que había chocado con Hori.

— ¿Salías por la puerta de atrás para evitar verme? — enjuiciaba Hori molesto

— No, yo... solo quería... — Elisa no sabía cómo responder. Se sonrojó y nuevamente sus ojos brillaban por contener las lágrimas.

Hori la toma por la muñeca y la lleva a un lugar que estaba entre los basureros y la pared de la escuela, alejado de la vista de alguien curioso

— no respondes mis llamados, no contestas mis mensajes, evitó hablarte en la escuela, así que solo te esperaba en la salida para acompañarte a casa, ya que vas en la misma dirección que yo — en la voz de Hori no se podía descifrar cuál era su sentir, si era enfado o tristeza.

— Pero ya no tengo nada que hablar contigo, así que no entiendo porque continuas con esto

— ¿Tienes idea de cuánto tiempo te espere en la entrada? Más de dos horas, hasta que cerraban.

— Pero me hablas como si fuera mi culpa. Yo no puedo hacerme responsable por tus decisiones

— Solo quiero que sepas, que tú ganas. Ya no te seguiré, se terminó — diciendo esto, se da la vuelta y se marcha.

Que Hori dijera eso, dolía como si fuera un golpe con fuerza en la cara. Esto sacudió todas las emociones de Elisa y mordía sus labios para evitar llorar o gritarle que no se vaya. Presionaba sus manos con fuerzas en su bolso y camina en dirección a su casa. Sentía que cada paso que daba el piso desaparecería, pero ¿qué más podía esperar?, esto era lo que ella había decidido y era lo correcto, pero era lo correcto para la sociedad, no para ella o para Hori.