NovelToon NovelToon
El Despertar Del CEO Al Amor

El Despertar Del CEO Al Amor

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / CEO / Matrimonio contratado / Triángulo amoroso / Completas
Popularitas:84
Nilai: 5
nombre de autor: Edna Garcia

Ethan Vieira vivía en un mundo oscuro, atrapado entre el miedo y la negación de su propia sexualidad.
Al conocer a Valquíria, una mujer dulce e inteligente, surge una amistad inesperada… y un acuerdo entre ellos: un matrimonio de conveniencia para aliviar la presión de sus padres, que sueñan con ver a Ethan casado y con un nieto.

Valquíria, con su ternura, apoya a Ethan a descubrirse a sí mismo.
Entonces conoce a Sebastián, el hombre que despierta en él deseos que nunca se había atrevido a admitir.
Entre secretos y confesiones, Ethan se entrega a una pasión prohibida… hasta que Valquíria queda embarazada, y todo cambia.

Ahora, el CEO que vivía lleno de dudas debe elegir entre Sebastián, el deseo que lo liberó, y Valquíria, el amor que lo transformó.
Este libro aborda el autoconocimiento, la aceptación y el amor en todas sus formas.

NovelToon tiene autorización de Edna Garcia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 10

Los días en Italia comenzaron a tener su propio ritmo.

La rutina de Ethan y Valquiria era tranquila, casi doméstica: se despertaban temprano, desayunaban en el balcón con Monserrat y luego salían juntos para cumplir con los compromisos en la clínica.

El doctor Bellucci acompañaba todo con profesionalismo y gentileza.

Hablaba sobre exámenes, resultados y plazos, siempre con una sonrisa tranquila. Ethan, aunque incómodo, intentaba cooperar, mientras Valquiria parecía determinada a cumplir el plan.

En uno de los encuentros, el médico explicó que necesitarían permanecer en Italia por lo menos cuatro semanas.

—Es el tiempo necesario para garantizar que todo salga bien —dijo él, mientras anotaba algo en una tablilla. —Después de eso, podrán volver a Brasil con tranquilidad.

Ethan asintió, aún sin saber qué sentir.

Valquiria, por otro lado, demostraba serenidad.

—No tenemos prisa, doctor —respondió ella. —Aprovecharemos este tiempo para descansar.

Aquella noche, después de la cena, Ethan y Valquiria caminaron por el jardín de la casa de Monserrat. El aire fresco de la primavera italiana envolvía a los dos.

—Pareces tranquila con todo esto —dijo Ethan, rompiendo el silencio.

—Aprendí a ser práctica —respondió ella, mirando el cielo estrellado. —La vida ya me ha dado pruebas de que esperar demasiado no cambia nada.

Él la observó de perfil. La luna se reflejaba en su cabello, y por un instante, Ethan percibió que había algo fuerte y al mismo tiempo dulce en Valquiria.

—Aún creo que todo esto es una locura —confesó. —Pero no puedo negar que admiro tu valentía.

Ella sonrió, sin quitar los ojos del cielo.

—Y yo admiro tu sinceridad. Incluso cuando intentas esconderlo, dejas traslucir lo que sientes.

Ethan rió levemente.

—¿Te sientes una especie de heroína, ayudándome a fingir una vida perfecta?

Valquiria negó con la cabeza.

—No, Ethan. No veo esto como un fingimiento. Es una elección. Nos estamos ayudando el uno al otro. Tú me diste un nuevo comienzo cuando me tendiste la mano. Yo solo estoy correspondiendo.

El silencio volvió por algunos segundos, pero era un silencio cómodo, casi cómplice.

—A veces, pienso que eres demasiado buena para este mundo —dijo él, en un tono sincero. —O tal vez solo más fuerte que yo.

Ella desvió la mirada, una sonrisa discreta se formó en sus labios.

—Y yo creo que eres más sensible de lo que dejas traslucir.

Los días siguientes fueron tranquilos.

Durante la semana, iban a la clínica para nuevas consultas y exámenes; los fines de semana, exploraban los alrededores de Roma, visitando pueblitos, pequeñas cafeterías y librerías antiguas.

Valquiria parecía guiar a Ethan por un mundo que él desconocía —un mundo más ligero, simple y lleno de pequeños encantos.

En una tarde, sentados en un café, Ethan preguntó:

—Valquiria, ¿nunca pensaste en enamorarte de verdad?

Ella rió, moviendo el azúcar en el capuchino.

—Ya pensé. Pero también ya aprendí que no todo amor está hecho para durar. Algunos aparecen solo para enseñarnos a conocernos mejor.

—¿Y crees que nuestro… —él vaciló — …acuerdo no podrá lastimarte a ti ni a mí?

Valquiria lo encaró, seria.

—No lo sé, Ethan. Pero no descarto nada en la vida. A veces, el corazón decide por cuenta propia, ahora vamos a cruzar los dedos para que esta inseminación funcione, y realmente quede embarazada.

Él desvió la mirada, sintiendo una leve incomodidad.

No sabía lo que estaba sintiendo.

Valquiria era su cómplice, su amiga, su salvación.

Pero había algo nuevo surgiendo —algo que él temía reconocer.

Cierta mañana, el doctor Bellucci los llamó para conversar.

—Todo está yendo bien —dijo, sonriendo. —Los resultados son positivos. Ahora necesitamos solo acompañar algunos días más antes de liberar el regreso a Brasil.

—Eso significa que… —comenzó Ethan, hesitante.

—Significa que hay grandes chances de éxito —completó el médico, diplomático. —Pero es temprano para afirmar cualquier cosa definitiva.

Valquiria sonrió, agradecida.

—Haremos todo conforme el señor nos oriente, doctor.

Al salir de la clínica, Ethan aún parecía aturdido.

—¿Te das cuenta de lo que está sucediendo? —preguntó. —Estamos creando una historia que va a cambiar todo.

Valquiria lo miró con serenidad.

—Me doy cuenta, Ethan. Y también sé que a veces las historias más improbables son las que nos salvan.

Él respiró hondo, encarando el horizonte.

—Solo espero que ninguno de nosotros se pierda en medio de esta farsa.

—No es una farsa —respondió ella, con dulzura. —Es un recomienzo.

Las semanas pasaron más rápido de lo que imaginaban.

Entre idas a la clínica y paseos por la ciudad, Ethan comenzó a sentir algo nuevo —una sensación de ligereza que no experimentaba hacía años.

Valquiria, con su presencia tranquila, se había vuelto parte indispensable de sus días.

Una noche, sentado en el balcón de la casa de Monserrat, él observaba a Valquiria conversar animadamente con su madre.

Reían, gesticulaban, intercambiaban miradas cariñosas.

Ethan sonrió, casi sin percibirlo.

Monserrat notó la mirada de él y comentó en italiano:

—Ella siempre tuvo ese don. De iluminar los lugares por donde pasa.

Ethan respondió con sinceridad:

—Ella hace eso con las personas también.

Monserrat sonrió, satisfecha.

—Entonces entiendes por qué yo confío tanto en ella. Cuida de mi hija, Ethan.

Él asintió, la mirada aún fija en Valquiria.

Tal vez cuidar de ella fuera más fácil que cuidar de sí mismo.

Y mientras el viento frío de la noche soplaba por las colinas italianas, Ethan sintió algo cambiar silenciosamente dentro de él —una semilla de afecto que comenzaba a brotar en el terreno árido de su corazón.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play