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Burn Notice

Burn Notice

Status: En proceso
Genre:Terror / Romance / Pérdida de memoria / Salvando al mundo / Apocalipsis / Zombis
Popularitas:388
Nilai: 5
nombre de autor: B.E.M

En un mundo roto por criaturas sin alma, un chico despierta en un bosque, su mente vacía, con solo un cuaderno para anclar su existencia. Rescatado por Ana, una joven arquera, y su hermano León, se une a su peligrosa búsqueda de un refugio seguro en Silverpine.

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La Batalla capitulo 10

El aire se quiebra con el rugido de cien rebeldes que cargan hacia el muro del Capitán, un torrente de furia desatada armado con cuchillos mellados, machetes ensangrentados, hachas oxidadas, arcos temblorosos y unas pocas ametralladoras que rugen en manos de hombres corpulentos, sus músculos temblando bajo el peso del metal. Sus gritos de guerra, un lamento salvaje y desesperado, resuenan como un eco de desafío mientras avanzan, decididos a derribar la barricada que separa la libertad de la opresión. Pero los Cuervos, encaramados en el muro como buitres, responden con una tormenta de balas y cócteles molotov que llueven del cielo. Las explosiones desgarran la noche, iluminando rostros contorsionados de terror mientras las botellas incendiarias estallan entre los rebeldes. Las llamas devoran carne y ropa, el crepitar de la piel quemándose mezclándose con alaridos de agonía. Cuerpos arden como antorchas vivientes, desplomándose en montones humeantes, la tierra empapada de sangre y cenizas.

La batalla se transforma en un baño de sangre apocalíptico. El suelo se tiñe de un rojo visceral, salpicado por los cuerpos destrozados de rebeldes y Cuervos por igual, sus extremidades arrancadas esparcidas como despojos. El estruendo de los disparos se entrelaza con gritos desgarradores, un caos ensordecedor que retumba en los oídos y aplasta el alma. Una explosión cercana sacude la tierra, lanzando escombros y polvo al aire, fragmentos de hueso y carne volando en todas direcciones. Los rebeldes trepan el muro con uñas y dientes, sus manos resbalando en la sangre de los caídos, mientras flechas y machetes chocan contra escudos y balas zumban como avispas furiosas. El olor a quemado, pólvora y muerte lo impregna todo, un hedor que se clava en la memoria como una marca de horror.

En medio del tumulto, León está paralizado, su cuerpo temblando como una hoja al viento. El cuchillo en su mano vibra con su pulso desbocado, los ojos abiertos de par en par reflejando el infierno que lo rodea: un amigo cayendo con un agujero humeante en el pecho, otro devorado por las llamas. El miedo lo atenaza, su respiración entrecortada mientras murmura el nombre de Ana como un mantra roto. Zoe, a su lado, grita órdenes con una voz que se quiebra bajo la presión, su katana destellando al decapitar a un Cuervo que se lanza hacia ellos.

—¡León, muévete! —ruge, pero él solo puede asentir, atrapado en un torbellino de pánico y lealtad.

El caos se desata aún más cuando los Cuervos emergen de los techos de las casas que flanquean la barricada, sus siluetas negras contra el cielo en llamas. Con movimientos fríos y precisos, abren jaulas oxidadas, liberando una horda de caminantes que se derrama como una marea de muerte. Los monstruos, piel podrida colgando de sus huesos, se abalanzan sobre los rebeldes con hambre insaciable, mordiendo y desgarrando carne con garras negras. Gritos de terror rasgan el aire mientras un caminante arranca el brazo de un rebelde, la sangre salpicando el rostro de León, quien retrocede tropezando. Las filas rebeldes se deshacen, el pánico cundiendo como una plaga.

Zoe, agotada pero inquebrantable, sigue luchando, su katana cortando cabezas y brazos con una precisión que se tambalea bajo el cansancio. La sangre y el sudor le corren por el rostro, tiñendo sus ojos de un rojo oscuro, su respiración un jadeo entrecortado mientras protege a un grupo de rebeldes heridos cerca del muro.

—¡Aguanten! —grita, su voz ahogada por el llanto que reprime, viendo cómo un compañero cae bajo las fauces de un caminante.

Liam, desde una posición elevada entre las ruinas, observa el desastre con horror, sus manos temblando mientras carga una pistola. Los caminantes se multiplican, devorando a los suyos, y un nudo de desesperación le aprieta la garganta.

—¡Zoe, hay que irnos! —grita, esquivando a un caminante que se lanza hacia él, su machete cortando aire—. ¡Esto se perdió!

Zoe, cubierta de sangre ajena y propia, se sacude de su agarre, los ojos encendidos de furia y lágrimas.

—¿Querés retirarte? —ruge, decapitando a otro caminante con un movimiento brutal, la hoja salpicando sangre en su rostro—. ¡La noche ya está aquí, y la batalla está perdida!

Su voz se quiebra, un grito de rabia y dolor mientras contempla los cuerpos destrozados de sus amigos, pero se niega a rendirse, blandiendo la katana como un escudo contra el destino. Liam insiste, tirando de ella con fuerza.

—¡No hay nada que hacer! Los caminantes nos superan, y los Cuervos nos masacran. Si no nos vamos ahora, moriremos todos.

Su voz se quiebra, la imagen de Emma y su juramento de protegerla revolviéndose en su mente. Zoe lo mira, el fuego en sus ojos apagándose lentamente, y asiente con un sollozo ahogado.

Mientras tanto, Ana y Emma, apenas saliendo de la veterinaria donde se escondieron, pisan el exterior y se encuentran rodeadas por una horda de caminantes atraídos por el caos de la batalla. Las sombras se llenan de gruñidos, manos podridas extendiéndose hacia ellas. Emma, con el machete en mano, actúa de inmediato, cortando el aire con precisión letal. La hoja se hunde en el cráneo de un caminante, y otro cae con un golpe seco que separa su cabeza del cuello, la sangre negra salpicando el suelo.

—¡Quédate atrás! —grita, pero los muertos avanzan sin tregua, sus pasos tambaleantes resonando como un tambor fúnebre.

Ana, al principio paralizada, siente el miedo disiparse mientras observa a Emma luchar con una furia casi divina. Algo se enciende en su interior, un instinto de supervivencia. Agarra un trozo de madera afilada del suelo, sus manos temblando, y con un grito primal se lanza hacia un caminante, clavando la madera en su ojo con un crujido húmedo. Otro cae cuando Emma lo decapita, pero la marea de cuerpos podridos las rodea, las garras rozando sus ropas. Emma, jadeando, mira a Ana con orgullo.

—¡Sigue así! —grita, pero la desesperación crece mientras luchan espalda con espalda, el sonido de la batalla lejana mezclándose con los gruñidos de los muertos.

En una celda sucia y fría, Joel yace en el suelo, su cuerpo exhausto y su mente a la deriva en un mar de dolor. Las lágrimas se mezclan con la mugre de su rostro mientras murmura los nombres de sus amigos —Ana, con su valentía silenciosa; León, con su corazón fraternal; Robb, con su inocencia atrapada en el caos; Mark, duro pero leal— como una oración rota.

—Nunca los volveré a ver —susurra, su voz un eco perdido en la oscuridad.

De pronto, la puerta de la celda se abre con un chirrido metálico, y un guardia entra riendo, agitando el cuaderno gastado que Joel llevaba consigo.

—¡Todo está en orden con este cuaderno! —se burla, las páginas crujiendo en sus manos.

Joel entrecierra los ojos, el cansancio nublando su visión, pero una leve sonrisa se dibuja en su rostro al reconocer algo familiar. Es Robb. Bajo la capa de suciedad y la armadura raída, los ojos nerviosos del hijo de Mark lo delatan. El guardia —o más bien Robb— se detiene, el sarcasmo desvaneciéndose.

—¿Jo... Joel? —susurra, bajando el cuaderno, la confusión y el alivio luchando en su expresión.

Robb se agacha rápidamente, desatando las cuerdas que atan a Joel con dedos temblorosos.

—Fue difícil venir por vos, Joel —murmura, su voz tensa—. Tuve que esquivar guardias y esconderme como rata.

Joel, apenas consciente, lo mira con gratitud, las cuerdas cayendo al suelo con un sonido sordo.

—Tranquilo, no maté a nadie —añade Robb con una sonrisa nerviosa, ayudándolo a levantarse—. Vamos al garaje, mi padre ya está ahí. Tuve que obligarlo a esperar mientras venía por un amigo... vos.

Joel, tambaleándose, se apoya en Robb, quien lo guía hacia la puerta. Robb suelta una risa suave, casi incrédula.

—Mi padre es duro, pero no puede perderme. Si no esperaba, me iba solo.

Se ríe de nuevo, intentando aligerar el momento, mientras saca a Joel de la celda. El sonido de la batalla lejana resuena como un recordatorio urgente.

—Vamos, rápido, antes de que alguien note que faltás —susurra Robb, apurando el paso por el pasillo oscuro.

En las afueras del pueblo, los rebeldes, reducidos a un puñado de sobrevivientes ensangrentados y rotos, corren desesperados hacia el bosque, dejando atrás el muro y la plaza convertida en un cementerio de sangre. El sonido de disparos y los alaridos de los caminantes persiguen sus pasos, el crujir de sus botas en la huida resonando como un lamento. Zoe, con el rostro contraído por la rabia y la frustración, se detiene un momento, su katana goteando sangre mientras grita con voz ronca:

—¡Retirarse!

Sus ojos brillan con lágrimas contenidas, el peso de la derrota aplastándola. León, Liam y Zoe corren juntos hacia el bosque, sus respiraciones agitadas llenando el aire con un ritmo desesperado. Los caminantes, atraídos por el caos, los persiguen con pasos tambaleantes pero implacables, sus gruñidos resonando como una sentencia de muerte. El bosque se cierra a su alrededor, un manto negro y opresivo que traga la luz del amanecer. Las ramas azotan sus rostros, y las raíces del suelo amenazan con hacerlos tropezar mientras huyen, el sonido de los muertos acercándose como un tambor fúnebre. León, con el cuchillo en mano, mira hacia atrás, el miedo apretándole el pecho hasta casi asfixiarlo. Liam, jadeando, susurra:

—¡Más rápido! No podemos dejar que nos alcancen.

Zoe, al frente, corta una enredadera con un golpe seco, liderando la retirada hacia la incertidumbre del bosque oscuro, su katana temblando en sus manos agotadas.

Nota 10

Nombre: bestia

Historia: los guardias hablaban de una bestia un tipo de caminante peludo con ojos rojos y garras enormes dice que aparecieron un poco después de Los Caminantes ¿son una mutación? o ¿unas variantes de Los Caminantes? algo más No lo sé, pero nadie ha visto uno solo una leyenda

1
Kino No Tabi
¡No te detengas, por favor!
Glenda
Me has dejado en suspenso, necesito saber lo que va a pasar, ¡actualiza pronto por favor!
B.E.M: gracias mañana temprano salen 2 capítulo más
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