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BUSCANDO A MI LUNA

BUSCANDO A MI LUNA

Status: Terminada
Genre:Hombre lobo / Amor a primera vista / El Ascenso de la Reina / Completas
Popularitas:17.8k
Nilai: 5
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

“El heredero del Trono Lunar podrá gobernar únicamente si su alma está unida a una loba de sangre pura. No mordida. No humana. No contaminada.”
Así empezaron siglos de vigilancia y caza, de resguardo y secreto. Muchos olvidaron la razón de dicha ley. Otros solo recordaban que no debía ser quebrantada.
Sin embargo, la diosa Luna, que había decidido el destino de Licaón y de aquellos que lo siguieron, seguía presente. Miraba. Esperaba. Y en silencio, tejía una nueva historia.

Una princesa nacida en un lugar llamado Edmon, distante de las montañas donde dominaban los lobos. Su nombre era Elena. Hija de una mujer sin conocimiento de que provenía del linaje de la Luna. Nieta de una mujer que había amado a un hombre lobo y había mantenido su secreto muy bien guardado en su corazón. Elena se desarrolló entre piedras, rodeada de libros, espadas y anhelos que no eran aceptados en la corte. Era distinta. Nadie lo comprendía plenamente, ni siquiera ella misma.

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 9 – EL NOMBRE DE MI LUNA.

NARRADOR.

Las ramas eran suaves bajo el peso de los caballos, mientras una brisa ligera movía las hojas, trayendo consigo viejos secretos. Kael iba adelante, con la humana —su humana— sujetándose a su espalda. Detrás, Derek llevaba a la doncella herida, con una expresión que mostraba incomodidad constante en su rostro. Tres guardias los seguían en un grupo disperso, alerta y tensos.

Elena mantenía una postura erguida, pero sus brazos rodeaban con firmeza la cintura del hombre que la guiaba por un bosque que se tornaba más espeso, más húmedo y más extraño. No decía nada, pero su mente corría tan rápido como los caballos.

—¿Puedo preguntarte algo? —rompió al fin el silencio.

Kael no se volvió, pero su voz profunda respondió sin dudar:

—Sí.

—¿Cuál es tu nombre?

Un breve silencio se estableció entre ellos, como si incluso el bosque estuviera conteniendo la respiración.

—Kael —respondió finalmente.

Elena asintió levemente, apretando sus labios.

—Lo sabía, escuché cuando gritaban tu nombre en el mercado…

Kael inclinó levemente la cabeza, tratando de ocultar su sorpresa.

—¿Y tú… cómo te llamas?

—Elena —contestó ella, sin titubeos—. Ya no soy princesa. Solo Elena.

El nombre resonó en su pecho como una campana. Kael lo absorbió. Lo repitió en su mente. Kan se movió dentro de él, complacido.

“Nuestra Luna se llama Elena.”

Sin embargo, Kael no se permitía dejarse llevar por eso. No aún.

—¿Y a dónde se dirigen? —preguntó, intentando disolver la tensión que surgía entre ellos.

—Lejos —respondió ella, con un tono melancólico—. A algún lugar donde no sea una moneda de cambio.

Nadie dijo más, solo silencio y el sonido de los cascos de los caballos y el crujir de las hojas.

—No pareces de la nobleza —murmuró él.

—¿Es eso un cumplido o una ofensa?

—Depende. ¿Te molestarías si te dijera que luchas mejor que muchos soldados que conozco?

Elena sonrió por primera vez, aunque de manera cansada.

—Quizás. O tal vez lo vería como un elogio inesperado.

Kael percibió cómo movía levemente su cabeza en su espalda. Y ese simple gesto… lo llenó de una calidez desconocida. La conexión estaba allí. Vibraba. Con cada respiración. Con cada roce involuntario entre ellos. Era como si la conociera sin haberla visto nunca.

Kan lo empujaba desde adentro. Lo instaba a mirarla más allá de su apariencia. Más allá de su nombre. Más allá de su humanidad.

“Ella es el regalo. La mitad que nos así falta.”

Pero Kael… aún tenía dudas.

¿Cómo podía la Luna unirlo a alguien como ella, una humana? Una mujer ajena a su mundo. A las sombras que lo rodeaban. A su propia sangre. Y, sin embargo, cuando ella dejó escapar un suspiro cerca de su oído, agotado, frágil, algo dentro de él se rompió, no podía seguir negando la conexión que sentía.

—¿Cuánto falta para llegar a ese refugio? —pregunto ella, en un susurro.

—Una hora. Quizás menos. Está bien escondido.

—¿Habitualmente llevas a mujeres heridas a ese lugar?

—No. Nunca he llevado a nadie. Ni siquiera a mis hombres.

Ella no contestó, pero Kael percibió que su cuerpo se relajaba un poco. Era como si esas palabras despertaran una pequeña sensación de seguridad. O tal vez… de esperanza.

Derek tosió desde atrás.

—¿Vamos a tener que seguir simulando que esto es una buena idea? Porque el olor de estas dos va a acabar por matarme antes que cualquier enemigo.

—Soporta —le dijo Kael—. Estamos casi allí.

Uno de los guardias resopló, aunque no dijo nada más. Otro murmuró en voz baja, pero bastó que Kael lanzara una mirada para que todo quedara en silencio.

La cabaña estaba cerca. Rodeada de árboles sólidos como torres y resguardada por arbustos altos. No era su hogar, pero era suficiente. Elena aún no sabía nada. Ninguna información sobre Kan. Ni de los clanes. Ni de los peligros que acechaban bajo la superficie de ese mundo. Pero él… ahora sabía algo con certeza.

Elena era especial. No por ser humana. Sino porque, a pesar de todo lo que no comprendía… su alma simplemente se complementaba con la suya.

Y eso, aunque intentara negarlo, ya no lo podía pasar por alto.

*

*

Elena había pasado varios días en la cabaña, oculta en el corazón del bosque. Brisia se recuperaba lentamente bajo su cuidado.

La princesa —que ya no se veía a sí misma de esa manera— no había visto a Kael desde la noche de su llegada. Él se había ido al amanecer siguiente, sin despedirse, dejando algunas provisiones y un par de mantas pesadas. Pero en su mente, él seguía estando presente. Kael ocupaba cada pensamiento. En cada momento de silencio. En cada respiración contenida.

Esa mañana, cuando el sol comenzaba a calentar suavemente la neblina matutina, Elena sintió una apremiante necesidad de salir, de aclarar su mente. Se adentró en el bosque sin decir nada, buscando aire fresco y espacio. No llevaba abrigo, solo una túnica simple, botas viejas y su espada atada en la espalda. Siguió un sendero estrecho cubierto de musgo hasta que el sonido del agua atrajo su atención.

El lago estaba entre los árboles con agua era clara, de un tono azul grisáceo, el silencio en el lugar era todo lo que ella necesitaba, Elena se acercó, mirando su reflejo en el agua. Su cabello estaba desordenado, y su rostro mostraba signos de fatiga. Ya no era la dama del castillo de Edmon. Pero, por primera vez, no quería serlo.

Dejó la espada cuidadosamente sobre una piedra y comenzó a quitarse la ropa, prenda por prenda lo hacía por necesidad. Su cuerpo anhelaba alivio, su alma un descanso. El aire fresco acarició su piel y un escalofrío la recorrió.  Sin embargo, no se detuvo. Se sumergió lentamente, sintiendo cómo el frío le erizaba la piel. Cerró los ojos y permitió que el agua la abrazara.

Mientras tanto, Kael observaba desde los árboles.

Había regresado con comida, pero al no encontrarla en la cabaña, su instinto se activó. No por desconfianza, sino por protección. Su fragancia lo guiaba. Ese aroma dulce, floral y humano que había comenzado a invadirlo desde su llegada.  Kan rugía dentro de él, inquieto.

“Ella está sola. Síguela. Cuídala.”

Kael la vio antes de que ella se diera cuenta. La imagen de Elena flotando en el lago le parecía irreal. Su piel pálida contrastaba con la calma del agua. Cada uno de sus movimientos era un cuadro vivo, una provocación involuntaria. Su primer instinto fue retroceder. No debía mirarla. Era su invitada. Una humana. Una mujer.

Pero Kan se resistía. Rugía en su pecho.

“Mírala. Ella es nuestra. No huyas.”

Kael se movió un poco más cerca, en absoluto silencio. Se escondió entre los árboles, inclinado. Su corazón latía rápidamente y, en un instante, toda su autodisciplina se desvaneció.  No era simplemente anhelo. Era algo muy profundo. Una necesidad antigua. Primitiva.

Elena percibió su presencia antes de verlo. No entendía por qué, pero su piel se erizó y una sensación recorrió su nuca. No experimentó miedo. Era consciente de que era él. Ese aroma a madera, salvaje y puro la envolvía cada vez que él estaba cerca. Lentamente abrió los ojos y miró hacia la orilla.

—¿Kael? —inquirió en voz baja, sin moverse del agua.

Él no respondió de inmediato, pero apareció entre los árboles. Lenta y silenciosamente. Con pasos medidos y una tensión palpable en cada fibra de su cuerpo. Sus ojos, oscuros y dorados bajo la luz del sol que se filtraba, estaban fijos en ella.

—No quise asustarte —dijo con voz baja y rasposa—. Solo quería asegurarme de que estabas bien.

Ella no intentó cubrirse. No era por provocarlo, sino porque sabía que no era necesario. Había algo en Kael que la hacía sentir… segura. Más importante aún, comprendida.

—¿Así es como siempre observas a tus invitados? —preguntó, con curiosidad y sin sarcasmo.

Kael desvió la mirada por un breve momento, su mandíbula apretada.

—Solo cuando mi instinto me lo indica —confesó.

Un nuevo silencio las envolvió, lleno de algo que ninguno comprendía del todo, pero que ambos sentían vibrar en su interior. Elena salió del agua despacio, con movimientos tranquilos. Se envolvió en una manta que había dejado sobre una roca y se sentó, el cabello goteando sobre su espalda.

—¿Por qué me rescataste aquella noche? —preguntó, fijando su mirada en él.

Kael no respondió de inmediato. Su vista se desvió hacia los árboles y luego volvió a enfocarse en ella.

—No podía evitarlo.

Era una verdad que no sabía cómo explicar. Kan resonaba en su interior con la fuerza de una certeza. Esa mujer era suya. De alguna manera que aún no lograba comprender.

—Tú. . . no eres lo que pareces —murmuró ella, observándolo de cerca, con una mezcla de admiración y confusión.

Kael mantuvo su mirada y, aunque no dijo una palabra, su silencio lo decía todo.

Ella asintió lentamente, y por primera vez en días, sonrió. No hizo más preguntas. Había algo entre ellos. Un vínculo invisible que se fortalecía con cada encuentro. Algo que no requería palabras para crecer.

Y aunque ninguno de los dos lo expresara en voz alta, sabían que aquel lago no solo había limpiado su piel. También había desatado algo más.

Algo inevitable.

Algo eterno.

1
Brandy Boo
Son un par de necios
Brandy Boo
Aunque Kael se resista, terminará rendido a sus pies 🫠
Brandy Boo
Aww 🤭 serán una increíble pareja
Brandy Boo
Deja de perder el tiempo Kael 🫣
Miroslava Soto Vigil
osea no entiendo xq la rechazarían si ella lo es humana es una loba la hija de la luna me confunde la autoraaaaaaa/Chuckle/
Miroslava Soto Vigil
osea no entiendo xq la rechazarían si ella lo es humana es una loba la hija de la luna me confunde la autoraaaaaaa/Chuckle/
Clara Fuentes
muy buena historia, gracias
runa
Excelente
Margarita Becerra
wow. es genial
amalia aguilar royo
Me ha encantado su novela.
Francy Eliana Castillo Gallon
ese rey avaro va a ser el q los entregue a todos ante Elena y su clan q ahora es más fuerte y preparado
Francy Eliana Castillo Gallon
esos 4 pequeños lobos lunares deben crecer fuertes para poder liberar a su pueblo mientras tanto le dan la fuerza suficiente a sus padres y familiares para seguir adelante con la lucha
Francy Eliana Castillo Gallon
cuatro príncipes llenos de poder y esperanza para ellos unos padres felices y llenos de orgullo por sus pequeños hijos
Coral Labrado
El lobo sabe la verdad por más que el humano se resista, pero siento que ella tiene un secreto...
Coral Labrado
Lo dicho. Es su luna y no puede hacer nada al respecto jaja
Francy Eliana Castillo Gallon
llegó la hora del nacimiento de los más poderosos seres de ese reino q serán amados y protegidos como lo q son un gran tesoro
Francy Eliana Castillo Gallon
el viejo desgraciado necesita q Elena ase case con el principe para aumentar su poder sobre los licántropos y así acabarlos pero lo q no sabe es q ella es una de ellos y ahora espera los futuros líderes mas fuertes y poderosos y brisia yo sabía q terminaría siendo marcada por Derek desde el comienzo a el le gustó
Francy Eliana Castillo Gallon
la magia q usa la bruja de freyfis los ayudo a entrar pero no pudieron salir de nuevo y hay estaba el truco
Alexander Villa
que bueno está esto
Francy Eliana Castillo Gallon
q tipo tan malo es un maldito cobarde q solo se mueve por ambición ojalá y acaben con el de primero no merece q Elena lo llame padre una vez mas
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