La Edad Del Amor

Camila tira sus cosas sobre la coma y se dirige a la ventana, se da con la sorpresa que no puede abrir, y que ahora el seguro de su puerta no sirve.

- "¿Acaso soy prisionera?, no tengo derecho a demandarlos", dijo Camila con molestia.

- "Y tienes toda la libertad de irte, donde puedas pagar tus cuentas de vivienda, alimento, ropa; en fin, todo lo que siempre has tenido con abrir la boca", manifestó Gustavo.

- "¿Y qué vas a hacer?, papá, ¿te vas a quedar a vivir con mi mamá para vigilarme?, porque cuando te vayas de vuelta a casa, solo seremos ella y yo; y no le pienso perdonar haberme quitado a quien amó, por fin te dijo todo", comentó Camila desafiante.

- "Tu madre no está en Nueva York, tu madre fue a buscarlo a él", dijo Gustavo.

- "No, no, no. Ella no pudo haberse ido, cómo pudiste dejarla ir, no te lo voy a perdonar, no te lo voy a perdonar", expresó Camila con furia mientras se dirigía a la puerta de salida.

- "Tu móvil no tiene línea y tus tarjetas ya no tienen crédito; si quieres a alguien como Edward, entonces deberías ser otro tipo de mujer. Vete si es lo que quieres, espero tengas para el taxi para el aeropuerto, para los pasajes de avión y todos los gastos necesarios", manifestó Gustavo mientras se sentaba en el mueble, sabía que esa confrontación no iba a ser nada fácil, pero su hija tenía que afrontar la realidad, no las ideas que había formado en su cabeza.

- "Iré a mis amigas, alguien me comunicará con Alex, le diré lo que ocurre, y que ustedes me encerraron y...", dijo Camila.

- "Toma mi móvil, llama a tu hermano, dile todo... Vamos, dale tu versión, ponlo en contra de tu madre, pero piensa muy bien las consecuencias, porque tu hermano va a estar en una situación difícil, ¿crees que Alex va a confrontar a tu madre? ¿Lo crees? Vamos toma el móvil y llama, o ya cambiaste de idea y pensaste en alguien más, tal vez a tus abuelos, explica tu comportamiento, o tal vez quieras hablar con Elisa, mi esposa. Una de las implicancias de ser adulto, es saber que nuestras acciones tienen consecuencias", expresó Gustavo, de manera serena, aunque le fuera difícil, haciendo un gesto para que se acercara.

Camila respiraba agitadamente, apretando los puños y derramando algunas lágrimas de rabia.

- "Si en verdad estuvieras deprimida, no tendrías fuerza para estos berrinches. No llegué a mi edad, sin saber cuándo alguien me está chantajeando, y me duele que seas tú, en verdad me duele muchísimo. Y me niego a creer que no pueda ayudarte, tal vez no me entiendas ahora, pero esta es la única la forma que tengo, es detener tu absurdo comportamiento. Analiza un poco las cosas hija, si realmente lo amaras, lo más importante para ti es que él fuera feliz, ¿en verdad te dio alguna señal de que le pudieras interesar? No hagas esto, eres muy joven, tienes que hacer muchas cosas con tu vida, y cuando hayas encontrado tu camino, entonces ya aparecerá alguien que pueda ganar tu corazón, alguien con quien compartir ese camino", manifestó Gustavo.

- "Él realmente me gusta", dijo Camila.

- "Lo sé cariño, pero gustar y amar son cosas distintas. Y si no es recíproco, no da la felicidad", comentó Gustavo.

Camila se abrazó a su papá, aún no ha tomado una decisión, pero por el momento sabe que su padre no va a ceder, lo conoce demasiado bien, para seguir intentando.

Por otro lado, el avión de Estrella Portugal ya aterrizó y ella está en un automóvil, camino a la clínica de Edward, había averiguado donde encontrarlo, antes de viajar, aún no sabía para que estaba yendo, tenía muchas dudas en su cabeza y en su corazón; pero reconocía que Gustavo tenía razón cuando le aconsejó que ellos tenían una conversación pendiente, y que tal vez sería ahí cuando tomara una decisión definitiva para el futuro de ambos, solo que a veces la indecisión y los miedos también conllevan consecuencias.