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De Señora Davenforth A Montgomery

De Señora Davenforth A Montgomery

Status: En proceso
Genre:CEO / Amor de la infancia / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Casada con el millonario / Amante arrepentido
Popularitas:2.6k
Nilai: 5
nombre de autor: 𝐁𝐄𝐀𝐓𝐑𝐈𝐙 𝐘𝐎𝐒𝐄𝐅

Grayce pensaba que conocía el amor, pero su matrimonio con Seth se ha convertido en una prisión de desprecio y agresión. Cuando la misteriosa Dahlia, supuesta amiga de la infancia de Seth, entra en escena, las traiciones comienzan a salir a la luz, desmoronando la fachada de su vida perfecta.

En su desesperada búsqueda de libertad, Grayce se cruza con Cassius, un hombre cuya arrogancia y misterio la obligan a cuestionar todo lo que creía sobre el amor y la lealtad. ¿Puede un contrato con alguien tan egocéntrico y desafiante realmente salvarla de su pasado oscuro? ¿O solo la llevará a un nuevo abismo?

Lo que comienza como un acuerdo frío y calculado, se transforma en una pasión ardiente e inesperada, desafiando las sombras que han dominado su vida.

¿Hasta dónde llegará Grayce para reclamar su propia felicidad?

¿Podrá Cassius ser la chispa que ilumine su camino o será solo otra sombra en su vida?

NovelToon tiene autorización de 𝐁𝐄𝐀𝐓𝐑𝐈𝐙 𝐘𝐎𝐒𝐄𝐅 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4

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...𝐋𝐀 𝐒𝐎𝐌𝐁𝐑𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐄́𝐗𝐈𝐓𝐎...

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Las luces del horizonte comenzaban a desvanecerse mientras me acercaba a la imponente oficina central de Montgomery Corp. El edificio, un rascacielos de cristal y acero que cortaba el cielo como una espada brillante, representaba no solo mi éxito, sino el poder absoluto que ejercía sobre cada rincón de este mundo corporativo. Entrar era como atravesar los muros de una fortaleza, donde todos sabían quién era el rey. Pero la imagen de aquella mujer, con su dignidad desafiante y su mirada firme, persistía en mis pensamientos. Sin embargo, tenía un contrato que firmar, y eso requería mi atención.

— Buenos días, señor Montgomery —saludó Rebecca, mi asistente, apartándose de su escritorio. Sus ojos brillaban con la admiración habitual, reflejando la devoción que había cultivado en ella durante años. Pero en este día, su calidez no lograba disuadir el nudo en mi estómago. Algo había cambiado, aunque no podía identificar qué.

— Buen día, Rebecca. ¿Está lista la documentación para la firma? —pregunté, forzando un tono de indiscutible autoridad, aunque era consciente de que algo en mi interior se tambaleaba.

— Sí, está todo preparado en la sala de juntas. Sin embargo, hay un pequeño problema que necesita su atención antes de eso —respondió, levantando una ceja. Ese gesto, que alguna vez me parecía adorable, hoy solo avivó mi irritación.

— ¿Qué problema? —pregunté, frunciendo el ceño y sintiendo que el tiempo se escapaba entre mis dedos como arena.

— El grupo de asesoría legal ha discutido algunas cláusulas del contrato. Parece que hay desacuerdos significativos sobre la inclusión de ciertos términos. Quieren hablar con usted antes de proceder.

Mi paciencia se evaporó como el vapor en un espejo caliente. No necesitaba complicaciones, especialmente no hoy.

— ¡Llévalos a la sala! —grité, incapaz de contenerme. La tensión en mi voz resonó en el aire, y la mirada de Rebecca pasó de la admiración al temor. No me importaba; necesitaba que las cosas se resolvieran rápido.

Pocos momentos después, un grupo de abogados se acomodó en la mesa de conferencias, abriendo carpetas llenas de papeles que prometían más problemas. Me senté en el extremo, dominando el espacio, sintiendo cómo el aire se tornaba denso y pesado.

— Señor Montgomery —comenzó Mark, mi abogado principal, con un nervio evidente—, hay cláusulas que requieren su aprobación. Especialmente la parte sobre la responsabilidad compartida en el proyecto conjunto. Si sucede algo imprevisto, nuestra empresa podría verse en problemas financieros serios.

Su voz temblorosa me exasperó.

— Escuchen, Mark, yo soy el CEO. No quiero perder el tiempo debatiendo estas tonterías legales. Firme lo que tenga que firmar y dejemos que los abogados se ocupen de lo que realmente importa. Necesito esto listo para hoy —mi tono era cortante, impregnado de un desprecio que asustaría a cualquiera que no estuviese acostumbrado.

— Con todo respeto, Cassius, estamos hablando de nuestra reputación y futuro. No podemos permitir que...

— ...que qué, Laura, ¿que mis decisiones precipitadas nos lleven al desastre? Por favor, no me hagas reír. ¡Hemos manejado crisis antes! —la interrumpí, sintiendo como la ira brotaba. Su mirada era firme, y en su desafío, encontré un eco de aquella mujer en la calle. Esa chispa de autocrítica surgía desde un lugar que preferiría mantener enterrado.

— Esto no es un juego, Montgomery. —Laura continuó, apoyando las manos sobre la mesa, su preocupación palpable.— Estamos en una posición delicada y no podemos permitir que tu arrogancia nos arrastre a un abismo.

— ¿A quién le importa si yo soy arrogante? —repliqué, sintiéndome como un titán ante un ejército que no sabía hacia dónde atacar.— Mi nombre es lo que da valor a esta empresa. Ustedes son simples peones en mi tablero, y aunque aprecio su esfuerzo, no me vengan con sus pequeñas inquietudes.

Laura intercambió miradas con Mark, y los otros miembros del consejo estaban visiblemente incómodos. La tensión aumentaba como una ola implacable.

— Cassius, es difícil hacerte entender. A veces, ser un líder significa aceptar que no lo sabes todo, y esta es una de esas ocasiones.

— ¿Líder? ¿Desde cuándo poner en duda mi autoridad te convierte en una experta? —mi tono, lleno de desdén, se coló como un veneno en la sala—. Entiende esto: mi palabra es la ley aquí. Debes aprender a adaptarte o buscar otro empleo.

Rebecca, aún de pie al lado, hizo un pequeño movimiento, como si quisiera interceder, pero me limité a ignorarla. Estaba en mi elemento, rodeado de personas que, a pesar de su profesionalismo, sabían que estaban bajo mi dominio absoluto.

Mark intentó seguir, pero ya había perdido el hilo de la conversación. Era como si las palabras se desvanecieran en el aire antes de llegar a mí.

— No tengo tiempo para este teatro. ¡Solo firmen el contrato! —exclamé, golpeando la mesa con mi puño, haciendo que algunos documentos volaran por los aires como mariposas asustadas.

Finalmente, entre murmullos y gestos furtivos, comenzaron a escribir. La sala, bañada en una incomoda calma, fue testigo de mi victoria momentánea. Pero en lo más profundo, una inquietud seguía creciendo, como un tumor invisible, recordándome que el verdadero desafío no era el contrato, sino la lucha constante contra la sombra que precedía mi éxito.

Cuando terminaron, dejó caer la pluma con el mismo desdén que había mostrado durante toda la reunión. En ese instante, supe que no solo había arrasado con mis empleados, sino que había permitido que la arrogancia dictara mis decisiones. Tal vez la dignidad que había visto en aquella mujer era una luz que necesitaba en mi vida.

Mientras salían de la sala, me quedé solo, sumido en mis pensamientos. Miré por la ventana hacia el horizonte, donde las luces comenzaban a parpadear en la distancia. Tal vez, ser rey no significaba simplemente gobernar, sino también escuchar y aprender. Quizás, sólo quizás, había llegado el momento de renacer de las cenizas del narcisismo.

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Jenny🌺🌺🌺
ya la pedistes por tonto🤣ella no va volver por que ay otro esperandola🙊
bruja de la imaginación 👿😇
será q el prometido era 😲uy esto está cada día más interesante
Maria Lorena Martinez Ortiz
maravillosa historia autora felicidades
bruja de la imaginación 👿😇
más capitulos 🤩🤩está historia es adictiva
Jenny🌺🌺🌺
excelente me atrapó en el primer capítulo.
Xu xu
Simplemente genial, hay más?
Bonsai Boy
Tu talento para contar historias es impresionante, ¡sigue adelante con tu sueño de ser escritora! 📝🌟
zhouzhou_zz
Necesito más para leer
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