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Amor Bajo Las Escamas Del Dragón De Hielo

Amor Bajo Las Escamas Del Dragón De Hielo

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Amor a primera vista / Magia / Amantes del rey / Dragones
Popularitas:4.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

❄️En lo profundo de los bosques nevados de Noruega, oculto entre pinos milenarios y auroras heladas, existe un castillo blanco como la luna: silencioso, olvidado por el mundo, custodiado por un único dragón que ha vivido demasiado tiempo en soledad.

Sylarok Vemithor Frankford, un príncipe de sangre de dragón antiguo, parece un joven de veinticinco años... pero ha vivido más de dos siglos sin envejecer, sin amar, sin pertenecer. Su alma es fría como su aliento de hielo, su vida, una rutina congelada entre libros, armas y secretos.

Hasta que una muchacha cae inconsciente en su bosque, desmayada sobre la nieve como un copo a punto de morir.

Celeste, una nómada de mirada estrellada y corazón herido, huye de su pasado, de los bárbaros que arrasaron su familia, y del invierno que amenaza con consumirla.
Y Sylarok aprenderá que no hay armadura más frágil que el hielo cuando el calor del amor comienza a derretirlo.

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Miradas extrañas.

Los días comenzaron a pasar con una extraña armonía entre lecciones, bailes torpes, caminatas entre la nieve y, sobre todo, muchas discusiones que parecían más juegos que riñas. Ella había prometido no apegarse ni tener sentimientos pero por dentro era difícil.

Celeste mejoraba. No se tropezaba tanto, ya no confundía la copa del vino con la del agua (aunque aún no entendía por qué había que tener tres tenedores distintos), y había logrado hacer una reverencia sin parecer que iba a romperse una vértebra.

—Ya no pareces un venado con calambres —dijo Sylarok un día, con una sonrisa burlona mientras ella sostenía perfectamente la postura frente al espejo.

—Y tú ya no pareces una estatua —le respondió, dándole un leve codazo—. Hasta sonríes a veces. Cuidado, te vas a desgastar. ¿Se te derritió el hielo de tu corazón?

Ryujin, satisfecho pero serio como siempre, decidió salir esa mañana rumbo a la ciudad más cercana. No lo dijo, pero Celeste supo que iría a buscarle un vestido. Uno de verdad, no una de las túnicas con las que ella había practicado hasta ahora. Los pocos que tenía habían sido regalos de Sylarok.

—No hagas desastres mientras estoy fuera, my lord —le dijo el mayordomo antes de partir, lanzándole una mirada que mezclaba advertencia y resignación.

—Tranquilo, Ryujin. No pienso prender fuego a nada... por hoy —Sylarok hizo una media sonrisa mientras Ryujin negaba con la cabeza y salía.

Celeste se quedó sola con Sylarok, y la enorme propiedad ahora parecía un parque de juegos helado.

—¿Qué quieres hacer? —pregunta él, mientras ambos caminaban por el sendero que conectaba el palacio con el invernadero.

—Conocerlos —respondió ella de inmediato.

—¿A quiénes?

—A todos. Tus criaturas. Quiero verlos de cerca. ¡No me puedes tener viviendo con un zoológico mitológico y no presentarme a nadie!

Él alzó una ceja, pero luego sonrió con diversión.

—Está bien. Pero no digas que no te advertí. Más tarde, después de la comida.

Celeste comenzó a regar las plantas del invernadero cuando termino de comer, horas después, rodeada de flores resistentes al frío, pequeños frutos que crecían mágicamente sin importar el clima, y helechos que se agitaban como si respiraran.

Cuando se giró para ver si Sylarok aún estaba ahí, lo vio apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una expresión... misteriosa. Luego, llevó dos dedos a la boca y emitió un silbido agudo, prolongado, que rebotó entre las paredes de cristal como un eco encantado.

El invernadero entero pareció quedarse en silencio.

Primero llegó un búho gris de ojos dorados, que se posó en una rama sobre su cabeza y la observó con interés. Luego, con un rugido grave y elegante, un tigre de Bengala cruzó la puerta con pasos majestuosos, como si fuera el dueño del lugar. Tras él, el oso blanco, Moru, apareció tambaleante y dulce como siempre.

—¡Moru! —dijo Celeste con una risa nerviosa, retrocediendo un poco.

—No temas. Está feliz de verte —dijo Sylarok—. Hasta me parece que te ha tomado cariño. De verdad, deberías estar preocupada.

Una sombra gris pasó entre los árboles del jardín exterior. Un lobo enorme, de pelaje plateado y ojos intensos, entró sigilosamente y se sentó justo a los pies de Celeste. No gruñó. Solo la miró con curiosidad.

—Este es Sky. Nunca se acerca a los desconocidos —dijo Sylarok, como si eso significara algo más de lo que aparentaba—pero creo que te tomo cariño desde que te vio tal vez porque parecías pescado congelado.

—Que gracioso eres.

Un silbido más agudo sonó desde el cielo. Un águila imperial, enorme, con las alas extendidas como una diosa alada, descendió con elegancia y se posó sobre una de las columnas del invernadero, sacudiendo la nieve de sus plumas.

—¿Tiene nombre? —preguntó Celeste con la boca entreabierta.

— Se llama Maná. Ella simplemente… está vigilando.

Antes de que pudiera procesar la escena, un suave siseo entre las hojas la hizo dar un salto. Una serpiente blanca como la nieve, de ojos azul cielo, se deslizaba desde una enredadera. Se enroscó en la muñeca de Sylarok con una familiaridad inquietante.

—¡Esa no! Esa no, esa no… —dijo Celeste, retrocediendo hacia una maceta.

—Se llama Velyss. Es muy antigua. Y le gusta enroscarse en los cuellos cálidos.

—¡Pues que busque otro cuello, el mío es mío!

Sylarok rió. No una risa de burla, sino una verdadera. Una de esas que hacen que los ojos brillen y el pecho se sacuda. Celeste, sorprendida, sonrió también. La escena era absurda: rodeados de criaturas que deberían dar miedo, y sin embargo, sentía paz. Como si estuviera exactamente donde debía estar.

¿Como es eso posible? Se preguntaba Celeste.

—¿Por qué viven aquí contigo? —pregunta ella, acariciando con cautela al lobo que ronroneaba como un gato gigante.

—Porque somos lo mismo —responde él.

Ella lo miró.

—¿Monstruos?

—Olvidados. —Su voz fue tan baja que por un momento Celeste dudó si lo había dicho de verdad.

La nieve caía de nuevo. Lenta. Cálida en su frialdad.

Celeste dio un paso hacia él, sintiendo el calor de la capa que aún llevaba sobre sus hombros. Estaba por decir algo —no sabía si era gracias, o qué eres realmente, o simplemente me gustas—, pero el sonido del portón principal rompió la paz del momento, los interrumpió.

Ryujin había vuelto.

Y traía consigo un vestido de terciopelo azul profundo con detalles plateados que parecían tallados por la luna misma.

—Hola ya estoy de vuelta.

—Ryuji, ya está devuelta.

—Mi lady, su atuendo para el baile —anuncia solemne—ya está listo.

—Parece que mañana bailarás con una dama de verdad —bromea Celeste, alzando una ceja a Sylarok.

Él la miró por un momento largo, tan intenso que ella tuvo que desviar la vista.

—No —dijo al fin—. Mañana bailaré con una fiera.

Ella se rió… pero algo en su pecho latió fuerte.

Y Ryujin, que los observaba con ojos sabios y antiguos, se dio cuenta de que era demasiado tarde.

La chispa ya estaba encendida. Y ese dragón solo tiene una manera de apagarla.

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Daralis Cerpa
felicidades excelente historia
María teresa Chirinos
/Proud/
María teresa Chirinos: atrapada en el primer capitulo
total 1 replies
eva quispe
es genial😊👏
Adela Arias Montoya
Excelente
Nina Divas
Que tierna 😍
Nina Divas
Me encanta esta trama ☺️
Nina Divas
Que emoción 🥰
Nina Divas
Jajaja impresionado el chico más tímido 🫣
nelida guzman
cinco estrellas por qué se las merece la mejor historia de romance antiguo q he leído me atrapó desde el principio la amo
Leyanis Guzman: siiiii
Mckasse Escritora: gracias por leer
total 2 replies
Nina Divas
Surgirá el amor entre ellos que hermoso me encantan estas historias ☺️
Nina Divas
Muy interesante historia 🤔
Paola Cordero
Muy buena trama espero pronto más capítulos 🙏🙏🙏🙏
Franshesca Acosta
la peor traición no viene de un enemigo 🤣🤣🤣🤣🤣
Mckasse Escritora: jajaja siiii
total 1 replies
eva quispe
amooooooooo
eva quispe
el alcahuete jajaja😂😂😂
Mckasse Escritora: metiche le decimos aquí en República Dominicana, también él pelo en la sopa, come boca, lleva vida, ect
total 1 replies
Adeilis Velázquez Mederos
Me gusta mucho la historia
bruja de la imaginación 👿😇
muy bonita la historia
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