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Scort

Scort

Status: En proceso
Genre:Autosuperación / Traiciones y engaños
Popularitas:7.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Eiva

En Valmont, el poder y el deseo se entrelazan en un juego tan seductor como peligroso. Mi nombre es un susurro en los círculos más exclusivos; mi presencia, un anhelo inalcanzable. Pero en un mundo donde la libertad tiene un precio, cada decisión puede llevarme a la cumbre… o arrastrarme a la perdición.

Soy Isabella Rivas, mejor conocida como Sienna, y esta es mi historia.

NovelToon tiene autorización de Eiva para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La prueba

No tenía idea de cuánto tiempo había pasado. ¿Horas? ¿Días? ¿Semanas?

No había ventanas, así que todo se sentía como una larga y sofocante noche sin fin. Solo tenía la luz artificial de la habitación, el reflejo dorado del tocador y el sonido de mi propia respiración para recordarme que aún estaba aquí.

Mi estómago rugió otra vez. Lo ignoré. La bandeja con comida seguía intacta sobre la mesita de noche. Me negaba a tocar cualquier cosa que me trajeran.

No sabía qué era peor: la posibilidad de que estuviera drogada o aceptar que dependía de ellos hasta para lo más básico. Mi mandíbula se tensó al recordar las palabras de Vincent.

"Eres una inversión."

Mentira. Yo no era una inversión. No era mercancía. Yo era una persona.

Un ardor rabioso se encendió en mi pecho. Caminé hasta el tocador y tomé uno de los cepillos de plata. Lo sostuve con fuerza. No era un arma, pero si tenía la oportunidad, se lo clavaría en el cuello al primero que intentara ponerme una mano encima.

El sonido de la cerradura girando me hizo girar de inmediato. La puerta se abrió de golpe. Mi cuerpo se tensó al instante, esperando ver a Vincent, pero no era él. En su lugar, una mujer alta y esbelta entró con paso seguro.

Llevaba un vestido rojo ceñido que resaltaba su figura y unos tacones afilados que resonaban contra el suelo con cada paso. Su cabello oscuro estaba recogido en un moño impecable, y sus labios, pintados de un rojo intenso, se curvaron en una sonrisa burlona.

No debía tener más de cincuenta años… o tal vez menos, pero su presencia desprendía autoridad. El tipo de autoridad que helaba la sangre.

—Vaya… —dijo, arrastrando las palabras con interés—. Eres más hermosa de lo que imaginé.

Sus ojos me recorrieron con calma, como si me estuviera evaluando.

—Sobre todo después de haber sido una fugitiva. Sigues conservando cierto… encanto. —Dio un paso más, acercándose a la mesita de noche, donde aún estaba la comida sin tocar.

—Los chicos se han portado bien.

Mi mandíbula se tensó.

—¿Quién eres?

La mujer paseó la mirada por la habitación con desinterés, como si estuviera inspeccionando la decoración.

—Soy Madame Livia. Pero para ti, querida, soy la persona que decidirá si vales la pena o no.

Fruncí el ceño.

—¿"Valer la pena" para qué?

Livia sonrió con diversión y se acercó con calma.

—Para ser útil, valiosa… y sobre todo, para sobrevivir.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

—No pienso ser parte de esto —dije entre dientes, conteniendo la furia.

Ella se rió suavemente, como si acabara de decir algo adorable.

—Oh, cariño… —murmuró con tono dulce, inclinándose levemente.

—No es algo que esté en tus manos. No tienes opciones.

Mi cuerpo se tensó. ¿Opciones? Tuve que resistir el impulso de escupirle en la cara.

—No me importa lo que digas —espeté con fiereza.

Livia suspiró y su expresión se endureció.

—Mira, niña… —su tono ya no era tan amable—. Aquí solo tienes dos opciones: adaptarte o desaparecer.

Mi piel se erizó. Ella bajó la mirada a la bandeja de comida, la tomó con elegancia y la levantó en mi dirección.

—Si sigues sin comer, no tardarás en enfermarte. No queremos que luzcas débil cuando te presentemos.

¿Presentarme? El aire se me atascó en la garganta. Mi mente intentó procesar lo que acababa de decir.

¿A quién demonios me iban a presentar? Livia debió notar mi expresión porque sonrió con satisfacción.

—Sí, querida… en unos días, harás tu primera aparición.

El pánico me recorrió como una descarga eléctrica.

—¡No voy a hacer una mierda!

Livia soltó una risita y ladeó la cabeza con interés.

—Oh, sí que lo harás. Vincent ha decidido que tienes potencial. Aunque, francamente, lo dudo… por eso quiero verlo con mis propios ojos.

Sus ojos brillaron con algo peligroso.

—Esta noche harás una prueba.

Mi corazón latió con fuerza.

—¿Qué tipo de prueba?

Livia sonrió y levantó una mano, acariciando un mechón de mi cabello castaño con una dulzura escalofriante.

—Uno de nuestros clientes quiere una… compañía especial.

Mi estómago se hundió.

—Si pasas la prueba, tendrás un futuro aquí. —Su voz sonaba melosa, casi maternal, lo que solo lo hacía peor.

—Si fallas… bueno, eso lo decidirá Vincent. Y te aseguro que, si eso pasa… habrás deseado quedarte aquí.

Su mano se deslizó por mi hombro antes de apartarse.

—Come, luego date un buen baño y arréglate como es debido —ordenó con un tono que no admitía discusión.

Después de esas palabras, giró sobre sus tacones y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Me quedé de pie, temblando. Mis brazos rodearon mi propio cuerpo, como si eso pudiera protegerme del horror de lo que acababa de escuchar.

...----------------...

No tenía idea de cuánto tiempo había pasado, pero ya daba igual. Al final, me obligaron a comer. No literalmente, pero cuando te dicen con una sonrisa que "si no comes, Vincent decidirá qué hacer contigo", la comida de repente deja de verse tan repugnante.

Lo peor es que estaba buena. Casi me odié a mí misma por disfrutarla. Después de eso, vino el baño. El maldito baño más largo de mi vida.

Estuve bajo el agua hasta que la piel de mis dedos se arrugó. Como si pudiera borrar con jabón y vapor todo lo que estaba pasando. Como si al salir, todo volviera a la normalidad. Spoiler: no funcionó.

Cuando volví a la habitación, Madame Livia ya no estaba, pero sí dejó algo sobre la cama. Un vestido rojo, ajustado, corto, con un escote tan pronunciado que me hacía sentir desnuda con solo mirarlo.

—Ni de broma —murmuré, tomándolo con dos dedos como si fuera un trapo sucio.

Pero entonces recordé sus palabras antes de irse.

"Si fallas, lo decidirá Vincent." Un escalofrío me recorrió la espalda.

¿Qué demonios significaba eso? No quería averiguarlo. Respiré hondo y, con movimientos mecánicos, me puse el vestido. Me ajustó como un guante. Como si hubiera sido hecho para mí.

Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos. Antes de que pudiera decir nada, esta se abrió y dos hombres entraron. Trajes oscuros, altos, con expresiones neutrales.

 Debía ser la seguridad.

—Ven con nosotros —ordenó uno, sin mirarme siquiera.

Mi cuerpo se tensó, pero caminé hacia ellos.

Salimos al pasillo. Las luces doradas iluminaban el camino, y el aire olía a perfume caro. Alfombras gruesas cubrían el suelo, amortiguando el sonido de nuestros pasos.

Este lugar… No parecía real. Seguimos caminando hasta detenernos frente a una gran puerta doble. Uno de los hombres la abrió y me miró, esperando.

—Adelante.

Mis piernas no se movieron.

—No me hagas repetirlo —intervino el otro.

Tragué saliva y, con el corazón golpeando contra mis costillas, entré.

La habitación era amplia, elegante. Todo en tonos oscuros, madera fina y terciopelo. Había un bar en la esquina, una chimenea encendida… y en el centro, sentado en un sillón de cuero, estaba él.

Un hombre, que me miraba con una sonrisa tranquila, whisky en mano y algo en mi estómago se retorció.

—Así que tú eres la nueva adquisición.

Su voz era profunda. Relajada. No respondí y solo lo observé. Tenía el cabello oscuro con algunas canas en las sienes. Un traje impecable. Se veía mayor, tal vez en sus cuarentas. Pero lo peor era su mirada.

Depredadora.

—No seas tímida —dijo, poniéndose de pie con calma—. Acércate.

Mis pies estaban clavados al suelo.

—Livia me dijo que eras especial —continuó él, dándole un sorbo a su whisky—. Que aún estás… intacta.

El asco subió por mi garganta.

—Tranquila —murmuró, sonriendo—. No voy a hacer nada que no quieras.

Mentiroso. Mi mente iba a mil por hora. Tenía que salir de aquí. Si lo golpeaba, los guardias entrarían. Si intentaba correr, me atraparían. Piensa, piensa, piensa...

—¿Sabes bailar? —preguntó de repente.

Lo miré, confundida.

—¿Qué?

—Vincent quiere que seas valiosa —explicó, divertido.

— Antes de cualquier otra cosa, quiero ver qué tan bien te mueves.

Mi piel se erizó.

—Pon música —ordenó a alguien.

Una melodía sensual comenzó a sonar desde los altavoces. El hombre se acomodó en su sillón, cruzando las piernas.

—Baila para mí.

Mi respiración se aceleró. No puedo, pero… si me negaba, ¿qué pasaría después? Apreté los dientes y levanté la barbilla.

Si tengo que hacer esto, lo haré a mi manera. Cerré los ojos y dejé que mi cuerpo se moviera. No intenté ser seductora, no intenté complacerlo. Solo me moví.

Mis manos recorrieron mi propio cuerpo, pero no como él quería.

Era mi cuerpo, mi control. El hombre me observaba con interés, pero había algo en sus ojos. Frustración. No estaba obteniendo lo que quería, lo que me provocó un enorme placer.

Genial.

Cuando la canción terminó, me detuve y el silencio envolvió todo el lugar, comenzando a incomodarme. Pero al final sonrió.

—Tienes carácter —murmuró—. Eso me gusta.

Se levantó y caminó hacia mí, mi cuerpo entero se tensó, me sentí asqueada al ver cómo levantaba la mano y rozaba mi mejilla. Mi piel ardió de rabia.

Si me toca otra vez, lo mato. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió de golpe.

—Suficiente.

La voz hizo que el hombre se congelara y ambos nos giramos hacia la entrada. Era Vincent que estaba de pie en el umbral, con una expresión oscura y sombría.

—No es para ti —dijo, con frialdad.

El otro arqueó una ceja.

—¿En serio? Pensé que era una oferta abierta.

Vincent avanzó un paso.

—Te equivocas.

El hombre suspiró y se alejó de mí.

—Una lástima.

¿Qué estaba pasando? No entendía nada, pero tampoco era agradable que hablarán de tí como si fueran un bolso de edición limitada. Vincent me miró con intensidad antes de girarse hacia la puerta.

—Ven conmigo.

En otras circunstancias, lo habría mandado al diablo, pero no lo pensé dos veces y salí detrás de él como un rayo. Cuando la puerta se cerró a nuestras espaldas, exhalé con fuerza.

Me sentía como si hubiera escapado de algo terrible, pero en el fondo, una parte de mí sabía la verdad. No siempre iba a tener tanta suerte.

—¿Por qué…? —Mi voz apenas fue un susurro—. ¿Por qué me sacaste de ahí?

Vincent se giró lentamente, su mirada recorrió mi cuerpo con una expresión indescifrable, pero sonrió.

—Porque aún no estoy listo para venderte.

Mi sangre se heló. Vincent inclinó la cabeza y su sonrisa se amplió.

—Aún no.

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Wilma Vázquez
porfa sube más capitulos!
Martha Vahos
Huyyyyy no xq mandan los capitulos de un vez y no mos tienen en sozobra
Evelin: Subo capítulos todos los días
total 1 replies
Lelis Vellejo
Creo que Sassa va a ser la preferida de Vincent
Lelis Vellejo
Que viene después de esto? Será que Vincent va a dejar que otros estén con ella?
Wilma Vázquez
porfa el capítulo que sigue!!!
Lourdes Castañeda
Excelente
Wilma Vázquez
pero que paso aquiiii... y los demás capitulos???
Lelis Vellejo
Vincent como que tiene sentimientos por Sienna.
Lelis Vellejo
Sienna como nunca tuvo novio no sabe de caricias. Creo que Vincent la va a someter sin ella querer
Julia Esther Vergara
muy interesante
Loamnys Figueroa
Excelente
Rosa Ibarra
que falta de respeto no llegar al final
Evelin: se vienen más capítulos, para disfrutar
total 1 replies
mimar silva
excelente inicio
Lelis Vellejo
Hasta el momento me gusta la historia. Trama diferente, sobre la tarta de blancas, aunque creo que la autora le va a dar un giro diferente
Lelis Vellejo
Jaja esa Libia pensó que Vincent no se iba a enterar. Lo único es que ella no va a poder rechazarlo porq está pagando por ella 🫣🫣🥵
Lelis Vellejo
Hubiese sido mejor con Vincent que le tiene ganas y no va a dañar la mercancía, en cambio con otro que va a pagar no va a ser tan gentik
luz San Martin
porfavor actualizarrrrr
Evelin: subo capítulos todos los días 😊
total 1 replies
David Aparicio
Sienna hirió el ego de Vincent, pero yo creo que él sin darse cuenta todavía ya se enamoró de ella
David Aparicio
Ésta novela se está poniendo buenísima. Porfis pon imágenes de un guapo Vicente y de la bella Sienna
David Aparicio
Normal
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