La Autora Maldita

__Señorita Zephyr, le ruego que se detenga. Sus movimientos repetitivos me están provocando un mareo__. Mis manos y mi cabeza se detuvieron al escuchar la voz de Leonor. Sus palabras me arrancaron de la laguna de pensamientos que me atormenta desde que supe que la historia que escribí está cambiando. La incertidumbre me corroe por dentro: ¿cómo influirá este cambio en mi supervivencia?.

__Decirlo es sencillo, pero la situación es tensa. Leonor, mi prometido, aparece de repente con la intención de conocerme, después de dos años de compromiso y cuando se supone que nos veremos por primera vez en la boda. Sospecho que esta visita esconde algo. No voy a bajar la guardia ante ese hombre, aunque por dentro esté temblando de miedo__.

La cama me llama con una promesa de descanso. Estoy exhausta, tanto pensar me ha robado las pocas fuerzas que había recuperado. No puedo seguir torturándome por lo que no puedo cambiar. Mañana veré a mi prometido y debo estar preparada. Intentaré agradarle, aunque sea lo último que quiera hacer. Para lograrlo, me aferraré a lo que sé de él, a la información que tengo por haberle dado vida como personaje de mi novela.

__Leonor, dile a la baronesa que venga lo más pronto posible. Necesito vestidos como los que elegiste, pero también otros más refinados para las fiestas. Y por favor, que traiga ropa interior que no me haga sufrir como estos calzones que parecen sacos y me asfixian con el calor. Quiero que me traiga todo lo que crea que me puede gustar por ser moderno y diferente, algo que ninguna otra señorita de la nobleza en su sano juicio usaría__.

Leonor salió de mi habitación para cumplir mi encargo, y unos minutos después entró mi Nana a hacerme compañía.

__Mi niña, me preocupé mucho al verte en cama inconsciente sin poder hacer nada por ti. Me dolió tanto que hubiera dado cualquier cosa por cambiar de lugar contigo__. Las palabras de tristeza y preocupación de Nana, a quien Zephyr amaba como a una madre, me llegan al alma, como un eco de un pasado que no es mío. Pero en este cuerpo que ahora habito, los sentimientos de Zephyr son mi guía, y amaré a Nana como a mi propia madre.

__Viejita linda, mi corazón rebosa de amor por ti. Gracias por abrir tus brazos cuando mi madre cerró los suyos, por entregarme tu amor incondicional, por cuidar mis sueños como si fueran tuyos, por sanar las heridas de mi alma con tu amorosa presencia. Gracias por ser mi madre, mi amiga, mi confidente... No hay palabras que puedan describir la inmensidad de mi gratitud y mi amor__.

Las emociones de Zephyr me invadieron, una marea de sentimientos que me arrancaron lágrimas. Me pregunto cómo pueden existir padres que conciben hijos por presión social, para después dejarlos en manos de personas ajenas a su sangre. Pero, irónicamente, estas personas terminan siendo el verdadero núcleo familiar, el apoyo incondicional que la "familia" biológica nunca brindó.

__Siempre serás mi niña, la que devolvió la alegría a mi alma rota y apagada. Me diste la fuerza y el valor para luchar, por eso te amaré siempre, más que a mi propia vida__. Estreché a mi nana entre mis brazos, sintiendo la necesidad de protegerla. Los recuerdos de Zephyr me revelaron que su silencio esconde un dolor profundo, una herida que nunca ha sanado, y que no conozco. Me imagino la magnitud de su sufrimiento, algo tan horrible que no puede ni siquiera evocarlo.

El temor me estremece al recordar el final de mi Nana en la novela. Al saber que Zephyr fue devorada por las bestias, la tristeza la consumió hasta la muerte. Zephyr era su razón de ser, su último aliento de vida. Con su partida, también se fue su voluntad de seguir adelante. La historia de mi Nana me ha conmovido profundamente y me ha inspirado a actuar. Ahora que tengo esta oportunidad, no la desaprovecharé. Lucharé para que nadie sufra un destino injusto. Quiero que todos aquellos que lo merecen encuentren la felicidad que les negué en la novela.

En el regazo de mi nana, las horas se fundieron en un dulce sueño. Su amor fue mi refugio, mi medicina, su presencia mi mayor alegría. Pero el tiempo es implacable, y la voz de Leonor anunció la llegada de la baronesa, una hora antes del té. La baronesa, portadora de sueños materializados en telas y diseños, vino para mostrarme su arte para que yo elija lo que más me guste.

Le pedí a Leonor que guíe a la baronesa hasta mi habitación. La fatiga aún me acecha, pero la llegada de mi prometido al día siguiente me mantiene. Necesito renovar mi guardarropa con urgencia y por la descripción de Leonor sobre los diseños de la baronesa, y al sospechar que también reencarnó como yo en esta historia, entonces me podrá ayudar con sus diseños menos extravagantes, pero que aún conserven la esencia de elegancia y belleza de época antigua.

__Mi lady, me siento profundamente honrada de que haya elegido mi tienda para renovar su guardarropa. Es un privilegio saber que mis diseños son de su agrado y que desea lucirlos__. Al entrar en mi habitación, la baronesa me hizo una reverencia antes de hablar, un gesto que me sorprendió. Como hija de un duque, mi rango es superior al suyo, pero me sentí incómoda ante la formalidad. No estoy acostumbrada a los protocolos de esta época y sus rígidas jerarquías.

Antes de responder a la baronesa, le pedí a Leonor que nos dejara solas un momento. Luego, le encargué que preparara té y algunos postres para compartir la hora del té con la baronesa en mi habitación. Aún me siento débil y no puedo salir.

__Baronesa, es usted quien merece el reconocimiento. Sus diseños son una bocanada de aire fresco en esta sociedad llena de convenciones. Me admira su valentía para desafiar las normas de la moda, impuestas por la sociedad. Ha logrado crear prendas hermosas que honran la tradición, pero con un toque moderno y liberador. ¡Y qué decir del corsé! Una prenda que, en mi opinión, es una verdadera tortura para las mujeres, usted ha logrado mejorarlos haciéndolos lucir y sentir hermosas a quienes usemos sus diseños__.

Los ojos de la baronesa se abrieron de par en par ante mis palabras. Había deslizado expresiones modernas en mi discurso, una prueba para confirmar mi teoría: ella también es una reencarnada. La sorpresa en su rostro la delató, ¡y una sonrisa se dibujó en mi rostro al saber que no estoy sola en esto!.