Reynaldo Marrugo, un hombre de 28 años con una dura infancia por parte de su padre; estaba en su oficina recordando todo por lo que ha pasado.
Se acordó que a sus 14 años su padre lo puso a ver películas para adultos, la razón fue porque pasaba con un amigo todo el tiempo, su amigo se quedaba a dormir en su casa, en su cuarto y en la misma cama, la madre no le veia problema a eso, pero su padre si, el era Emiro Marrugo.
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DESEO
Cuando llegaron al hotel, Kenia se dio cuenta que su habitación estaba frente a la de Reynaldo, cada uno entró a sus respectivos lugares, ellos se trataban como jefe y empleada.
A las siete de la noche Reynaldo y Leda estaban reunidos con los empresarios, los hombres se disculparon con ellos por hacerlos viajar y les dijeron que se les había presentado un incoveniente y tenían que solucionarlo juntos.
La reunión terminó a las ocho y media de la noche, él negocio se cerró satisfactoriamente para Ambas partes, uno de los hombres invito a kenia a salir, ella se sorprendió y no supo que decir, Reynaldo respondió por ella y dijo que estaban allí por negocios y tenían que tenían trabajo por hacer.
Él hombre no insistió porque se dio cuenta que Reynaldo podía estar interesado en su secretaria, también sabía los cuentos de Reynaldo, pero lo vio cambiado al lado de su secretaria.
Ellos tenían que tratarse como jefe y empleada si querían salvaguardar la relación clandestina y mantener sus vidas bien separadas, tenian que asegurarse de que no levantar ninguna sospecha.
Cuando cada uno estaba en su habitación, Kenia se dio un baño y se acostó, Reynaldo también hizo lo mismo, tomó su celular y le mando un mensaje a Kenia
✉ cerraré la puerta, ven a dormir conmigo, te estaré esperando.
Ella escuchó el celular y vio el mensaje, sonrió porque en el fondo de su corazón estaba esperando la llamada de el, ella le respondió.
✉ ¿Como si fuera una noche de diversión?" ¿aunque despues no me quiera levantar de lo agotada y mi jefe me regañe?
Él sonrio por las ocurrencias de ella, y le mando otro mensaje diciendo.
✉ " Por el no te preocupes, yo me encargo"
Ella le dijo que iba a salir y si no había nadie por los pasillo entraba, el corazón de Reynaldo latia con fuerza, todo su cuerpo la deseaba, unos segundos después ella entró, el la vio con una Bata de satin muy sexy; el se acercó y la besó, quería adueñarse de cada parte de ella.
Mientras la besa, con sus manos explora cada curva de su cuerpo, acariciando sus p*chos, mismo modo que yo la deseo a ella. Él la deseaba del mismo modo que ella a él, pero no se trataba de solo de deseo, ambos querían cumplir sus propias fantasías.
Él le fue quitando poco a poco la bata, ella no llevaba brasier, pero si llevaba una diminuta panti de algodón que solo le cubria la parte delantera, el la tumbo en la cama y pensó exactamente cómo recorrer su cuerpo con la lengua; quería experimentar todo con ella, disfrutar todo lo que más pudiera.
Él quería besarle los labios, bajar por su garganta, pasar por sus p*chos, saborear sus p*zones, luego bajar por su vientre plano, después abrirle las piernas para l*merla y saborearla, quería vivir nuevas experiencias, quería vivir todo lo que había visto en los videos: estaba seguro que ambos lo iban a disfrutar
La excitación era palpable para ambos, Reynaldo utilizo los labios y la lengua para iniciar el viaje que pensaba emprender por todo su cuerpo, engachó los dedos en el elástico de su panti; Kenia g*mío y abrió un poco más los muslos. El le quitó la panti y las tiro detrás de él, no sé dio cuenta dónde fueron a parar y no le importó, lo único que le importaba era lo que tenía delante de el, el cuerpo más sexy que había visto en su vida, él la miró a los ojos y dijo.
REYNALDO: "Te deseo".
Él se lo dijo con confianza sorprendiéndose asi mismo con su nueva determinación en cuestiones de sexo. Aunque no tenga la suficiente experiencia en el asunto, la pasión de kenia despertó en el un fuerte deseo, ella le sonrió y respondió.
KENIA: "Yo también te deseo desesperadamente"
El se detiene por un momento, su cálido aliento le hace cosquillas, ella se retuerze y arquea la espalda de placer. Entonces se rinde a su deseo, su lengua se convierte en una fuerza indomable; con fervor, l*me con ganas en lo más preciado de kenia y ella lo disfruta.
Ella después hizo lo mismo con él, para fue algo completamente diferente, lo disfrutó, vivió una nueva experiencia, se saciaron hasta que ambos quedaron dormidos, después de tres hora Reynaldo despertó; miró la mujer a su lado y sonrió, estaba seguro que no podía dejarla, se sentía un hombre de verdad, un hombre al quem le gustaría tener esea mujer en su vida a tiempo completo, no era capaz de dejarla ir.
Reynaldo lo único que queria era quedarse alli con ella, independientemente de la opinión del mundo, el no puede dejar de pensar en lo increíblemente que ella lo ha hecho sentir, ellos disfrutaron del fin de semana juntos como una pareja.
Él fin de semana pasó rapido, el lunes Reynaldo llegó temprano como siempre, sentado en su oficina pensó en el fin de semana que había pasado con él, sentia que la relación entre ellos se estaba volviendo algo más serio de lo que pensaba, pero era algo que el necesitaba, estar seguro para así poder formalizar una relación con ella piblicamente.
La dulce voz de kenia, de pie frente a su escritorio e intentando llamar su atención lo devuelve a la realidad. Kenia lo miró y se limitó a informarle de las reuniones que tenía, él se levantó de su silla para darle un beso, después que lo hizo ella le sonrió y salió de la oficina.
A las 11 de la mañana la llamó su madre llorando, Kenia se asustó y también comenzó a llorar sin saber lo que le sucedía a su madre, ella llorando quería saber lo que pasaba, la madre se calmó un poco y le dijo que hubo un corto en la casa y se quemó todo, Kenia salió corriendo con su bolso, cogió un taxi para llegar lo más pronto posible, ella sabía que iba a encontrar cenizas de lo que era su casa, el techo de la casa era de palma.
Al llegar encontró a su madre rodeada por los vecinos, Kenia llegó y la abrazó, la madre ente llanto le preguntaba ¿que iban a hacer? La misma Kenia no sabía a donde ir, solo veía su casa y lloraba.