Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
NovelToon tiene autorización de yanina para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Una de cal por dos de arena.
Mientras Lautaro se encontraba revisando las solicitudes para los nuevos empleados, ya que los anteriores no quisieron regresas sin explicación alguna entra Lucía con su sutil sonrisa.
- Lautaro yo pensé que estarías de luna de miel. Que haces en la oficina.
- Lo mismo te podría pregunta Lucía. Te dije que descansarás unos días, tu salud es lo primero.
- Eso estaba haciendo. Fue al hospital y vi a tú esposa en un café, pero cuando me acerqué a saludar no eras tú quien la acompañaba, entonces vine a ver si estabas trabajando.
- ¿Viste a Romina?
- Si.. Lautaro sé que no me corresponde preguntar, pero porque no mencionaste que tú esposa era inválida, no quiero que pienses mal solo que como no se te conocía novia y de repente te casaste me hace pensar que fue un matrimonio por contrato.
- Porque piensas así Lucia.
- Bueno aunque no trabajo en contabilidad se sabe que la situación es complicada y bueno tu casamiento fugaz con una mujer en esa condición solo deja pensar que algún hombre poderoso te dio su apoyo a cambio...
- ¿De casarme con su hija invalida?
La joven agacha la cabeza un poco apenada.
- Déjame decirte que yo conozco a Romina desde muchos años atrás, demasiados diría yo y no me molesta en lo más mínimo su estado actual. Ella es una mujer como cualquier otra a mis ojos.
- Lo entiendo. Perdón por entrometerme en algo que no me corresponde. Pero mírate esa corbata toda mal hecha, déjame arreglarla por ti.
Cuando Lucía se acerca y desliza la corbata logra ver unos chupones bien marcados en el cuello de Lautaro. Traga saliva y finge ignorancia.
- Entonces te irás de luna de miel pronto.
- No lo creo.
- Lautaro sabes que te estoy muy agradecida por toda tu ayuda y por el trabajo que me has dado.
- Ya solo di lo que quieres Lucia.
- ¿Me consideras tú amiga?
- Claro que sí Lucía nosotros somos amigos.
- Me alegra saberlo así que por favor no me malinterpretes, pero no debes de descuidar demasiado a tú esposa. No priorices el trabajo sobre la familia.
Ahora ustedes dos son una pareja y debes de disfrutar de estar juntos y hacer cosas lindas.
- Ja Ja Ja Desde cuando eres experta en relaciones pequeña alborotadora. Lautaro juega despeinado su cabello.
- Es que el hombre con el que tú esposa estaba era muy guapo y ellos dos se veían muy unidos riendo felices juntos.
La sonrisa de Lautaro se borró inmediatamente después de escuchar eso.
- Eso es así..
- Bueno si. Entonces escucha mis palabras y disfruta de tu esposa, no dejes que alguien más la haga reír o pase tiempo a solas con ella.
Por ciento es muy hermosa, tiene una sonrisa encantadora.
Yo no la he podido ver sonreír de verdad, a lo mucho esas sonrisas fingidas que solo me dejan ver cuanto me desprecia.
- Tomaré tu consejo Lucía, eres una buena chica.
Satisfecha abandona el lugar dejando atrás los papeles.
En casa Romina analizaba bien la situación y todo lo relacionado con el mal manejamiento de esa empresa. No había sido Lautaro quien la llevo a la quiebra ni tampoco ella, solo aprovechó la grieta que ya estaba bien marcada para tomar su venganza.
Pero para poder cumplir su misión inevitablemente tendría que ayudarlo. Estaba muy perdida en sus pensamientos cuando escucho el gran estruendo de la puerta cerrarse.
- Tan pronto en casa. ¿No me digas que me entrañabas?
Lautaro de 4 pasos largos queda a su costado.
- Que estás leyendo.
- Nada que te interese.
Siento su mirada penetrante sobre mí aunque no lo esté viendo a los ojos puedo sentir el calor de su mirada llena de disgusto en mi nuca.
- ¿Necesitas algo más Lautaro?
- Si...
Veo sus dos manos girar mi silla y ese embriagador perfume me llena por completo.
- Te necesito a ti.
Sin decir más se arrodilla ante mí y levanta mi falda sin permiso hundiendo su cabeza entre mis piernas.
- Que estas asiendo...
No me responde, de repente siento un cálido beso en mis piernas mientras comienza a deslizar mi ropa interior a un lado introduciendo uno de sus dedos en mí.
Muerdo mis labios para no gemir por el placer que me da, pero me es casi inevitable al percatarme de que su lengua se encuentra jugando nuevamente en mi interior.
Aún estoy muy sensible y la sensación es demasiado placentera. Nuevamente, se detiene antes de dejarme acabar.
- ¿Con quién fue tu primera vez Romina Myler?
Mi voz se encontraba entre cortada en una mezcla de placer y frustración.
- Por.. Que lo preguntas..
- Quiero saber con quién juega mi esposa cuando yo no estoy presente.
- Ja celoso.
- Como podría estar celoso de una...
- ¿Una que? Una inválida o una cualquiera.
Lautaro se aparta molestó, jamás pensó en decir tales cosas. Pasa su mano por su pelo desordenándolo por completo.
- ¿Fue el, verdad? Ese abogado de mierda fue el primero.
- Que diablos te pasa de repente Lautaro. Actúas como si esperaras que fuera una novia casta que estuvo enamorada toda su vida de ti. Acaso ahora me dirás que tú eras virgen.
- Se supone que las mujeres deben ser rescatadas y comportarse como damas.
Ese grito furioso me estremeció.
- Porque solo las mujeres deben de guardarse, acaso somos menos valiosas por no llegar puras para casarse con cerdos que ya se han revolcado con cuanta tipa se les pasó por enfrente.
- Romina.
- Sí, fue Simón mi primer hombre y no sabes cuanto me gustó que me tomará entre sus brazos. Si estás satisfecho ahora lárgate que necesito trabajar.
