NovelToon NovelToon
MI VECINO ES MI EX

MI VECINO ES MI EX

Status: En proceso
Genre:Comedia / Padre soltero / Amor-odio / Malentendidos / Romance de oficina / CEO
Popularitas:8.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Cuando Seraphine se muda buscando paz, jamás imagina que su nuevo vecino es Gabriel Méndez, el arquitecto que le rompió el corazón hace tres años… y que nunca le explicó por qué.

Ahora él vive con un niño de seis años que lo llama “papá”.
Un niño dulce, risueño… e imposible de ignorar.

A veces, el amor necesita romperse para volver a construirse más fuerte.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Te amo, te amo mi abejita.

...CAPÍTULO 22...

...----------------...

...SERAPHINE DÍAZ ...

Hace cinco años.

Gabriel dice que no ronca.

Miente.

No es un ronquido escandaloso, no. Es más bien un sonido suave y constante, como si estuviera negociando con el aire mientras duerme. Yo lo escucho con la cara apoyada en su pecho, conteniendo la risa para no despertarlo.

—Abejita… —murmura medio dormido, rodeándome con un brazo—. Deja de vibrar tanto.

Me tapo la boca para no reírme.

Fallo.

—¿De qué te ríes? —murmura, medio dormido, apretándome más contra él.

—De nada —respondo, con voz inocente—. Sigue durmiendo, oso polar.

—Te escuché.

—No estoy vibrando como dijiste ahora. Estás roncando—digo entre risas.

Ahora sí abre los dos ojos y me mira con esa sonrisa ladeada que siempre logra desarmarme.

—Yo no ronco, abejita.

—Claro que sí.

—Jamás.

—Gabriel.

—Sera.

Nos miramos unos segundos en silencio… y luego él me hace cosquillas sin previo aviso.

—¡TRAIDOR! —grito, intentando zafarme—. ¡Eso no vale!

—Todo vale si tú empiezas —responde, riéndose como niño—. Admítelo: estás enamorada de mis ronquidos.

—Estoy enamorada a pesar de ellos…—Hago como si estuviera pensando—Claro que sí, arquitecto frustrado.

—Soy un profesional en formación.

—Y un mentiroso en práctica.

Me acomodo mejor sobre él, apoyando la barbilla en su hombro.

—Te gusta —dice—. Admítelo.

—Me resigné —respondo—. Como con tus manías raras.

—¿Raras? —pregunta, acariciándome la espalda con los dedos, lento, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

—Sí. Como hablarle a las maquetas. O solo cuando trabajas.

—Eso es para mi concentración.

—Eso es estar loco.

Se ríe, y el sonido me vibra en el pecho. Me acomodo mejor, jugando con el dobladillo de su camiseta.

—¿Sabes por qué te digo abejita? —pregunta de pronto.

—Porque soy fastidiosa —respondo sin pensarlo.

—Porque eres importante —corrige—. Aunque hagas ruido. Aunque piques cuando te enojas. Sin ti, mi ecosistema se muere.

Levanto la mirada.

—Eso fue… sorprendentemente lindo, amor.

—Soy un hombre complejo.

—Y dramático.

—Eso también.

Me besa la frente con cuidado, como si fuera algo frágil. Yo cierro los ojos.

—¿Nunca te cansas de mí? —pregunto, más bajito.

—Nunca —dice sin dudar—. Me cansaría del mundo antes que de ti.

Abro los ojos.

—Eso sonó peligroso.

—Lo es —admite—. Pero contigo todo se siente… fácil.

Ahí está. La palabra.

—Sí, me pasa igual contigo —asiento—. Como si no tuviera que fingir nada. Como si pudiera ser ridícula, dramática, intensa… y tú no tuvieras que salir corriendo.

Sonríe.

—Eso es porque yo también soy ridículo —dice—. Solo que en versión ingeniero-arquitecto-supuestamente-serio.

—Supuestamente —repito.

Se inclina y me besa la frente.

—Me gusta cómo me miras —confiesa—. Como si no fuera solo el hijo del futuro gobernador.

—Porque no lo eres —respondo—. Eres el tipo que quema pan tostado, que se equivoca de calle aunque viva aquí desde hace años y que se pone nervioso cuando mi mamá lo mira mucho.

—Tu mamá da miedo.

—Mi mamá te ama.

—Eso es lo que me asusta.

Río.

—Nunca me había sentido tan cómoda—le digo—. Contigo no tengo que fingir. No tengo que ser menos intensa. Ni más fuerte. Ni más callada.

—Por favor, nunca seas callada —dice—. El silencio contigo sería una tragedia.

Le doy un golpecito en el pecho.

—Grosero.

—Soy honesto, mi vida hermosa.

Nos quedamos así, enredados, mientras la luz de la mañana entra por la ventana. Pienso que podría acostumbrarme a despertar con él. A discutir por tonterías. A compartir cafés malos y sueños enormes.

—Abejita… —dice de pronto—. ¿Te imaginas viviendo juntos algún día?

—¿Tú sobreviviendo a mis cosas por todas partes?

—Yo diseñaría los espacios para tus desastres.

—¿Y si no funciona?

—Entonces lo intentamos de nuevo.

Lo miro, sonriendo.

—Me da miedo que las cosas se puedan...

—No digas esas cosas —me interrumpe, algo serio—Solo piensa en el aquí y en el ahora.

Se inclina y me besa. Un beso lento.

—No te vayas nunca —susurra contra mis labios.

—No pienso irme, amor —le digo—. A menos que tú me eches.

Me mira serio.

—Jamás haría eso, jamás te echaría de mi vida, abejita.

Jamás.

......................

La casa de la familia Méndez parecía un hotel boutique de gente que nunca pierde las llaves.

Cinco casas idénticas dentro de un conjunto privado, jardines perfectamente recortados y un silencio tan pulcro que daba miedo respirar fuerte. Yo caminaba de la mano de Gabriel sintiéndome como una intrusa.

—Relájate, abejita —me susurra—. No muerden.

—Tu padre sí —respondo en voz baja—. Me miró como si fuera una plaga urbana.

—Te está evaluando —dice—. Evalúa a todo el mundo.

—Ajá. Y luego decide si los manda a exiliar.

Antes de que pueda seguir dramatizando, la puerta principal se abre.

—¡SERA! —la voz de su madre es puro azúcar—Pensé que no llegarían nunca.

Me suelta de Gabriel y me abraza como si fuéramos parientes de sangre.

—Buenos días, señora Teresa.

—Nada de señora —me corrige—. Dime Tere o ya dime suegrita por si algún día…

—¡Mamá! —Gabriel la corta, rojo.

Teresa sonríe con malicia.

—Tiempo al tiempo.

Detrás de ella aparece él.

El padre de Gabriel.

Traje impecable, expresión neutra, mirada afilada como bisturí.

—Seraphine —dice, midiéndome—. Qué gusto verte otra vez.

—El gusto es mío, señor Méndez—respondo con mi mejor sonrisa diplomática.

—¿Diseño gráfico, cierto?

—Sí.

—Curiosa elección.

Gabriel aprieta mi mano.

—Papá…

—Solo observo —interrumpe—. Gabriel siempre tuvo… ambiciones grandes.

El silencio cae pesado.

Antonia carraspea.

—Bueno, ¿desayunamos o seguimos interrogando a la pobre chica en la entrada?

El señor Méndez no sonríe. Pero se hace a un lado.

El desayuno es un desfile de comentarios pasivo-agresivos cuidadosamente disfrazados de conversación educada.

—Diseño gráfico… —dice otra vez, mientras se sirve café—. Interesante.

Ya me tenía aburrida con eso…

—Me gusta crear cosas —respondo—. Comunicar visualmente.

—Gabriel siempre fue de crear—dice—. Supongo que hacen un… buen contraste.

—Nos complementamos —interviene Gabriel.

—Eso está por verse.

Teresa le da un codazo disimulado.

—Ay, por favor. Si Gabriel no deja de sonreír desde que la conoció.

Yo sonrío. El padre de Gabriel no.

—Las relaciones jóvenes suelen ser intensas —continúa—. Pero no siempre duraderas.

Gabriel deja la cuchara.

—Papá.

—Solo digo que el tiempo pone a cada quien en su lugar.

—Yo ya estoy en el mío —responde, más firme de lo que pensaba—. Y es con Seraphine.

Teresa me mira con orgullo.

El padre de Gabriel asiente apenas.

—Gabriel siempre fue muy enfocado —dice —. Nunca dejó que nada lo distrajera.

—Hasta ahora —responde Teresa, mirando a su hijo con cariño.

Yo mastico pan como si fuera un salvavidas.

—Seraphine —continúa él—, ¿tus planes profesionales son… flexibles?

—Mucho —respondo—. Me adapto rápido.

—Esperemos que eso sea suficiente.

Gabriel deja la taza con más fuerza de la necesaria.

—Papá, ya.

—Solo quiero lo mejor para ti.

—Yo también —dice Gabriel—. Por eso estoy con Sera.

Silencio.

Teresa sonríe, de forma tierna, satisfecha.

Yo sonrío… pero por dentro algo se me encoge.

......................

Salimos de la casa poco después. El aire afuera se siente más liviano.

—Lo siento —dice Gabriel apenas cruzamos el portón—. Es un dinosaurio.

—Me odia.

—No te odia —corrige—. Le asusta que mi futuro quede comprometido. Ya de por sí está algo decepcionado de mi hermana Julieta. Le incomoda no tener el control.

—Me parece un exagerado.

—Definitivamente.

Caminamos un rato por el sendero del conjunto. Yo pateo una piedrita.

—No me gusta sentir que tengo que demostrar que valgo la pena —confieso—. Como si fuera un proyecto a evaluar.

Gabriel se detiene.

—No tienes que demostrar nada.

—Tu padre piensa que sí.

—Mi padre no decide mi vida, amor.

—Pero pesa —insisto—. Y a veces siento que… que si un día él te empuja lo suficiente, tú—

—No —me corta—. No digas eso.

—Gabriel—

—No me voy a ir, abejita.

—No lo sabes.

—Sí lo sé.

—Las promesas bonitas no siempre alcanzan.

—¿Entonces para qué estamos juntos? —pregunta él, herido ¿Estás diciendo que no confías en mí?

—Estoy diciendo que tu padre me hace sentir… pequeña.

—Solo te debe importar lo que yo sienta por ti. Ellos no deciden por mí.

—Pero influyen.

—¡No en esto!

—¡Gabriel, no seas terco!

—¡Tú tampoco!

—¿Porque siempre terminas sacando esas conclusiones? ¿Tienes que siempre pensar en lo malo?

—Porque te amo —respondo—. Y porque tengo miedo de perderte.

Se queda en silencio.

Luego se acerca despacio.

—Ven —dice.

Me toma la mano, la aprieta contra su pecho.

—Aquí —dice—. Aquí es donde te llevo. Aunque mi padre no lo entienda. Aunque el mundo no lo entienda.

—Eres un terco.

—Y tú una abeja insoportable.

—Pero necesaria —digo.

—Vital para mi ecosistema —responde, sonriendo.

Me toma del rostro con ambas manos y me besa. Me río contra su boca.

—¿Esa fue tu solución?

—Funciona el noventa por ciento de las veces.

—Eres injustamente encantador.

—Y tú exageradamente necesaria.

Apoyo la frente en la suya.

—Prométeme algo.

—Lo que sea.

—Si algún día dudas de lo nuestro… Prométeme que no huirás.

Sus ojos se suavizan.

—Te lo prometo, abejita.

1
Nancy Parraga
una mujer que no se valora y permite que un hombre la veo como objeto sexual es deprimente y mal ejemplo para las mujeres
Nancy Parraga
Adelina no se respeta ese hombre la he dicho tantas veces que no tienen nada y ella sigue de arrastrada
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
no estarán bien hasta que no saquen lo que sea que lesxpaso
Nancy Parraga
es claro que hay un ciclo sin cerrar y algo que no terminan de culminar
Nancy Parraga
por tus miedos la rompiste la dejaste en sus peores momentos y ahora eso se llama cobardía
Nancy Parraga
Que el hijo se escapara y fuera donde Sera no es culpa de ella es tuya por imbécil y ya le jodiste la vida una vez la dejaste y ahora la culpas le pones sobrenombre no la respetas y todavía te crees con derecho a acusar
Nancy Parraga
🤭🤭🍿🎵
Nancy Parraga
Dios dale respiro a la pobre mujer
Nancy Parraga
Por eso es todo el lío creo yo
Nancy Parraga
Creo que algo de ella al parecer no puede tener bebé o perdió cuando estuvo el el cínico de Gabriel
Nancy Parraga
Será podrá ser un desastre pero no es ninguna mustia como el idiota de Gabriel
Nancy Parraga
Gabriel alejate no le hagas mas daño por qué aquí tu eres el único desastre en la vida de Sera
Nancy Parraga
Todas creen que Sera esta loca, pero no es así, es Gabriel que sabiendo lo que ocultan el es el culpable por qué la provoca si el sabe que el fallo como ex hasta por respeto si aún entre ellos hay tensión debe de ser más precavido y no idiota
Nancy Parraga
Sera alejate de tu ex ya has experimentado su egoísmo por qué te gusta torturarte
Nancy Parraga
Gabriel es un idiota de primera
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ellos tienen mucho dolor hasta resentimiento en uno al otro creo que necesitan una buena charla o un psicólogo para que superen todo lo que vivieron y no resolvieron
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ya bastante daño le ha hecho a Sera para que ella tenga que aguantar a semejante idiota, cínico descarado
💞Agustina Intriago 💕🌙
No hay hombre más cínico que Gabriel, el es el responsable es su hijo y va a reclamar cuando el no tiene derecho ni autoridad moral para reclamos
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play