Un mundo donde los humanos son la raza más débil y hostigada por las demás... Hasta que el primer dios de su raza aparece llenando los corazones de esperanza.
¿Podrá nuestro protagonista ayudar a la humanidad? ¿Descubrirán la verdad?
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capitulo 9
— Pronto invadiremos el reino, tengo planes y objetivos que alcanzar—.
— ¿Se refiere al reino humano?—.
— Así es, mi objetivo es declararnos al mundo como una raza distinta a la humana—.
— Raza demoníaca infernal—.
— Así es—.
— ¿Nos haremos enemigos de los humanos? ¿No va en contra de nuestros planes?—.
— Para nada, nuestro objetivo no son los humanos, son los elfos, demonios, ferales, driades, Lizardman, ser vistos por ellos y que se acerquen voluntariamente a nosotros —.
— Mi señor ¿Cuánto tiempo disponemos?—.
— Cuando Morrigan termine su trabajo, comenzará la invasión, les daré instrucciones en ese momento—.
— ¡Si!—. Exclaman todos.
Lentamente, aquel Dios abandona el lugar.
Las puertas se cierran y el ambiente cambia.
— Ten un poco más de modales Morrigan—.
— Es cierto, Debes guardar las apariencias—.
— No soy bueno en esas cosas—.
— Tienes tiempo para aprender mientras terminas tus objetivos—.
— Si si...—.
— Buen trabajo Primeros, pueden relajarse ahora estamos solos—. Declara Darine.
— Si, tuvimos algunos errores...—.
— ¿¡Hablas de mi!? ¡Soy quien más trabajo tiene!—. Grita Última.
— Deja de llorar o te daré motivos para hacerlo—. Responde Morrigan.
— Momento, estoy de lado de Última, es quien más trabajo ha tenido, no merece ser maltratada—.
— Canon, sus lloros me cansan—.
— Pues vete a otro lado—.
— ¿Quieres sentir dolor?—.
— Quiero que te calmes—.
Unos fuertes aplausos y la discusión se termina.
— Si no hay más que discutir, todos vuelvan a sus puestos de trabajo, hay mucho por hacer antes de la invasión—.
Frente a las palabras de Primera todos abandonan la capilla y la cierran, Ahora en aquel lugar solo hay silencio.
...
— Eso fue muy raro, no me esperaba una capilla ¿Qué opinas Rafael?—.
Ya en mi habitación puedo relajarme mientras me acuesto en mi cama junto a Rafael.
— Me puse muy nervioso, creí que si me alejaba de las estructuras religiosas entonces no tendría que lidiar con iglesias, pero ellos construyeron una capilla ignorando los múltiples objetivos a conseguir ¿Por qué es tan importante? Solo creen una estatua o hagan un retrato—.
Rafael suspira, siento que se está cansando de mi.
— Agradezco su dedicación y su trabajo, pero vamos... Una capilla, estaban postrados ante mi, en mi vida anterior no podía prever algo como esto no practiqué ningún tipo de diálogo y creo que cometí errores... ¿¡Viste la cara de primera!? Lo dije sin querer, estaba nervioso... Y no sé por qué Última temblaba tanto, pareciera que iba a ser ejecutada o algo—.
Mientras me quejo Rafael me da la espalda.
— La próxima vez seguro será igual, que fastidio—.
...
En el Reino alejado de pueblo dónde reside nuestro protagonista, una familia es quien tiene problemas por este abrupto cambio.
La familia real.
En un enorme sala en el castillo, cinco personas se juntan a hablar.
— Lo que está pasando en este reino no es gracioso, tomaremos medidas violentas si es necesario, si muchos de ustedes deben morir entonces morirán—. Declara un elfo amenazante.
— N-Nosotros no sabemos nada, nuestra raza no es más que una víctima de la situación—. Dice el rey de este lugar con una voz temblorosa.
— Mi padre tiene razón, no es nuestro deseo ofender a los elfos, se dice que una nueva raza apareció y está tomando el control—. Dice una mujer.
— ¡Solo ustedes salen beneficiados con todo esto, no me jodan! ¡Es evidente!—. Exclama un elfo oscuro violentamente.
— ¿La raza demonio infernal cierto? Que ridiculez, que una nueva raza aparezca de la nada no es más que una invención de un niño pequeño, esto se trata de una conspiración por parte de los humanos—. Dice con una voz fría un driade.
— Muchos de los nuestros han muerto, en especial elfos, este lugar nos pertenece y no sé lo daremos a nadie ¿Entendieron?—. Declara aquel elfo.
El rey no hace más que agachar la cabeza y escuchar las palabras de aquellos elfos claramente enojados.
Oponerse no es opción, ellos lo saben.
— Tenemos un tratado, este reino le pertenece a la asociación de las tres razas, si esto continúa entraremos en guerra con los humanos—. Dice el elfo oscuro observando al rey.
— ¡No es justo, nosotros no hicimos nada que amerite eso, los humanos no pueden vencer a ninguna otra raza!—. Grita la chica con un sentimiento de impotencia.
— ¿Qué importa? ¿Crees que eso importa? Ustedes nos fastidian, nosotros le devolveremos el doble—.
Nadie dice nada ante las palabras del driade.
Un silencio toma el lugar hasta que el elfo finalmente toma una decisión.
— Hemos traído a miembros de la elite, muchos de ellos murieron por parte de esta "supuesta" nueva raza, no sabemos de dónde salen o por qué ayudan a los humanos... Hemos intentado negociar con ellos sin éxito, ahora dicen que apareció un nuevo Dios, uno que entrega bendiciones... Son fuertes y mucho—.
— Están al nivel de la élite, es de temer—.
— Ciertamente... Estoy seguro de que esto no parará hasta cortar el problema de raíz—.
— O los matamos o los traemos de nuestro lado—.
— He tomado una decisión, traeremos a miembros de la élite a este lugar —.
— Los altos elfos odian rodearse de humanos—.
— Lo sé, la situación lo amerita, necesitamos fuerza—.
— De acuerdo, entonces también traeré a Driades de fuerza militar—.
— Hazlo, tu también —. Señalando al elfo oscuro.
— De acuerdo, no estarán contentos con eso—.
— Rey David y princesa Gimena, si encuentran algo quiero saberlo ¿Entendido? La traición no será perdonada—.
— L-Lo entiendo bien—.
— Con esto termina la seción—. Declara finalmente el elfo.
...
Cuando todos se van, solo queda en en la sala aquel rey y su hija furiosa.
Ella golpea la mesa con rabia dejando ver sus lágrimas gritando "No es justo, no es justo".
— Tranquila, siento lo mismo que tú hija—.
— ¿Entonces por qué?—.
— ¿Hay algo que pueda hacer? La posición de rey no es más que decoración aquí—. Una sonrisa amarga aparece en su rostro.
— Ellos se pavonean por nuestras calles, golpean sin piedad a plena luz del día, secuestros, violaciones... ¡Y no quieren perder su lugar aquí! ¡Nos tratan como animales!—. Mientras dirige su frustración a su padre.
Una carcajada sale del rey en señal de felicidad.
— ¿Te da risa?—.
— No me mal entiendas, me gusta ver a los elfos tan acorralados, esto es felicidad... Sabes Gimena, hay información que ellos no saben—.
Ella lo observa fijamente, con brillo en sus ojos.
— Una nueva ciudad se ha visto al norte, está algo tapada por los árboles de al rededor, una torre a medio terminar delata su ubicación como si quisieran ser encontrados—.
— Al norte... El pueblo—.
— Basta con viajar allí para verlo, pero los elfos son tan orgullosos que no quieren adentrarse a los lugares de pobreza, por lo que nunca la verán—.
— Deberíamos ir a negociar con ellos, si están de nuestro lado—
— ¿Y qué? ¿Dejar que la información de su ubicación se filtre? Los elfos nos vigilan, no podemos ir a ese lugar—.
— Entonces... ¿Qué hacemos?—.
— Esperar—.
—¿¡ESPERAR!? ¿¡TE APRIETA LA CORONA!?—.
— No es necesario que me grites o hables mal de mi, necesitamos un medio para comunicarnos con ellos, es necesario alguien de confianza, la única en quien podiamos confiar ya no está aquí—.
— Carol... ¿Me equivoco?—.
— Si...—.
— Déjame ir a mí, puedo hacerlo—.
— Estás interesada en ir, en escapar del reino y quedarte allí, puedo entender eso—.
— Eso no es verdad, no busco su protección, quiero ayudarlos—.
— Mi respuesta es no, Alguien más debe hacerlo... Alguien de confianza...—.
— No tenemos padre, nadie, todas fueron vendidas o ya no están en este mundo respirando, los elfos están más violentos que nunca—.
— Entonces confiemos en ellos, si necesitan de nosotros aparecerán por el castillo... Ellos tienen la fuerza—.
— Esperar... Es lo único de lo que soy capaz, esto es... Humillante—.
— Siento lo mismo, pero te lo aseguro, pagaría con mi vida para ver cómo los elfos pierden frente a otra raza... Le vendería mi alma a este nuevo Dios—.
—...—. Ella se limita a observarlo en silencio.