Los 3 Papás De Mi Hija.

Ese mismo día revise mis finanzas y para mi sorpresa Donovan me había enviado 800 mil y un mensaje que decía lo siento. Bueno en este momento me siento horrible y como la peor put* de todas porque voy a tomar este dinero y me voy a largar de este lugar. Jonh me ha déjalo muchos mensajes e incluso hay uno de Aziel. ¿Qué diablos está pasando? Como sea no pienso quedarme a averiguarlo. Borre la app y aquí acabo todo.

Empaco con cuidado mis cosas y salgo al aeropuerto. Ya no hay vuelta atrás, ya no más por fin tengo la oportunidad de cambiar mi vida.

- ¿Señorita en que le puedo ayudar?

- Quiero un boleto para Grecia si se puede para salir hoy mismo.

- Bien. ¿Cómo desea pagar?

Una sonrisa de satisfacción se dibuja en mi rostro. - Tarjeta por favor.

- Ya está listo, él vuelo sale en 6 horas.

- Muchas gracias, lo esperaré en la sala de descanso.

Mientras me tomo un café y observó por la ventana un recuerdo viene a mi mente, eso pasa cuando tengo demaciado tiempo sin hacer nada y es por eso que nunca paro.

7 años atras:

Mi vida cambio el día en que lo vi. Él era el típico chico malo que se paseaba afuera de las escuelas, todos los días una gran multitud de compañeras se quedaba pegadas a las rejas solo para verle pasar y yo no fui la excepción.

Ese chico solía estacionar su genial motocicleta justo en el puesto de comidas cruzando la calle y ya tenía su club de admiradoras. Una tarde mientras caminaba por la plaza rumbo a mi casa él impidió mi paso.

- Hola hermosa ¿Vamos de paseo?

- Yo.. Yo no te conozco.

- Soy Deimos Polites. Ahora si quieres ir a pasear Lina.

- ¿Como es que tú?

- Te he visto mirarme en muchas ocasiones y yo también puedo hacer mis averiguaciones cuando alguien me gusta.

Sin más me extendió un casco y yo me subi abrazandolo con fuerza por la cintura, la velocidad era tanta que todo el camino estuve llorando del miedo por sufrir un accidente, pero la adrenalina del momento hacia que mi corazón palpitara desenfrenado.

De repente frenó y me quito el casco para poder limpiar mis lágrimas. - No llores nena tú también me gustas y desde hoy serás mía.

Ese chico no sólo le robó el corazón a una ingenua chica de 16 años si no que también le dio un sueño y propósito a su vida.

Desde ese día todo cambio. Me escapaba de la escuela e incluso de mi casa para poder estar con él, pero Deimos encajaba perfecto en la descripción de chico rebelde, su vida era un completo caos y no tarde demaciado en darme cuenta de eso.

Una tarde al llegar a su casa lo vi consumiendo sobre la mesa. - ¿Qué haces?

- Lina mi amor ven y siéntate en el regazo de tú papasito.

- ¿Que es eso Daimon?

- Polvo de hadas mi vida, toma un poco y verás las estrellas conmigo.

Me gustaría decir que eso era todo, pero no, había veces en las que luego de consumir varias cosas terminabamos teniendo sexo en la sala rodeada por más parejas que al igual que nosotros estábamos perdidos.

Un año después todos comenzaban a notar que algo en mi había cambiado y yo ya no soportaba depender de eso para ser feliz.

- Amor por favor ya paremos. No lo soporto más.

- Lina si me amas como dices tienes que amar está parte de mí también.

- Te amo, pero ya no quiero que vivamos así.

- Eres mía y te quedarás aquí haciendo esto conmigo.

Se podría decir que ya estaba resignada a esa vida porque no quería perderlo, pero un día descubrí que estaba embarazada, emocionada fui a darle la noticia, Deimos estaba junto a otros hombres realizando "su trabajo". Ni siquiera lo pensé y me lo lleve al patio de atrás en donde le enseñe la prueba casera.

- Papacito vas a ser papá. Esta es la oportunidad de cambiar.

- Que diablos dices Lina.

- Que vamos a ser una familia amor. Un bebé tuyo y mío está creciendo aquí.

Lejos de ver felicidad en su cara lo que vi fue enojó. No sabía si la noticia no le gustó o era el hecho de que sus finanzas eran un desastre, ya que Deimos consumía más de lo que vendía y eso le estaba dando demasiado problema.

- Eres estúpida Lina. Como se te ocurre quedar preñada.

Arrojó la prueba lejos y luego me lanza al piso de un fuerte empujón para marcharse. Yo estaba destrozada, en mi cabeza pensaba que este bebé sería suficiente razón para cambiar nuestras vidas, para ser mejores y mucho más felices. Que equivocada estaba.

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