Isabella Dupont ha pasado su vida planificando una venganza que espera borrar el dolor de su infancia. Abandonada a los cinco años por su madre, Clara Montserrat, una mujer despiadada que traicionó a su familia y robó la fortuna de su padre, Isabella ha jurado destruir el imperio que su madre construyó en Italia. Bajo una identidad falsa, Isabella se infiltra en la constructora internacional que Clara dirige con mano de hierro, decidida a desmantelar pieza por pieza la vida que su madre ha levantado a costa del sufrimiento ajeno.
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Capítulo 9
Después de carraspear y dar un trato a su copa de vino Marcello se recostó en su silla mirando a Isabella.
—Bueno, creo que es hora de hablar de negocios, ¿no les parece? —dijo Philippe, interviniendo antes de que la conversación se desviara demasiado.
Marcello, que todavía estaba disfrutando de su vino, levantó una mano en señal de pausa.
—Aún no tengo uno en mente —dijo Marcello, observando a Isabella con un interés renovado—. Estamos trabajando en algo interesante, pero aún lo estamos financiando. Es un proyecto en Dubái, unas torres departamentales de alto valor. El proyecto se llama Las Torres Émiris.
Philippe asintió, mostrando un interés genuino.
—Eso suena interesante. Si necesitan financiación, puedo poner una parte —ofreció Philippe, su tono calculador—. Podría ser una buena inversión para todos nosotros.
Marcello se reclinó en su silla, considerando la oferta.
—Eso suena bien, Philippe. Pero debo advertirte, el proyecto costará unos 500 millones de euros. Es un proyecto grande, con mucho riesgo, pero también con un gran potencial de ganancias.
Philippe sonrió, siempre dispuesto a asumir riesgos calculados.
—Eso no es un problema. Pero para aumentar el valor del proyecto, quiero que Isabella sea una de las arquitectas principales.
El silencio cayó sobre la mesa por un momento, mientras todos observaban la reacción de Marcello. Él, sin embargo, solo se reclinó en su silla, mirando a Isabella con un aire pensativo.
—Interesante propuesta, Philippe —dijo finalmente Marcello, su tono calculador—. Isabella, ¿estás dispuesta a asumir ese desafío? Porque no será fácil, y necesitaremos a alguien con mucho más que solo talento.
Isabella mantuvo la compostura, consciente de que esta era su oportunidad de entrar en el círculo íntimo de Montserrat Construcciones y acercarse un paso más a Clara Montserrat.
—Estoy más que dispuesta, señor De Luca. No vine a París para hacer cosas fáciles. Vine para demostrar de lo que soy capaz.
Marcello la miró durante un largo momento, como si estuviera evaluando cada palabra, cada gesto. Finalmente, asintió.
—Muy bien, entonces —dijo con una sonrisa que dejaba entrever que, aunque había aceptado, todavía la pondría a prueba—. Hagámoslo. Isabella, bienvenida a “Las Torres Émiris”. Pero recuerda, aquí solo sobreviven los mejores. No hay margen para errores —finalizó Marcello con un tono que dejaba claro que la inclusión de Isabella en el proyecto no era solo un favor; era una apuesta, y ella debía demostrar que valía la pena.
Isabella asintió, manteniendo la calma a pesar de la presión evidente. Sabía que estaba entrando en un terreno peligroso, pero era exactamente lo que había buscado desde el principio.
—Lo entiendo perfectamente, señor De Luca —respondió Isabella con firmeza—. Estoy aquí para dar lo mejor de mí, y estoy segura de que no lo decepcionaré.
Leonardo, quien había estado observando atentamente la conversación, intervino con una sonrisa tranquila.
—Confío en que no lo harás, Isabella. Estoy deseando ver cómo contribuyes al proyecto.
Marcello asintió, satisfecho con la actitud de Isabella, y levantó su copa de vino.
—Bien, entonces, hagamos un brindis por este nuevo comienzo. A “Las Torres Émiris” y al éxito que estoy seguro alcanzaremos juntos.
Philippe, Leonardo e Isabella alzaron sus copas, chocándolas suavemente en el aire. Isabella sentía la mezcla de nervios y determinación burbujeando en su interior. Sabía que este era solo el primer paso en su misión para infiltrarse en el mundo de Clara Montserrat, y estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para lograrlo.
—A “Las Torres Émiris” —repitieron todos en un unísono antes de beber.
Después del brindis, la conversación se volvió más relajada, con Marcello y Philippe hablando sobre detalles más específicos del proyecto y los próximos pasos. Isabella, por su parte, se concentró en escuchar y absorber toda la información posible, mientras Leonardo la observaba de vez en cuando, como si estuviera analizando cada una de sus reacciones.
Finalmente, la cena llegó a su fin, y Philippe se levantó para despedirse de todos.
—Ha sido un placer, caballeros, pero creo que es hora de retirarnos —dijo Philippe, ajustando su reloj mientras dejaba un par de billetes sobre la mesa para cubrir la cuenta.
Marcello asintió, levantándose también y estrechando la mano de Philippe con un apretón firme.
—El placer ha sido nuestro, Philippe. Estoy seguro de que este es solo el comienzo de algo muy lucrativo para todos nosotros.
Leonardo se despidió con un apretón de manos similar, aunque su atención seguía en Isabella.
—Nos veremos pronto, Isabella. Estoy seguro de que trabajar juntos será… interesante.
Isabella sonrió, devolviendo el apretón de manos de Leonardo.
—Igualmente, Leonardo. Espero que podamos hacer grandes cosas juntos.
Después de las despedidas, Philippe acompañó a Isabella hacia la salida, caminando juntos bajo las luces de la Torre Eiffel que iluminaban la noche parisina.
—Lo hiciste bien, Isabella —dijo Philippe, con un tono que mezclaba orgullo y advertencia—. Pero recuerda, este es solo el comienzo. Marcello y Leonardo son hombres difíciles de impresionar, pero has dado un buen primer paso. No bajes la guardia.
Isabella asintió, sintiendo que el peso de la responsabilidad ya comenzaba a caer sobre sus hombros.
—Lo sé, Philippe. Estoy lista para lo que venga.
Philippe sonrió ligeramente y le dio una palmada en el hombro antes de despedirse.
—Bien, entonces, nos veremos mañana. Prepárate para lo que está por venir. Esto solo se pondrá más complicado.
Con esas palabras, Philippe se marchó, dejándola sola bajo las luces de la noche. Isabella se quedó un momento en silencio, mirando hacia la torre iluminada, sintiendo que acababa de cruzar una línea que la llevaría directamente a la confrontación con Clara Montserrat.
Sabía que no sería fácil, pero también sabía que estaba más cerca que nunca de su objetivo. Ahora, solo debía mantenerse firme y seguir adelante, sin importar los obstáculos que encontrara en su camino.
Mientras caminaba hacia un taxi que la llevaría de vuelta a su apartamento, Isabella respiró hondo, mentalizándose para lo que vendría. La venganza estaba en marcha, y no había vuelta atrás.
tiene buen argumento,
hasta el final todo esto está emocionante.
y lo peor es que está arrastrando así hija a ese abismo.
cual fue la diferencia que se quedará con el.
a la vida que si madre le hubiese dado..
Isabella merece tener un padre en toda la extensión de la palabra.
no te falles ni le falles.
la narración buena
la descripción como empieza excelente 😉🙂
sigamos..
la historia promete mucho