Amor de Marisa por Ian. El cual es discapacitado y deberá pasar su vida en una silla de ruedas. Marisa es una joven de 22 años, que proviene de una familia humilde y trabaja como Asistente Personal de Ian Andrew.
Ian es el CEO de una Planta Fundidora, probablemente la mas grande y productiva del país.
Ian está recluido de por vida a una silla de ruedas como consecuencia de las secuelas que le dejó un accidente automovilístico en el que murieron sus Padres y su Hermana mayor.
Cuando se leyó el Testamento de su Padre, quedó perfectamente estipulado que Leticia Zambrano quedaría como Tutora legal de Ian y que ella debería ir a vivir a la Mansión Andrew y hacerse cargo ella y solo ella de administrar los bienes de Ian hasta que cumpliera los 21 años. Y en ese lapso de tiempo, de los 8 años que tenía Ian al morir su familia , hasta que Ian cumpliera los 21, Leticia Zambrano sería La CEO de la Fundidora, ya que Leticia era una persona integra y honesta. Hasta que aparece Marisa Salvatierra.
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LA ENTREVISTA PARTE 2.
Leticia Zambrano siguió hablando. Nunca había hablado de este tema con nadie que no fuera Ian, él era la gran razón de su vida, ya que aprendió a amarlo de la manera en que se lo describió a Marisa.
Leticia, te agradezco mucho que tengas la confianza de platicar conmigo todo lo que me has confiado, pero te pregunto, qué hay de tu vida amorosa?, es decir, has tenido alguna pareja sentimental?.
He tenido pretendientes, varios, pero ninguno ha sido el indicado, todos se han acercado a mí solo por el dinero o por tratar de perjudicar a Ian a través de mí.
Una ocasión se me acercó un hombre, Roberto Madrigal, lo conocí en el Centro Comercial, yo iba de compras, le compré un poco de ropa a Ian, por su condición hay que comprarle ropa elaborada de una tela especial para evitar que sus piernas y espalda se lastimen y provoquen la formación de Escaras. En eso estaba, cuando un hombre se me acercó por detrás, ya que yo estaba atenta en la ropa del exhibidor y simplemente dijo. Creo que te equivocaste de lugar, no creo que te vea bien esa ropa.
Me sorprendí y al verlo casi se me cae la baba. Un hombre guapísimo, como hecho a mano y con una sonrisa de seguridad en sí mismo fue el que me habló.
Perdón?. Le pregunté.
Deberías estar viendo otro tipo de ropa, esta creo que no te va bien.
Reaccioné y le pregunté que quién era él, y como se atrevía a hablar de esa manera.
No te molestes, simplemente quise acercarme a ti, tu belleza me atrajo sobremanera al verte frente a este exhibidor y fue lo primero que se me ocurrió decir para acercarme a ti.
Le dije que tenía que irme.
Tienes prisa?, me preguntó.
Eso es asunto mío.
Vamos, no estés a la defensiva, no muerdo.
No entiendo tu atrevimiento, no me conoces y yo no te conozco.
Eso tiene remedio, Roberto Madrigal a tus pies.
De todos modos, no se nada de tí. No se con quién estoy hablando.
Bueno eso tiene remedio, si tienes tiempo, vamos por un café y te puedo sacar de dudas, te juro que no soy un violador ni asesino en serie.
Hubo algo que me gustó de el y le dije que por el momento no tenía tiempo, pero que me llamara para vernos nuevamente y salir por ese café.
Sacó una libretita, arrancó una hoja y apareció un bolígrafo en su mano y escribió un teléfono.
Le dije, el que debería hablar era el.
Simplemente llama a la Fundidora y pregunta por Leticia Zambrano, le dije y me marché. Entré en la tienda para comprar el pantalón para Ian y me fuí de ahí.
Roberto ya se había marchado y no vi para dónde.
Llegué a casa y saludé a Ian.
Bienvenida Lety. Le entregué el pantalón, le di, como siempre que lo veo, un beso en la frente y subí a mi habitación y me recosté recordando lo que había sucedido en el Centro Comercial y me quedé dormida así, con la ropa que llevaba.