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Dos Dimensiones

Dos Dimensiones

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Dejar escapar al amor / Juego del gato y el ratón / Amor-odio
Popularitas:3k
Nilai: 5
nombre de autor: Miguel Antonio Alba La O.

La juventud es la etapa de nuestros mayores miedos, pero también de nuestros más escandalosos amores.
¡Ven y acompañame en esta historia donde la religión y el amor hacen estragos!

NovelToon tiene autorización de Miguel Antonio Alba La O. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El vendedor de rostros

La semana, como todos los días de escuela, pasó lenta y llena de deberes extraescolares.

Pero Diana comenzaba a preocuparse acerca de algo más. Gabriel parecía haberla dejado tranquila, en cambio Elizabeth la trataba con hostilidad. Las únicas que mantenían su habitual amistad con ella eran Naomi y Daniela

Al finalizar la semana, ese día del viernes…

Diana se ofendió al ver como Elizabeth cambiaba de lugar con Daniela. Samuel desde su asiento en el fondo del aula disfrutaba del teatro.

Esa semana entera Diana nuevamente le había ignorado pero ahora que comenzaban los conflictos internos entre ellos, Samuel aprovecharía como un general de guerra para atacar.

Ese mismo día al terminar las clases Gabriel se quedó hasta el final. Sabía mejor que nadie que Diana se quedaba después de que todos se iban en la tarde. Le explicaría porque estaba alejado, que su intención era darle tiempo…

Pero ella se adelantó a hablar como en la otra vez…

-No sé cómo llegamos a este punto Gabriel pero ahora la situación es tensa entre nosotros – dijo Diana con una agonía latente en la voz

-Lo sé, es por eso que me alejé un poco para que pudieras pensar…

Diana que hasta ahora había puesto la mirada sobre sus pies, levantó el rostro y se encontró con los ojos centellantes de Gabriel

Esos ojos del color de la plata…

Tan peligrosos…. Tan bellos y a la vez tan intrigantes. Gabriel no era tan hermoso como Samuel pero sin lugar a dudas era guapo y masculino.

-Gabriel sabes muy bien que las personas como nosotros no tomamos decisiones en base a nuestras pasiones sino en base a lo que le agrade a Dios – dijo Diana y al momento vio en los ojos de él la más profunda crudeza

-Lo sé… solo que no puedo dejar que te estrelles tu sola contra las piedras, debo advertirte porque te amo –

-Un sentimiento que nació en unos meses no se puede considerar amor – dijo Diana con valentía

Gabriel contrajo una carcajada de histeria y luchó por no lanzar sillas y mesas cuando fue hasta ella. Cuando tocó el rostro de la joven y al mirar sus ojos se dio cuenta de que ella tenía miedo y no entendería sus sentimientos…

-¿Si fuera con él, si lo llamarías amor? – preguntó él mientras acariciaba con el pulgar la barbilla de ella

-¿¡Que!? – gritó Diana con incredulidad. Cada vez se hacía más tarde, sus padres se preocuparían y no tenía tiempo para escuchar tonterías.

-Diana, alguna vez te han dicho que el cordero puede ser más inteligente que el lobo – dijo Gabriel bajando la mano que le acariciaba la barbilla a la chica – no soy tan tonto como todos creen verme…

Como aquella vez de su confesión, los ojos de Gabriel cambiaron de un plateado gentil a un color más parecido al filo de una espada. Algo que hacía un tétrico contraste con su hermoso pelo dorado.

Las acciones de su conversación los habían dirigido hacia la puerta del aula. El atardecer caía sobre cada rincón de la escuela, mientras que las otras aulas ya vacías de voces de profesores y alumnos, parecieran engullirlo todo con un silencio sepulcral.

-Gabriel es que acaso te has vuelto loco… ¿qué es lo que piensas?… ¿qué te estás imaginado en esa cabeza?

-Pienso en muchas cosas, tal vez te parezca crudo y hasta cruel, pero es la única forma de demostrarte de que no te quiero cerca de él – dijo Gabriel en completa calma; el otro Gabriel se había ahogado en el mar de plata que ahora eran sus ojos.

Este Gabriel era más como un robot sin corazón. Diana estaba aterrada y quiso alcanzar su mochila pero él se interpuso en el medio y le dirigió una mirada de censura.

-No quiero obligarte pero pronto la cuerda de mi paciencia se romperá y no me detendré. Tengo una regla de oro y es proteger a lo que amo a toda costa – dijo Gabriel con descaro

Diana no podía creer lo que le sucedía. En estos momentos Gabriel le amenazaba como si fuera un burdo criminal. En qué circunstancias la había puesto la vida.

-¡Puedes hacer lo que quieras! – Respondió ella con valentía – pero así solo lograrás que no sea ni siquiera tu amiga.

-En lo referente no te quiero como a una amiga, te quiero románticamente, quiero que seas mi novia o es que acaso no notas mi decisión – replicó él todavía en su otro yo

-Lo único que noto es que tú no eres verdadero, estás roto, estas facetas de tu alma solo te hacen abominable a mis ojos –

Eso fue como una puñalada directa al corazón del joven, pero el disimuló su dolor con una falsa sonrisa.

-Cuando aprenderás Diana que en este mundo todos tenemos diferentes caras, el ser humano esconde su yo verdadero tras una apariencia prestada, que al final solo tapona su dolor –

-¿¡Entonces, tú taponas un dolor!?… - preguntó ella entre molesta y airada

-¡El mayor de los dolores! – dijo Gabriel esta vez apartándose de su camino y permitiendo que ella tomara su mochila. Antes de que ella saliera por la puerta él la asió del brazo y la atrajo hacia su pecho.

-El dolor de no ser el dueño de tu corazón –

Sin poder apartarse dejó que Gabriel besara su frente y al mismo tiempo alzó el rostro para mirar sus ojos plateados

Sumamente intrigante lo que veía

Dolor… vergüenza… abandono

Pero él la alejó al instante

-Vete Diana o haré cosas que no corresponden a mi yo cristiano – dijo Gabriel oprimiendo el deseo insano por capturar sus labios y tomar cada suspiro inocente de la boca de ella.

-Gabriel me estás preocupando… -

Gabriel le dio la espalda y le habló con letanía. Diana advirtió la amargura en la voz de él.

-Las mariposas no se preocupan por los gusanos que van por tierra, aunque la oruga es considerada primeramente un gusano luego se convierte en algo hermoso; pero el gusano de la tierra seguirá siendo tan solo eso: un gusano

Luego de esas palabras Diana se marchó con el corazón en la garganta ya no sabía quién era más peligroso: Gabriel o Samuel. Una cosa era cierta, la batalla de dimensiones continuaría; solo que ella no se imaginaba que abría más piezas deseosas de jugar el ajedrez del destino.

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