En Mi Segunda Vida Soy La Villana

Cuando llegó la hora de que la familia imperial hiciera acto de presencia, todos los invitados hicieron una reverencia ante ellos y aquella familia bajó elegante por las escaleras.

El emperador, tras saludar a todos, mandó a que se pongan de pie, y fue allí donde Fátima y su familia casi mueren de envidia.

Resulta, que aquella niña no solo estaba perfectamente vestida, sino que no se colocó el vestido que Fátima personalmente le preparó para ella.

Tal cosa le hizo arder de rabia y eso fue visto por Cristal, pues ella tras ver en sus recuerdos a Fátima, sabe que aquella niña con cara enojada es su querida prima.

Para hacerla enojar aún más, ella solo le dedicó una sonrisa burlona, y funcionó, pues la muchacha se puso roja de la ira.

Los monarcas y su hija se fueron a sus respectivos asientos, y nada más sentarse, los invitados comenzaron a llegar con sus regalos en las manos.

Cristal solo tenía que mirar los regalos y mandarlos a guardar con su doncella, y también dar las gracias con amabilidad.

Cuando fue el momento de Fátima pasar con su regalo, esta llegó con una hermosa caja de terciopelo en las manos y luciendo encantadora dice.

—Prima, te deseo un feliz cumpleaños, que los dioses te bendigan con mucha salud — dice con hipocresía mientras hace una reverencia perfecta, todos al ver eso, solo estaban atentos a lo que pasaba.

Cristal al ser inteligente fue hasta Fátima y de manera delicada la tomó por unos de sus pequeños brazos y la puso de pies.

—Mi querida prima, no tienes que hacer reverencia, al fin y al cabo, somos familia ¿no?— dice la niña con una sonrisa, mientras le da un abrazo a su prima y al estar cerca de ella, le susurró algunas palabras al oído —Escucha bien Fátima, si tienes planes malos en mi contra, será mejor que te vayas olvidando de ellos, no planeo hacer el hazmerreír del imperio, se que tú plan desde que me mandaste esa abominación de vestido fue hacerme ver cómo tonta— le susurra ella y toma el regalo de manos de la pequeña víbora y luego se aleja con una sonrisa en los labios, todos solo vieron como ambas se llevan bien, y ven con buenos ojos a Cristal, después de todo la princesa es una niña muy linda y educada.

En cuanto a Fátima, ella solo opta por guardar silencio y sonreír; después de todo, si hace algo en público, lo va a lamentar para toda su vida.

Ella por el momento no hará nada, Pero la noche apenas inicia, y esa niña tonta, tendrá una lección por aquellas palabras tan pretenciosas.

En cuanto a Cristal, ella solo se retira y deja detrás a la víbora de Fátima y no mucho después, el primer baile en su honor dio inicio, y ella luego de bailar con su padre tuvo que bailar con los niños de su edad, cosa que era muy molesto para ella, después de todo, ella es una alma renacida, una con demasiada experiencia vividas.

Cuando bailó todo lo que tenía que bailar, ella se fue a la mesa de postres, y en ese momento, con discreción Fátima se fue detrás de ella, para cumplir con su cometido, pues las palabras dichas hace poco por Cristal no causaron efectos en ella. Las personas estaban bailando, y nadie estaba prestando atención a ese detalle.

Cristal, quien tomaba sus postres favoritos y los colocaba en un plato, ya sabía que aquella niña estaba detrás de ella.

—Prima, ¿es que no comiste al mediodía como para venir a la mesa de postres nada más terminar el baile?—dice la maliciosa niña y Cristal sonríe.

—Créeme que comí lo suficiente como para estar satisfecha, pero en mi propia fiesta, no me perderé de los postres, después de todo, todo esto fue hecho para mí porque soy la princesa heredera de este imperio— dice la niña y luego de eso deja el plato en un lado, pues parece que no comerá nada.

—No te sientas gran cosa por tener ese título, nadie sabe qué puede pasar mañana, y tu puesto de princesa, puede ser de otro— dice la niña con malicia y Cristal comienza a reír por eso.

—Claro, pero estoy segura, que mientras yo tenga vida, tú no serás parte de la familia Silva. Después de todo, por tus venas no corre sangre noble— dice la niña y eso enojó a Fátima, quien con mucha fuerza le dio una bofetada a Cristal en una de sus mejillas.

—Tú... No te creas tanto — dice y luego le pega nuevamente y también se acerca a ella para así causarle miedo.

—Esto que acabas de hacer, te va a costar mucho, anota el día de hoy como recordatorio y no olvides nunca lo que te diré, yo Cristal Silva acabaré con tu familia, y sus muertes no será nada buena, después de todo, los delincuentes como ustedes merecen morir— dice ella y sin que Fátima se lo espere, ella misma cae para atrás en la mesa de postres y hace un escándalo tan grande, que los que estaban bailando dejaron de bailar, solo para ver a Cristal tirada en la mesa de postres y a su lado a Fátima, quien lucía nerviosa.

Cristal al llamar la atención de todos, empezó a llorar fuerte, y sus padres enseguida llegaron, para ver a su hija tirada en el suelo encima de los postres.

La emperatriz al ver eso fue a ella y sin importar que su hija esté llena de postres, la tomó en sus brazos y la estaba consolando.

—¿Qué está pasando aquí Fátima?— pregunta el emperador, en esos momentos llega la familia Rinaldi, quienes al ver la situación, estaban preocupados.

Para echarle leña al fuego, Cristal comienza a llorar más fuerte y luego de un momento, ella dice.

—La prima Fátima me pegó y me empujó en la mesa de postres— dice la niña para luego llorar.

La emperatriz revisa a su hija y ve en sus mejillas dos marcas de golpe.

—¿Qué tienes para decir Fátima,? —pregunta la emperatriz. Fátima trató de justificar lo que pasó, alegando que ella no hizo nada, que Cristal sola se hizo daño.

—Solo un tonto creería semejante cosa, no ves la dirección de las huellas de tus manos en la cara de mi hija, quiero que te arrodilles y pida perdón por tu falta— dice el emperador y su hermano Fausto decide hablar.

—Hermano, no le haga caso a los conflictos entre las niñas, después de todo, aún son pequeñas y cometen errores— dice el hombre y luego de eso le da una mala mirada a Fátima.

—Ya que no se van a disculpar con lo sucedido, salgan de este palacio en estos momentos, y agradece al menos que mi padre te haya adoptado como mi hermano y te diera el santo apellido de mi madre, o de otra manera, tú y tu familia hubieran perdido la cabeza por hacerle daño a mi hija — dice el emperador y la familia Rinaldi palidece, ya que públicamente el emperador acaba de decir que no son familia de sangre, eso es algo malo, ya que nadie en el imperio tiene conocimiento de eso.

Fausto al ser más inteligente de toda su familia, decide doblegarse ante los Silva.

—Lamento mucho lo que pasó esta noche, hermano lamento los problemas causados por mi hija— dice el hombre y se deja caer en sus rodillas, su mujer también lo hace, y de paso arrastra a su hija, quien estaba llorando por la situación.

—Lamento arruinar tu fiesta prima— dice Fátima y la niña quien no había dejado de llorar grita aún lamentablemente.

Todos allí estaban sin habla no solo por lo que pasó con Cristal, sino, porque el emperador públicamente ha dicho que la familia Rinaldi no tiene nada que ver con la familia imperial Silva, nadie allí tenía conocimiento de eso, ya que la señora Rinaldi en cada fiesta a la que acude, le encanta alardear sobre su posición social, y resulta ser, que ella al igual que el resto de su familia no son nada de los Silva.

Es claro que estos serían el hazmerreír de la sociedad.