SEGUNDA PARTE DE ¡ERES TU!
Samuel Villanueva, un arquitecto, que durante su adolescencia conoció a la que creyó sería su verdadero amor... Pero termina en una relación con la mejor amiga de su hermana menor.
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CAPITULO 10
Los meses han pasado de manera muy drástica, he intentado ser apoyo para mi hermana, verla en esta nueva etapa, aún se me hace poco creíble, ver crecer su vientre, incluso sentir las pataditas del nuevo integrante de la familia, me hace sentir nostalgia.
Mi hermana se ha propuesto en salir adelante, incluso me ha pedido apoyo en el proyecto que tiene, crear su propia clínica, un pequeño espacio donde atender a sus propios pacientes, así que mi padre y yo nos estamos encargando personalmente de eso.
Mi amigo Frank como abogado, está haciendo el papeleo para que ella no se estrese.
- Amigo, tu hermana se adelantó. – Me habla Frank en tono de burla.
- Yo le cedí mi espacio. – Le digo para continuar el juego.
- Bueno, tus sobrinos heredaran lo tuyo. – Se burla
- Si así dejo de verte, pues que se queden con todo. – Me río y este hace una mueca de dolor.
- Ja, ja, ja, se que me quieres, no lo niegues. – Me responde.
- Sii, te quiero bien lejos. – Seguimos con las bromas.
- Bueno, hay que ponerse serios, dime ¿tienes los documentos para finalizar la construcción? – Le digo cambiando de tema.
- Si, aquí están. – Saca de su portafolio y me entrega.
A través del intercomunicador, la asistente me indica que ha llegado una señorita, enviada por mi hermana, la verdad, anteriormente me había dicho que contrataría a alguien para que le ayudara. Le indico que la deje pasar.
- Buenas tardes Sr. Villanueva, vengo de parte de su hermana. – Ingresa una mujer muy hermosa, de cabellera rojiza y una sonrisa moderada pero cautivadora.
- ¿Te conozco? – Le pregunto, detallando su rostro y sus ojos que me recuerdan a alguien.
- Creo que pudiese estar confundiéndome con alguien más. – Me responde muy segura.
- Bienvenida, señorita, adelante por favor, tome asiento. – Mi amigo Frank la hace pasar, ya que aun estaba frente a la puerta.
- Un gusto, Laura Ortega. – Le extiende la mano a mi amigo, quien la recibe con un beso en el dorso, de conocer sus preferencias, diría que le gustó.
- El placer es todo mío señorita. – Si realmente parecía coquetearle. Hago un sonido de carraspeo para desviar su atención.
- Samuel Villanueva, para servirle. – Me presento y al momento de conectar nuestras manos, sentí una corriente por mis dedos, que separé inmediatamente, guardando mi mano en el bolsillo de mi pantalón. No podía dejar de verla, me tenía cautivado.
- Amigo, la señorita, esta hablando. – Veo pasar la mano de Frank frente a mis ojos.
- Si, ¿Algún recado de mi hermana? – Le pregunto volviendo en sí.
- ¿Qué no escuchaste? – Me dice con total confianza la pelirroja. Mi amigo solo se ríe detrás de ella.
- Hablamos luego Samuel. – Se despide Frank
- Un placer señorita Ortega. – Hace lo mismo, esta vez le da un beso en la mejilla y ella le sonríe.
Me quedo viendo a mi amigo salir, al mismo tiempo que en mi radar se encuentra la hermosa mujer, mi cabeza intenta buscar, de donde la conozco, incluso, su nombre me suena conocido.
- Señorita Ortega ¿Segura no nos hemos conocido antes? – Pregunto con interés para despejar mis dudas.
- No estoy segura, Sr. Villanueva. – Me responde.
- Por favor dime Samuel ¿Quieres algo de tomar? – Le ofrezco algo del minibar.
- Gracias, solo agua. – Me dice, mientras detalla cada espacio de la oficina, pero mis ojos solo la observan a ella.
Ella se da cuenta, ya que la oficina quedó en total silencio, voltea a verme, donde me encuentro de pie, nuestras miradas se cruzan y nos quedamos prendados por casi un minuto, en sus labios se dibujo una pequeña sonrisa, que me hizo sentir como un calambre en mi estómago, logré parpadear di unos pasos hasta ella para entregarle el vaso con agua.
Hablamos por rato, de lo que mi hermana la había enviado, quería quedar de acuerdo con la gama de colores y el mobiliario para su nueva clínica y para la nueva casa, ya que también estaba pensando en mudarse de la casa de nuestros padres, con eso ya habíamos avanzado, solo faltaba colocar las cosas según la posición que ella mejor le pareciera; ya quedaba parte de diseño de interiores.
En cuanto a la clínica aún faltaba un poco más de trabajo en cuanto a la infraestructura, para asegurarnos de cumplir con el reglamento dispuesto para el sector de salud, así que eso le estaba tratando de explicar a la señorita para que le hiciera conocer a mi hermana, aunque igual, yo le daría mayores detalles a mi hermana apenas nos veamos.
- Laura, ¿no te molesta que te tutee? – Le pregunto para cambiar de tema.
- Samuel creo que eso lo estamos haciendo. – Responde muy sarcásticamente.
- Ciertamente. Aún tengo la duda, creo que te conozco de otro lugar. – Me levanto de mi silla y rodeo el escritorio.
*LAURA*
Realmente no esperaba encontrarme con Samuel, ese guapo hombre que conocí hace un par de años en ese bar, sé que no pasó mucho entre nosotros, creo que nada en realidad, pero dejó un recuerdo imborrable en mi corazón, apenas lo vi dio un salto en mi pecho.
Ahora que lo detallo con mayor luz, sus rasgos son hermosos, un hombre que demuestra mucha seriedad, pero algo de coquetería frente a mí, es divertido verlo intentar recordar mi rostro, quizás nuestro encuentro casual no fue tan significativo para él como lo fue para mí.
Sin embargo, debo borrar esas ideas de mi cabeza, es el hermano de mi nueva jefa y esta es una buena oportunidad de trabajo, no la perderé por estar enamorada y menos de alguien que quizás no este a mi alcance. Es el dueño de su propia empresa, debe tener miles de mujeres detrás de él o incluso puede que ya este casado.
Con esas ideas en mi cabeza, aun veo como Samuel, me observa, con mirada de interés y suspicacia.
- Laura, me tienes aun con la intriga. Creo que te conozco de antes. – Repite nuevamente.
- Sr. Villanueva, si no tiene más información, creo que debo retirarme. – Le digo para no tentar mis nervios.
- Esta bien, disculpe si la incomode. – Se aleja y se sienta en su silla nuevamente, con un suspiro de derrotado.
- Gracias, permiso. – Me levanto y me retiro.
Al salir suelto un gran suspiro, realmente estaba nerviosa, pero intenté controlarme lo más que pude.
Me dirijo hacía la casa de los Villanueva, para entregar la información solicitada a mi jefa, es una suerte que Samuel, no se encuentre ahí, ya que sería mucho más complicado. La Sra. Catherine me recibe de una manera muy cordial y cariñosa, realmente todos han sido muy amables, el poco tiempo que llevo trabajando me he sentido realmente bien.
- Bienvenida Laura, adelante, mi hija se encuentra en el despacho. – Me señala la Sra. Catherine
- Muchas gracias, Señora. – Le respondo.
- Solo Catherine cariño. - Me dice muy amable, mientras me hace pasar.
La puerta del despacho se encontraba abierta, por lo que ingreso, con apenas un leve toque y no ser indiscreta, sin embargo, veo que Gabriela, se encuentra sollozando y limpiando el rostro para quitar algunas lágrimas que habían caído, esta al verme inmediatamente toma una postura erguida y me sonríe.
- Laura, que bueno que has regresado. ¿cómo te fue con mi hermano? – Me pregunta con mucho interés.
- Muy bien, Sra. Gabriela, ha despejado las dudas en cuanto a lo que usted solicitó. – Le respondo.
- ¿Señora? ¿Me veo tan vieja? – Me pregunta con cara de asombro y terror.
- Lo siento, lo siento, no sé cómo dirigirme. – Le digo apenada
- Ja, ja, ja, tranquila estoy bromeando. Pero nada de señora, por favor. – Me dice entre risas.
- ¡Ay! Esta bien, me asustaste. – Le digo con una mano en el pecho, realmente puedo tomar confianza muy rápido.
- Tranquila, ahora termina de contarme. – Me indica con una suave sonrisa, aunque oculta un poco de dolor en sus ojos.
- ¿Estas bien? – No aguante más y le pregunte.
- Si, todo bien ¿Por qué? – Responde Gabriela.
- Te ves un poco triste. – Le comento.
- ¿Es tan evidente? – Me pregunta con algo de asombro.
- Si, un poco. Bueno realmente mucho. – Le digo sinceramente
- Wow, creí que era buena ocultando mis emociones. – Nuevamente Gabriela sonríe.
- Creo que al menos yo puedo detectarlas. – Le comento con mucha confianza.
Luego de varios minutos conversando, Gabriela se sintió en confianza, me veía como una amiga, yo también la comencé a ver de esa forma, aquí en la ciudad conozco muy pocas personas, me ha tocado salir adelante prácticamente sola y desde cero, sin un peso en mi mano.
Así que ambas logramos llevarnos muy bien, más que como jefa y empleada, ella se sintió liberada y me contó toda su historia, un relato lleno de muchas emociones.
Incluso parecen algo irreal, a mí me robaron el corazón y también dinero, dejándome en la calle, la persona que amaba, a ella la dejan con un bebe en camino, no sé si puedan compararse, ambas hemos sufrido, pero ella vive con el recuerdo diariamente al ver su vientre crecer. Pero sin duda sé que será una gran mamá, le habla a su bebe que aún no nace de la forma más hermosa y sus ojos dejan de ser tristes para brillar de una manera especial.
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