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Es una historia intensa que explora las profundidades del dolor, la superación y el amor incondicional. Sabrina, una joven marcada por el abuso sexual a los veintiún años, se enfrenta al embarazo no deseado como resultado de este trauma. El nacimiento de su hija, Mavie, revela una dura realidad: la pequeña está luchando por su vida debido a graves problemas respiratorios. Desesperada, Sabrina viaja a Sicilia en busca de tratamiento y esperanza. Es allí donde se encuentra con Don Mauricio, un poderoso líder de la mafia siciliana y empresario multimillonario. A pesar de sus peligrosos orígenes, Don Mauricio se revela como un hombre sorprendentemente empático, dispuesto a utilizar su influencia para ayudar a Mavie. A medida que Sabrina y Don Mauricio unen fuerzas en una carrera contra el tiempo, también enfrentan sus propios demonios internos. En este mundo donde el peligro y la redención se entrelazan, Sabrina y Don Mauricio encuentran el coraje para enfrentar sus miedos más profundos y descubren que, incluso en la oscuridad, la esperanza puede florecer.
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Capítulo 10
Mientras tanto, Sabrina se encontraba agotada después de realizar otro turno doble, pero era consciente de que era necesario para mantener a su familia. Ya era de madrugada cuando llegó a la parada del autobús. Esperaba el transporte cuando de improviso notó un resplandor intenso acercándose.
Un Lamborghini Urus negro, lujoso e impresionante, se detuvo a su lado, y la ventana se bajó descubriendo a Dom Maurício al volante. Él le sonrió amablemente a Sabrina y le propuso llevarla.
- Buenas noches\, Sabrina. A estas horas el autobús tardará. ¿Te parece si te llevo a tu casa? - preguntó.
- Dom Maurício\, valoro mucho su amabilidad\, pero no deseo causarle molestias. Además\, pienso que el transporte público me basta\, no me importa esperar.
Dom Maurício inclinó su cabeza y la miró a los ojos con una sinceridad inequívoca.
- Sabrina\, en ningún momento representas una molestia para mí. Disfruto de tu compañía. Además\, quiero ofrecerte este pequeño confort dado el esfuerzo que pones en tu trabajo día tras día.
Sabrina dudó por un instante, sintiendo cautela ante la idea de aceptar el viaje con aquel hombre que era un enigma para ella. El temor y la desconfianza empezaron a aflorar en su mente, pero la amabilidad y sinceridad en la mirada de Dom Maurício la persuadieron a confiar en él.
- Dom Maurício\, debo admitir que siento cierta aprensión de aceptar la carona. No acostumbro a subir a coches con alguien a quien no conozco bien.
Dom Maurício asintió con comprensión, mostrando respeto por la preocupación de Sabrina.
- Entiendo perfectamente tus inquietudes. No deseo hacerte sentir incómoda. Mis intenciones son simplemente ayudarte y proporcionarte comodidad\, a esta hora puede ser peligroso para ti estar aquí sola. Además\, no soy un desconocido\, recuerda que trabajas para mí - dijo\, percibiendo sus dudas y temores.
Tras meditarlo unos instantes más, Sabrina decidió que, basándose en su intuición y las interacciones previas, aceptaría la carona.
- Está bien\, Dom Maurício. Confiaré en usted. Le agradezco por su gentileza y preocupación.
Sabrina subió al carro, y la experiencia de sentarse en un vehículo tan lujoso era completamente nueva para ella. Mientras el Lamborghini Urus se deslizaba por las calles en silencio, ella observaba por la ventana, contemplando el resplandor de las luces de la ciudad.
- Sabrina\, una curiosidad me ha surgido. ¿Por qué has extendido tu jornada hoy? Te vi llegar temprano y ahora estamos en la madrugada\, he notado que lo has hecho más veces - dijo Dom Maurício con curiosidad.
Sabrina vaciló por un momento antes de responder de manera directa.
- Siendo honesta\, estoy atravesando una situación difícil con ciertos problemas económicos\, por eso necesito extender mis horas para obtener algo más de dinero al mes.
Dom Maurício escuchó atentamente.
- Entiendo\, es admirable tu dedicación y esfuerzo\, pero no deberías agotarte de esa manera\, puedo ayudarte si lo necesitas - ofreció con gentileza.
- Te agradezco\, pero el hecho de haber conseguido este empleo ya me ha sido de gran ayuda\, me basta con eso - afirmó Sabrina\, no queriendo más de él\, quien asintió pensativo.
Él se sintió confundido al no comprender la humildad y el orgullo que Sabrina expresaba, aun con el rostro fatigado por el cansancio. Al llegar frente a la casa de Ieda, ella sintió la necesidad de poner una barrera entre ella y Dom Maurício para evitar malentendidos. El Lamborghini Urus se detuvo en el destino de Sabrina, quien se desabrochó el cinturón de seguridad con algo de torpeza.
- ¿Así que vives junto a la casa de Camila? ¿Vives sola? - preguntó Dom Maurício\, con curiosidad\, observando las casas sencillas frente a él.
- Sí\, somos vecinas\, no\, no vivo sola\, vivo con alguien - mintió de manera que él interpretara su mensaje.
- ¿Estás casada? - indagó Dom Maurício\, elevando la ceja.
- Sí\, eso es - contestó sin pensarlo.
- Comprendo\, tu marido no debería permitirte caminar sola de madrugada\, Sabrina\, es muy peligroso - dijo pensando en lo irresponsable que debía ser el marido de ella por dejarla duplicar sus horas de trabajo.
- Dom Maurício\, muchísimas gracias por su preocupación y por la carona - dijo ella tomando su bolso y dando por terminado el tema.
Dom Maurício asintió, respetando el espacio de Sabrina.
- Yo que agradezco que hayas aceptado mi carona. Si en el futuro necesitas algo\, no dudes en buscarme - manifestó con una mirada intensa.
Sabrina sonrió, procurando mantener una distancia prudente con él.
- Por supuesto\, Dom Maurício. Le agradezco sinceramente su generosidad.
Se despidieron, y Sabrina observó cómo Dom Maurício se alejaba lentamente. Una vez que él se perdió de vista, ella sintió una mezcla de alivio e incertidumbre.
Sabrina entró a la casa de Ieda, que la encontró en la sala disfrutando de una copa de vino sola.
- Sabrina\, ¿quién era en el carro que te dejó aquí?
Sabrina trató de mantener la sonrisa mientras buscaba una explicación plausible para su aventón.
- Ah\, era una compañera del trabajo\, se ofreció a llevarme porque era tarde y ya no había autobuses.
- ¿Compañera de trabajo? ¿Cuál compañera? - preguntó Ieda\, preocupada.
- Agatha - mintió Sabrina.
- ¿La gerente del resort? - inquirió Ieda.
- Sí\, bueno\, estoy realmente exhausta\, necesito descansar.
Ieda asintió, sin imaginar las verdaderas razones detrás de la situación.
- Te entiendo. Eres realmente dedicada\, Sabrina. Ve a descansar ahora\, mañana será otro día.
Sabrina estuvo de acuerdo y se dirigió hacia su habitación. Se dio una ducha y mientras se acostaba en la cama, reflexionó sobre el encuentro con Dom Maurício.
primero no han actualizado y segundo por que está en inglés si siempre ha sido en español habemos lectoras latinas y no entendemos otro idioma que no sea el español un poco más de empatía con sus lectoras
claro ignoramos que a sucedido pero deseamos continúes con la historia....
abrazos 🫂 de Luz y mis mejores deseos
estaba muy buena, el único problema es que no pude entender lo último pues no está en español, porfis no nos deje sin el final