Penélope buscará la grieta para escapar de los grilletes impuestos por su progenitora para así lograr encontrar su camino y dar rienda suelta a cada aspecto de su vida perdido por tantos años de limitaciones.
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Capitulo 10
Mientras Penny disfrutaba de su libertad, en casa de sus padres el ambiente era hostil y silencioso, pues doña Ofelia seguía con un mal semblante ante la situación que se había dado desde aquella ataque de ira provocado por la negativa de su hija y su esposo. Ella seguía esperando en el comedor la respuesta que le daría su amado Marco, por otro lado, su esposo estaba tan calmado que durmió como no lo había hecho en años darle alas a su hija, lo había liberado un poco de la culpa de haber Sido un padre ausente y un esposo permisivo.
Marco seguía preparando el desayuno como cuando eran recién casados, era experto en freír salchichas y huevos, además de ingeniarse la manera de hacer pequeños cubitos de frutas. Puso en la mesa el desayuno sirviendole a su esposa una taza de chocolate tibio y el de él humeante, ella no sonrió ni dijo palabra, solo comió haciendo expresiones que le mostraban a Marco que aún ella se acordaba de sus primeros días de casados. Al terminar, la primera en hablar fue doña Ofelia, quien con voz apagada pregunto por su hija.
—¿Dónde está Penny?.
— Está trabajando.
— No me refiero a eso, ella nunca ha dormido fuera.
— Sé a lo que te refieres, ella está viviendo su independencia desde hoy.
—¿Explícame eso?.
— Nuestra hija desde hoy vivirá lejos de nosotros, aprenderá a ser independiente de ti y a encaminar su vida como le parezca.
— ¿Están castigándome?.
Todos estos años me he matado enseñándole buenas costumbres para que sea una mujer completa.
— No te estoy castigando, en cuanto a lo demás estoy en contra, Penélope debió crear su propio camino desde hace mucho tiempo. —¡ELLA ES MUJER! DEBE ESTAR BAJO MI TECHO HASTA QUE SE CASE. ELLA SERÁ MANCHADA COMO LA FÁCIL DE MARTINA. — Te estás escuchando, mi hija puede hacer con su vida un carnaval si eso es lo que desea, ahora entiendo más esta situación también es mi culpa por ser muy permisivo Y retirarme a un costado mientras arruinabas los sueños de Penny.
La ofuscada mujer se levantó y sin pensarlo lo abofeteo, dejando en shock a su esposo, quien en los años de convivencia nunca le había levantado la mano.
— Lárgate de mi casa, tú no eres mi esposo, jamás mi Marco me humillaría así.
— ¡Ofelia dos santos! Sigo siendo el mismo, la diferencia es que deje de ser partícipe de tus ofensas en contra de nuestra hija. Te amo, pero creo que en estos momentos deberías estar sola.
Con el ánimo por los suelos, don Marco se retiró a su despacho para encerrarse durante el resto del día, dejando a su esposa con la expresión más horrible que había visto.
Ante eso ella corrió hasta la habitación de su hija, en cuanto entro comenzó a dar vueltas a las pocas pertenencias que había, saco su ira con cada objeto que yacía en ese espacio, pues su orgullo y conciencia le dictaba que ellos eran los equivocados y ella no. Marco se hizo de oídos sordos ante el estruendo, temía explotar y decir cosas que la hirieran aún más. Tomo su teléfono y mando un mensaje a su hija en donde la invitaba a cenar cerca a la oficina para poder saber como se sentía ante su nuevo camino.
Por otro lado, penny seguía irradiando felicidad haciendo su trabajo con una mejor actitud, cosa que sorprendió a su primo Maximiliano, quien sin pudor decidió preguntarle el motivo de ese cambio repentino.
— ¿A qué se debe esa alegría?.
— ¡Ha!, eres tú.
—¡Quien más podría ser!.
— Respondiendo a tu pregunta odioso ser, el motivo de mi buen humor es un secreto que solo compartiré con personas que realmente me importan.
— ¡Creída!, a veces me dan ganas de escupirte.
— El sentimiento es mutuo, maxi.