Melisa, es la chica que muere inculpada por la villana, pero ahora que he reencarnado en ella, sobreviviré.
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capítulo 10- riña
En la tarde del día después del baile, Melisa ya se ha levantado, pues durmió toda la mañana, pronto escucha su puerta ser golpeada, así que deja salir un largo suspiro, ya se imagina de quien se trata, la Duquesa o Cristal, quizás sean las dos; abrió la puerta y lo primero que recibe es un golpe en la mejilla.
- tú, nadie más que tú, debió poner esa tijera en la alcoba, por tu culpa tu hermana ha perdido un valioso momento.
- ¿y es mi culpa? Ella intento cortar mi cabello, solo pago por su maldad.
- ¿te atreves a responderme de esa manera? Eres una maldita.
- no mamá, no por favor no me pegues.
- maldita mocosa, te haré pagar.
La mujer levanta la mano para darle otro golpe, pero su mano es detenida por la misma Melisa, quien la mira enojada.
- ¿creíste que seguiría suplicando mientras me golpeas? Lo siento señora, pero ya me cansé de jugar a ser la hija mártir. Si continúa haciéndome enojar, prepárese para sufrir las consecuencias.
- pero que...tú...te atreves a tocarme...
La mujer aparta la mano e intenta golpearla de nuevo, pero Melisa crea un escudo a su alrededor, que cuando la mujer mueve la mano, siente un dolor como si hubiese golpeado algo sólido, se hace hacía atrás mientras se soba la mano.
- ¿tienes magia? Tú, maldita bastarda.
- si, tengo algo que su niña no y también tendré a mi padre de mi lado, Duquesa, si quiere seguir conservando ese título, solo manténgase lejos de mi.
Melisa levanta la mano lanzando una ráfaga que empuja a la muerte fuera de la sala y las puertas se cierran, rápidamente Melisa le coloca seguro dejando que la Duquesa golpee la puerta mientras le grita total, será ella quien va llamar la atención y para que parezca loca, se sale por una ventana y se aleja del lugar, yendo directamente a la zona de carruajes para salir de la mansión, hay algo que necesita conseguir con urgencia y esperando que no sea demasiado tarde. Mientras tanto, Cristal es informada por una de sus doncellas que se habla de como el príncipe invito a bailar a una plebeya, incluso bailo con ella antes que con la princesa, por supuesto la rubia, esta que arde la irá, así que sale corriendo de su alcoba solicitando un carruaje, pero se le niega, ya que ha sido orden del Duque, llevarla a ella, ni a la Duquesa.
- soy la señorita de esta casa, nadie puede negarme nada.
- lo siento, mi trabajo depende de obedecer al Duque.
- maldito plebeyo, has lo que te digo ahora mismo, ahora, ahora, llévame al palacio.
- ¡Cristal! ¿Que no te ha dicho que no puede? Son órdenes mías ¿las vas a desobedecer?
- padre, padre por favor, déjame ir a ver al príncipe, no puedo permitir que haya bailado con una plebeya.
- ¿y que harás? ¿Reclamar? Solo causas más problemas para el príncipe, el emperador me informó que el príncipe tiene quejas sobre ti, por tu falta de respeto hacía la gente.
- ¿que? Pero padre, esa gente solo son plebeyos y deben ser tratados por lo que son.
- Cristal, al casarte con el príncipe heredero, serás la próxima emperatriz, si ti actitud sigue siendo igual, el emperador no estará conforme y puede disolver el compromiso.
- ¿que? No, no puede hacer, padre no puede permitirlo.
- no depende de mi, así que, empieza por cumplir tu castigo, al haber acusado falsamente a tu hermana.
- pero padre, ya le dije, ella me lastimó.
- basta Cristal. Tú madre te ha mimado demasiado.
El Duque hace que el cochero se retire mientras que ordena a las doncellas escoltar a Cristal a su alcoba. El Duque se dirige a la zona de Melisa, notando a la Duquesa que ordena que unas doncellas abrir la puerta con una pieza de metal que servirá para romper la cerradura.
- ¿que está haciendo, Duquesa?
- querido. Buen día ¿que le trae por aquí?
- vine a ver a mi hija ¿no puedo?
- claro, pero, la niña es una descarada, me saco y cerro la puerta, trato de abrirla para darle un castigo.
- ¿de que hablas? No tiene derecho a castigarla, cuando usted misma esta cumpliendo un castigo.
- pero querido, esa niña se esta portando tan grosera conmigo.
- es porque tú también insistes en calumniarla, mientras mimas demasiado a Cristal.
El Duque aparta a las doncellas y toca, pero no hay respuesta, hasta que aquella doncella, Flora, quien ayudo a Melisa la última vez, se acerca.
- buen día Duque, la señorita Melisa no esta, salió hace horas, dijo que iría a comprar al mercado.
- ¿es así? ¿Por que has dicho que ella te acaba se sacar?
- no le miento querido. Dile niña, dile que Melisa esta dentro, no mientas.
- no mentiría señora, la señorita se fue, puede comprobarlo, su carruaje no está, yo venía a hacer la limpieza porque me lo encargo.
La chica le da la llave al Duque y este abre, de inmediato la Duquesa entra buscando a Melisa y obviamente a quedado mal, al no encontrarla. El Duque se muestra enojado y se va del lugar a prisa siendo seguida por la Duquesa quien jura que, Melisa estaba en la residencia. Por otro lado, Melisa ha salido de un local, especializado en medicina, justo en ese momento, Dalia la ve, por lo que se acerca a ella.
- señorita Ruzek, buenas tardes, es un gusto verla...pero ¿se encuentra bien?
- hola, si, estoy muy bien.
Aunque era muy notorio que en su mano lleva un sobre.
- me alegra, olvidé presentarme la noche del baile, me llamo Dalia Smith, un gusto.
- mucho gusto señorita Dalia. ¿Ha salido para un encargo?
Dalia llevaba en sus manos una caja, era un encargo de la princesa, ir por un vestido que había encargado en una boutique del pueblo.
- si, a la princesa le gustan mucho los vestidos de la boutique del centro, no es muy prestigiosa, pero sus diseños son lindos. Y usted...ah! Lo siento, creo que eso no es algo que necesite preguntar.
- eso he escuchado. No estoy enferma si eso piensa, solo vine por unos anticonceptivos.
- claro, me alegra que no este...¿eeeeeh?!!! Señorita...
- ssshhh....anoche la pase con un hombre súper bueno, pero es necesario prevenir un embarazo, eso sería problemático dentro de mi familia.
Dalia ya tiene la cara toda roja, Melisa habla de algo íntimo con tanta naturalidad.
- no sabía que la señorita fuese...como decirlo...
- ¿promiscua? No lo soy, fue mi primera vez y nisiquiera se quien era...era guapo y fue una atracción tan espontánea, como si fuésemos hechos el uno para el otro. El dijo algo como de que soy el aire y encendí su llama...¿o como era?
- eso es...una atracción elemental...
- ¿que? ¿Que es eso?
- ¿no sabe? He escuchado decir, que hay personas que poseen una magia tan pura, que cuando se encuentran con su persona destinada, si sus elementos son compatibles, se atraen de inmediato.
- eso es...algo extraño, pero de cierta manera romántico...
Ahora que lo recuerda, quizás la novela decía algo así, fue similar a lo que se describió cuando Liam y Dalia se vieron por primera vez en ese baile, eso quiere decir, ¿que ese hombre con quien paso la noche, es su destinado?
- pero...no creo que vuelva a ver a ese hombre, tal vez nisiquiera es un noble.
- es una pena, pero, si es el destino, podrá verlo de nuevo.
- quizás. Pero mientras tanto, mejor prevenir algo para lo que no estoy preparada.
Dalia y Melisa caminan juntas hasta el carruaje de Melisa, por lo que la chica ofrece a Dalia llevarla hasta las puertas del palacio, Dalia se niega, pero al final sube por la insistencia de Melisa, si bien el carruaje no era ta lujoso, era cómodo y no tenía que caminar.
- puedo preguntarle ¿como era ese hombre? Por si yo lo llegase a ver.
- no tengo tanto interés en verlo, pero, era un hombre más alto que yo, buen cuerpo, vaya cuerpo...cabello negro, lo peculiar de él, son sus ojos rojos y un par de lunares bajo el ojo.
- ¿eh? Usted esta describiendo a...
El carruaje se detiene, avisando que han llegado, así que Dalia se baja, olvidando decirle de quien podría tratarse, Melisa no le toma tanta importancia y ordena al cochero, dirigirse de regreso a la mansión.