Todos habían fallado, pero, el, sería el. El mejor hacker, el más sensato. ¡El era el mejor! No, tenía que ser el mejor.
Había tomado el caso con orgullo y determinación, pero tenía días sin tener nada de la ladrona... Si, había escuchado que era una chica pero nadie la había visto.
¿Quien diría que todo comenzaría con cinco segundos en camara y un Boomerang en forma de R?
¿Cómo funciona un Boomerang en forma de R?
Solo está ladrona hacia que funcionará ese tipo de cosas, irreales, desafiantes y... Sofisticadas
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CAPITULO 9
Le dolía la cabeza y la espalda ¿En qué momento se había quedado dormido? Movió sus brazos Pero estaba sujetos a algo... Una silla. Estaba atado a una silla. Miro a su alrededor y estaba en una pequeña casa de madera con la pintura desgastada y muebles viejos. Intento gritar pero estaba amordazado.
—Uy, ya despertó.—Miró a una chica peliroja y alta que apareció bajando unas escaleras.
Damián intento gritar pero solo salían de su boca ruidos incongruentes.
—¿Ya despertó?—Pregunto saliendo del pasillo el chico de la tienda de frutas.
Ambos intercambiaron miradas.
—¿Ese es el hacker peligroso?—Pregunto la chica y bufo en burla.—No parece tan peligroso.
Si no estuviera atado seguro que no sería tan inofensivo, claro que no tenía ninguna experiencia peleando pero no sé imaginaba que fuera algo difícil.
—No le digas esas cosas, Denisa—Le susurro el chico a la chica peliroja.-Hoy amaneció de mal humor.
Pelirroja ¿Era Rouse?
—No soy Rouse.—Espeta la chica, al parecer se dió cuenta de como la miraba.—Ella estará aquí en un momento, yo soy Denisa.
—Y yo soy John, ya nos habíamos visto hace — dijo y luego se dirigió a Denisa.—Intentó golpearme.
—Lo se, estaba detrás del frutero.—Le dice la chica y le da un golpecito en la nariz.
Algo llama la atención del Damián, ambos tienen un brazalete rojo y tiene perlas, de pronto, estás perlas comienza a parpadear. Ambos intercambian miradas y las luces se apagan.
Luego vuelven a encenderse, no hay nadie. Trato de moverse para poder liberarse Pero fue inútil. Las luces se volvieron a a pagar. Está vez duro más que antes. Volvieron e encenderse, aún no había nadie, hasta que sintió unas manos en su cabello.
—Mi hacker, mi prisionero.—Escucho Esa voz, que le hacía masajes en el cabello. Intento voltear pero ella paso delante de el.
Traía su típico corsé con perlas, un collar de perlas más perlas en su cabello, mangas rojas con una tela transparente negra, y su falda más larga al mismo estilo de sus mangas. Su cabello largo que caía bajo sus hombros y sus labios rojos...
Se sentó delante de el en el viejo sillón y cruzo sus piernas dejando ver unos tacones negros, sonreía, quizás burlándose de el.
—Por fin.—Se rie ella.
Damián se mantiene firme, no hará ningún gesto que pueda hacerle creer que ella ganó.
—Como te dijo John, estaba tratando de hacer las cosas por las buenas.
¿Incriminandolo? No quería saber si hubiera sido por las malas.
—Deja de mirarme así, yo no mate a Owen, el sabía en lo que se metía y no soportó la presión. ¿Que sentido tiene que este muerto? No pagará así por sus crimenes.
No la quería escuchar, su voz tan... No parecía tan oscura, parecía relajada, siempre parecía relajada pero si cerebro había comenzado a escucharla oscura.
—Aunque dicen que el infierno es peor... En fin. No estamos aquí para hablar de Owen.
No queria estar ahí, quería gritarselo, lo intento pero como no pudo decir nada la chica solo frunció el ceño.
—Las preguntas al final precioso,—levanto la mano para que dejara de balbucear.—Queria pedirte amablemente que me ayudes a hackear la base de datos de la policía... ¿Por fis?
Intentó gritar que no, no la ayudaría, cuando saliera de ese lugar iba a llamar a Enrique y revisarían su casa.
—Cierto.—Rodo los ojos.
—Estas amordazado.—Sonrió y apretón un botón de un control que estaba en el mueble.
Eso hizo que la silla donde estaba sentado se deslizara hacia adelante dejando demasiado cerca de la chica roja. Con sus manos le quitó la tela bajandola hasta su cuello con fuerza.
Damián tomo una bocana de aire.
—¿Entonces me ayudas?_Pregunto y parpadeo varias veces moviendo sus largas pestañas.
—¡No! ¡Estás loca!—Le grito el. Rouse suspiró.
—Vamos, tu y yo sabemos que los azules no son del todo honestos.
—¿Cuando dices "azules" te refieres a la policía?
—¿A quien más?—se encogió de hombros.
—No voy a ayudarte.—Se niega el.—Y cuando salga de aquí voy a atraparte y te meteré en la cárcel.
Sus palabras no provocaron nada en Rouse. Solo se acercó a su rostro, tanto así que podía ver todos los detalles de su rostro, podía ver más a fondo todos los detalles de sus lentes de contacto, pudo ver una fina cicatriz en su labio y debajo se su ojos. Su mirada saltaba desde la cicatriz de su ojo a la cicatriz de sus labios. Rouse sonrio.
—Unete a mi de voluntad, será mejor para ti. Renuncia a tu trabajo. Mi equipo y yo revisamos tu casa, tomamos foto. Había una pintura robada.-Agrega lo de la pintura con una voz casi cantada.-¿Que pensaría Enrique cuando vea esas fotos?
—¿Entonces quieres que sea tu prisionero?
—¡No! Claro que no, pero no me dejas otra opción. Tienes hasta la próxima semana para dejar tu trabajo por tu voluntad.
—¿y que te hace creer que en toda esta semana no voy a delatar tu lugar de ubicación?
—Ya le hubieras enseñado el pendrive que te deje a Enrique y le hubieras dicho de mis mensajes, se que no lo harás.
Se acerco más a el y paso su mano en su cabello y con la otra la tenía en el pecho atado de Damián separadolos a los dos.
—Has caído en mis encantos.
—Ya quisieras, no me gustan las locas, manipuladoras y embusteras.
—¿En serio? Pensé que era exactamente tu tipo. Cómo Erica es tu novia pensé...
—No hables de Erica.—La amenazó. Ella sonrió y se alejo de el. Precioso de nuevo el botón que tenía y se deslizó hacia atrás donde se encontraba antes
—Mejor dime, Rouse—pronunció su nombre como si lo estuviera escupiendo.—¿Que piensas hacer con esa pintura?
—Lo que hago con las cosas que me robo.-Se encoge de hombros.—Me las quedo.
—¿Sabes que existe algo que se llama y "trabajo"
—Pero si lo que hago es trabajo.-Respondio con una fingida inocencia.
La chica lanzo una risa que parecía una melodía.
Las luces se apagaron.