Kael Walton no fue criado, fue forjado, desde niño conoció más el frío del abandono que el calor de una familia. A los quince años quedó huérfano, y su refugio fueron las calles, los trabajos mal pagados, y los silencios largos que solo entienden los que han sobrevivido más de lo que han vivido.
El ejército le dio estructura, disciplina, y una nueva identidad: soldado, protector, fantasma. A los 25 años, pensó que había encontrado la única guerra que valía la pena luchar: el amor. Pero la felicidad duró poco. Su esposa fue asesinada por un mafioso al que todos temían, excepto Kael. Desde entonces, el amor quedó enterrado junto a ella.
Años después, en medio de una misión de venganza donde logran su cometido, cuando al fin reina la paz para el solo era el inicio de un caos y encanto, llamado Nadia Drake.
Podrá Nidia Alojarse en el corazón de Kael?
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Capítulo 8
... EL “AMIGO SIMPÁTICO” Y LA CEJA TRAICIONERA...
Era sábado, el clima estaba perfecto, de esos que parecen hechos para pasear por la ciudad con gafas de sol, un café helado en la mano y cero preocupaciones.
La cafetería donde Kael la había acompañado se había convertido en su nuevo lugar habitual.
Nadia regresaba a menudo, no por el café — aunque era excelente —, sino por el eco de esa tarde con Kael.
Había algo reconfortante en recordar la forma en que él, tan hermético, había bajado un poco la guardia.
Nadia estaba sentada en la terraza, para ella, la ciudad era como una caja de sorpresas: caótica, a veces ruidosa, pero llena de momentos mágicos si sabías dónde mirar.
—¿Tienes idea de lo difícil que fue encontrarte en esta ciudad sin que me ignoraras por tercera vez? — dijo una voz masculina con acento europeo.
Nadia alzó la vista, sorprendida.
—¿Luca?
Luca Santorini, un alemán con raíces italianas, apuesto, ojos verdes de esos que sabían que eran bonitos, camisa blanca remangada hasta los codos, gafas de lectura colgadas en la camiseta, cabello perfectamente desordenado.
El tipo tenía sonrisa de comercial de dentífrico y voz de audiolibro romántico.
Había sido socio en Drake Shield durante un tiempo antes de que Nadia se mudara a Estados Unidos.
—¡Pensé que estabas en Berlín! — exclamó Nadia, sonriendo con genuina sorpresa. Aunque muy en el fondo le extrañaba encontrarlo, no en Estados Unidos, sino en esa parte tan poco recurrida por empresarios como Luca Santino.
—Vine por negocios, pero cuando supe que tú también estabas en Nueva York, pensé: “el destino me está dando una señal”.
—¿Y qué tipo de señal sería esa? —preguntó ella, divertida.
—Una para invitarte a cenar, por supuesto.
Nadia sonrió, un poco escéptica. Ese tipo tenía el “encanto de político”, pero al menos era educado.
—Que hace un hombre como tú por estas zonas.
— Me siento ofendido, no eres la única que busca paz en estas zonas como tú le llamas, me gusta recorrer, conocer... hay veces que los peces de agua dulce nadan en el agua salada.
—¿Y eso es un cumplido o una forma elegante de pedir que te acepte hacerme compañía?
—Ambas — dijo él con una risa que hizo que dos chicas en la mesa de al lado lo miraran.
A Nadia le divertía, no tanto por él, sino por el contraste con Kael.
Luca era puro carisma calculado, Kael, en cambio, era intensidad contenida, uno se vendía; el otro se protegía.
Y sin saberlo, Luca acababa de encender una chispa que ardería horas después.
Kael estaba a una cuadra, hacia su recorrido como cuando quiere salir a liberarse, pero se había vuelto costumbre, pues al pasar por aquella cafetería donde compartió con Nadia lo hacía sentir bien.
No planeaba verla ese día, pero al pasar junto a la terraza, sus ojos la encontraron como si tuvieran GPS emocional.
Nadia, si era ella y estaba riendo — Con un tipo.
Un tipo demasiado bien peinado, demasiado confiado, demasiado… cómodo, hablándole con una mano en el respaldo de su silla.
Kael frunció el ceño sin darse cuenta, su cuerpo se tensó y su maldita ceja izquierda, la que siempre lo delataba, se arqueó con esa furia sutil que solo alguien que lo conociera bien podría notar.
Siguió caminando, pero a los cinco pasos, se detuvo.
Miró el reflejo en la vitrina de una tienda, se dio media vuelta y se dirigió a la cafetería.
—… Y entonces la alarma no sonó, y todos los sensores quedaron inutilizados, fue una locura — decía Luca, agitando las manos con entusiasmo —. Tú hubieras resuelto eso en cinco minutos, Nadia.
—No seas exagerado — rio ella —. Pero sí, probablemente.
—No puedo creer lo bien que te ves. ¿Estados Unidos te sienta tan bien o es que hay algo... o alguien...?
—Estoy enfocada en mí — respondió ella con una sonrisa diplomática.
— ¿Ni un pequeño interés? ¿Algún chico, tal vez?
Ella se congeló por un segundo.
Kael se quedó en la puerta, no tenía por qué hacerlo, no tenía derecho — se dijo mentalmente.
Pero entonces ella lo vio y sonrió.
No, de esas sonrisas sociales, fue de las que dicen “me alegra que estés aquí”.
Kael se acercó.
—¿Estoy interrumpiendo algo?
Luca alzo su vista.
Kael, de pie, alto, con el ceño apretado, los brazos cruzados, y esa mirada suya que decía “No estoy celoso, pero podría lanzarte por la ventana si sigues sonriendo así”.
—¡Kael! — Nadia intentó sonar natura l—. Qué coincidencia…
—Si verdad, es toda una coincidencia — respondió él, sin cambiar de expresión.
Luca se levantó para estrecharle la mano.
—Luca Santorini, amigo de Nadia, llegamos a trabajar juntos en Berlín.
—Kael Walton, no doy la mano cuando sudo. — Y se quedó ahí, sin moverse ni un centímetro.
Luca pareció tomarlo como una broma, pero no lo era.
—¿Quieres sentarte? — preguntó Nadia, tratando de disolver la tensión.
—No, solo pasaba, pero me alegra saber que tienes buenos amigos... tan amables y.… divertidos.
—¿Celoso? — preguntó Luca de manera directa, pero haciéndolo sonar medio en broma, medio en desafío.
Kael lo miró fijo, durante dos segundos.
—¿De ti? No, solo curioso.
—Bueno, si alguna vez necesitas alguien para reforzar tu equipo de seguridad, yo estaría encantado — añadió Luca, intentando suavizar el ambiente.
—Mi equipo no necesita refuerzos, solo gente confiable.
Y por un instante se hizo un silencio que pesaba más que cualquier otra cosa.
Nadia miraba a los dos como si estuviera en medio de una escena de un mafioso, esperando el momento en que alguien saque el arma imaginaria.
—Bueno… fue un gusto verte, Luca. ¿Por qué no me escribes y coordinamos un café otro día?
Luca entendió la señal, se despidió con una sonrisa amable, pero sus ojos brillaban con algo más: desafío y promesa.
Cuando se quedó sola con Kael, el aire entre ellos era una mezcla de tensión y electricidad.
— ¿Siempre eres así de sutil cuando marcas territorio?.
—No es territorio, es preocupación. — pero a quien quería engañar realmente estaba marcando territorio.
—¿Y esa preocupación es más por mí o solo por ti?.
Kael se quedó en silencio, luego bajó la mirada.
—No sé, esto se me está escapando de mis manos.
—Kael… no necesito que me marques territorio, necesito que me conozcas, que sientas, y sobre todo que seas honesto conmigo.
—Entonces sé honesta tú — dijo él, levantando la mirada —. ¿Te gusta ese tipo?
Nadia respiró hondo, y sus labios reflejaron una gran sonrisa.
—No lo suficiente como para cambiar la forma en que tú me miras cuando crees que no estoy viendo.
Kael tragó saliva y no dijo nada más.
Solo se quedó allí, parado, viéndola.
Kael bajó la mirada, sus manos estaban en los bolsillos, como si no supiera qué hacer con ellas.
—No me gusta cómo te mira.
—¿Y tú cómo me miras, Kael?
Eso lo desarmó.
—No soy bueno para decir lo que pienso.
—Entonces tendrás que aprender. Porque si no, alguien más va a hacerlo por ti… y no me gustan las imitaciones baratas.
Kael se quedó sumergido en sus pensamientos, donde recién ahora comenzaba a darse cuenta de que no quería que ella estuviese con otro, la quería solo para él.
Esa noche, Kael volvió a escribir en su libreta.
“Sentir celos es admitir que algo importa, lo odio admitir, Pero ella me importa, más de lo que imagino.”
Y por primera vez, se permitió pensar que quizás... estaba listo para dejar de huir.
Por otro lado, después de muchísimo tiempo, inclusive algunos años, Nadia volvió a escribir en su libreta.
"Hoy lo vi, celoso. No lo admitió, pero lo sentí y por primera vez… no fui yo quien corrió detrás."
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Gracias por leer, gracias por apoyar está novela con sus 👍, sus 🎁, sus votos y comentarios!!
Tengan un poco de paciencia ya se aproxima la acción 😌
que decepción
así me gusta que no tengan tantos capitulos 💯