Dorothea y Kendall se toman de las manos.
Dorothea y Kendall se dan besos en la boca.
Dorothea y Kendall se dicen te amo.
Dorothea y Kendall duermen juntos.
Pero, ¿son novios o mejores amigos?
¿Qué pasará cuando los sentimientos de ambos empiecen a hacerse presentes y difíciles de ignorar?
¿Pasarán a la siguiente etapa de su relación o se distanciaran?
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Capítulo 09 Pt. I
Los niños son solo niños, es una de las cosas que las personas mayores siempre olvidan. Constantemente todo el mundo siempre está aprendiendo, pero los niños son los que más se asombran con lo que aprenden ya que son cosas nuevas para ellos. Son ingenuos y dependiendo del entorno en el que se rodean es lo que aprenden y van forjando su personalidad, ya sea una buena y educada o una grosera y deshonesta.
5 y 6 años.
Preescolar.
Kendall empujo el pequeño carrito que se encuentra en sus manos sobre el asiento de plástico duro, haciendo que el objeto terminara volando fuera y cayera al piso. Soltó una pequeña risa y corrió a agarrarlo con la idea de volver a hacer lo mismo una vez más. Se encontraba afuera de la oficina de la directora en la nueva escuela a la que lo había inscrito su madre. Siendo esta la última que le quedaba por recorrer en toda la ciudad.
—Kendall.— Una mujer mayor que rondaba en la edad de treinta y cinco años habló detrás de él.— Kendall te estoy hablando.— Dijo autoritaria al ser ignorada.
—¿Qué?— Pregunto el pequeño niño de cinco años sin voltear a verla.
Vestía el uniforme varonil del nuevo preescolar al que lo había inscrito su madre.
—Mírame cuando te hablo.— Kendall le hizo caso sin soltar el pequeño juguete de su mano y mirarla con fastidio como si le cansara la situación.— Te vas a quedar aquí hasta que terminen las clases.— La madre de Kendall se agacho a su altura para que su hijo no volviera a ignorarla. Sabe que es la única forma en la que le hace caso.— No quiero otra queja de que volviste a golpear a uno de tus compañeros. Es la última opción que tenemos si no quieres estudiar en casa.— Acomodo un mechón de cabello del infante que había sido cortado días anteriores en un corte de honguito a petición de su hijo.— Meñique.— La mujer levantó el dedo meñique de su mano derecha.
Kendall no tardó en levantar su dedo meñique y juntarlo con el de su madre. Es una de las tácticas que tiene la mayor para saber que su hijo la escuchó.
—Bien.— Dijo por último antes de regresar toda su atención al carrito que hay en su mano.
Kendall es visto ante los ojos de muchas personas como un niño problemático, aunque él no se considera uno. Es consiente de lo que le gusta y de lo que no le gusta, lo que le molesta y lo que le agrada y no tiene problema en hacérselo saber a las demás personas, especialmente si se trata de lo que no le gusta.
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Una cantidad de lápices de colores se encontraban perfectamente ordenados en su estuche a excepción del color rojo que es utilizado para colorear el dibujo que el nuevo estudiante había dibujado.
—¡Hola!
Kendall se sobresaltó al escuchar la voz de la pequeña niña que no había parado de hablar en toda la clase, por más que la profesora le pidiera que guardara silencio. Detuvo lo que estaba haciendo para reclamarle por interrumpirlo.
Levanto su cabeza quedando completamente asombrado. Su compañera de clase tenía dos coletas altas que acomodaban perfectamente su cabello largo y rizado. Vestía con el uniforme femenil, lo sabe a pesar de traer su suéter tejido que tenia dibujos de osos. Tenia la cabeza inclinada hacia un lado casi como si la estuviera recargando en la mesa y lo miraba con sus enormes ojos redondos y pestañas rizadas a través de los grandes lentes.
Soltó una risa ingenua y acomodo su cabeza observando el dibujo que Kendall había hecho. Volteo con asombro hacia él con su boca en forma de O asombrada por lo que había vista.
—¡Eres muy bueno dibujando!— Lo miro con una sonrisa mostrando sus dientes y asintiendo con la cabeza confirmando sus palabras.— Se dice gracias cuando alguien te dice algo bonito.— Lo reprocho al ver como Kendall solo se le quedaba viendo.— ¿Estás enfermo?— Volvió a inclinar su cabeza mirándolo con curiosidad.— Mamá siempre dice que si alguien está enfermo no tiene que venir a la escuela.— Estiro su mano para tocar su frente.
—No estoy enfermo.— Le alejo la mano antes de que pudiera tocarlo.
—¡Tienes una voz muy bonita!— Hablo con emoción y le envió una mirada de advertencia cuando el niño se quedó callado.
—Gracias...— Respondió con las mejillas ligeramente rojas.
Ambos niños se quedaron platicando durante la hora del almuerzo, Dorothea de pie alagando cada cosa que Kendall decidía hacer con su dibujo y Kendall tratando de ignorar el sentimiento en su pecho que le había causado al verla por primera vez.
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6 y 7 años.
Primaria.
Dos niños pequeños se encuentran corriendo agarrados de las manos. Corrían hacia la pequeña casa que se encuentra en el área de juegos con sus loncheras en mano. Tenían que llegar antes que el resto para que no se la ganaran.
Dejaron sus loncheras sobre la pequeña mesa que hay dentro y mientras Kendall bloqueaba la puerta Dorothea cerraba las cortinas soltando pequeñas risas por la travesura que se encontraban haciendo.
—¡Déjenos entrar!— La voz de un niño se podía escuchar desde afuera.
—¡No!— Gritaron ambos niños con Dorothea sin dejar de reír cubriéndose la boca con sus pequeñas manos.
—¡Si no nos dejas entrar le diremos a la profesora!— Esta vez fue la voz de una niña.
—¡Inténtalo y te golpeare!— Grito Kendall en respuesta.
Dorothea dejó de reír abriendo sus ojos con asombro y movió su cabeza de izquierda a derecha advirtiéndole a su amigo de que no lo fuera a hacer.
—Vamos con la profesora.— Susurro alguien desde afuera pero Kendall los alcanzo a escuchar.
Desbloqueo la puerta rápidamente y antes de que los demás niños se fueran corriendo ubico al niño que los alentó por última vez a acusarlos a Dorothea y él y lo empezó a golpear.
—¡No Kendall!— Dorothea agarró sus loncheras y corrió hacia su amigo intentando agarrarlo del brazo y separarlo de su compañero de clase.
Más estudiantes se acercaron, algunos para ver divertidos como dos niños se peleaban y otros tratar de hacerlos entrar en razón. Dos niñas asustadas por presenciar a dos de sus compañeros golpearse tirados en el césped fueron corriendo a buscar a la profesora.
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El hijo mayor de la familia Smith salió de su habitación en busca de su padre. Hace unas horas fue su madre por él cuando la llamaron de dirección por lo que había hecho su hijo, siendo expulsado de la escuela por su mal comportamiento.
—Papá.— Entro a la oficina de su padre como si de la cocina se tratara sentándose frente al escritorio.— Por favor haz que me vuelvan a aceptar en la escuela.
El señor que rondaba la edad de treinta y seis años retiró sus lentes de lectura dejándolos sobre el escritorio y se recargo en la silla. Kendall y su padre comparten el mismo color de cabello y de ojos y todos en la familia apostaban a que el más joven de los dos sería igual de alto.
—No es la primera vez que te metes en problemas.— Miro curioso a su hijo por su petición.— Anteriormente le cortaste un gran mechón de cabello a una de tus compañeras.
—Porque ella se burló de Dorothea diciendo que sus rizos son feos cuando eso no es verdad, aún así Dorothea lloro y no iba a dejar que esa niña se saliera con la suya.— Hablo rápidamente justificando sus acciones.
—Ese no era tu problema...
—¡Claro que sí!— Volvió a interrumpir a su padre.— Desde el momento en que se metió con mi amiga es mi problema.
Kendall miro a su padre a los ojos con el ceño fruncido tratando de entender si estaba defendiendo a la niña esa poniéndose en contra de Dorothea.
—Hare lo que me pediste.— El señor Smith miro a su hijo sabiendo muy bien que cuando un asunto se trata de Dorothea, Kendall no lo iba a dejar pasar.— Pero, si vuelves a pelearte y te expulsan alejándote de Dorothea; el único problema del que me encargaré será que te acepten en una nueva escuela.— Advirtió el mayor sin aportar la mirada de su hijo mayor.
—Bien.— Acepto no muy contento por la petición de su padre.
Sus padres son los únicos que podían quitarles cualquier obstáculo del camino a él y a su hermano, pero también ponérselos si así se lo proponen.
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