La Aventura Zodiacal (LA Sociedad Del Poder)

LEO:

Estaba en mi habitación, preparando mi equipaje como los demás. Ya era casi las ocho de la noche, y según Sao partiríamos al amanecer.

Finalmente, cerré mi maleta y me dejé caer en la cama, con los ojos cerrados, suspirando con desilusión. Hacía tres días que todo era normal; iba al colegio y disfrutaba de mi adolescencia.

Había descubierto que mis amigos y yo teníamos habilidades extraordinarias, y para empeorar las cosas, un grupo de individuos nos perseguían a Sao y a mí para capturarnos. Si alguien me hubiera contado antes sobre la existencia de estos poderes, lo habría considerado una locura.

Pero ahora que sé que es real, no puedo hacer más que esperar a no terminar incendiando mi casa sin querer.

Alcé mi mano derecha a la altura de mi rostro y observarla por un rato. De pronto, sin previo aviso, mi mano se incendió, las llamas creciendo con cada segundo. Me senté rápidamente, apoyándome en mi mano izquierda en lugar de mi mano en llamas.

—¡Mi cama!—exclamé, mirando a mi alrededor con pánico, buscando algo para apagar el fuego.

—¿Leo? ¿Estás bien?—inquirió Ofuco al entrar a la habitación.

Inmediatamente, su mirada se fijó en la cama, y dudó entre mostrar una expresión seria o reírse de mi desgracia. Afortunadamente, optó por una solución práctica: Ofuco levantó una enorme toalla y la arrojó sobre el fuego, apagándolo.

—¿Qué fue eso?—pregunté, sorprendido.

Ofuco explicó, con tono didáctico, que una toalla húmeda era la solución; es obvio que no se debe apagar fuego con agua, eso solo lo empeora.

—¡Ay, gracias!—le dije, aún mareado por lo sucedido.

—Sao me pidió que reuniera a todos—me informó con una sonrisa, dirigiéndose a la salida—Nos dará instrucciones sobre lo que haremos en el bosque.

Asentí, echando una última mirada a mi cama chamuscada. Salí de la habitación y bajé las escaleras hasta llegar a la sala, donde los demás ya me esperaban.

—¿Por qué gritabas hace un momento?—preguntó Cáncer, perplejo.

—Tuve un pequeño percance —respondí brevemente, encogiéndome de hombros.

Sao me observó con una sonrisa enigmática, como si conociera perfectamente lo ocurrido. Todos lo miraron con curiosidad, excepto Géminis, que estaba absorto mirando por la ventana, como si fuera lo más fascinante que hubiera visto en su vida.

—Les daré algunas instrucciones sobre qué hacer si se alejan de mí—comenzó Sao—En caso de emergencia, pueden contactarme usando el reloj. Llegaré de inmediato.

—¿Cómo lo hará? ¿Corriendo?—preguntó Virgo, aclarando su garganta—No lo dije para burlarme, solo era una pregunta.

—El abuelo es capaz de construir un helicóptero y venir volando hasta donde estemos—explicó Ofuco encogiéndose de hombros—Además, mientras esté con ustedes, nada les pasará.

—El que casi se queda paralizado hace unas horas luchando contra esos malvados—dijo el abuelo, mientras Aries tosía para evitar hablar más.

—¡Oye!—se quejó Aries.

—Tranquilo, jovencito... digo, nieto—se corrigió el abuelo, riendo nerviosamente—¿Entienden mi punto, verdad?

Todos asentimos al unísono mientras Ofuco observaba a Aries con los ojos entrecerrados.

—Segundo punto: no se preocupen si alguien sale herido, sin importar la gravedad de la lesión. Mientras la persona siga con vida, el Fénix de Leo podrá sanarlo—añadió el abuelo.

—¿Entonces, mientras el Fénix esté con nosotros, somos invulnerables?—preguntó Acuario, asombrado.

—No, eso no implica inmortalidad—respondió el abuelo, y de repente su expresión se tornó misteriosa y enigmática—El destino es impredecible. Aunque creas tenerlo controlado, siempre te puede sorprender.

—Esa situación me recuerda una historia que te conté cuando eras niño, abuelo—dijo Ofuco—Se trata de un anciano que le tenía pavor a la muerte. Para evitarla, dejó de salir y se encerró en su casa, tomando todas las precauciones posibles para mantenerse sano.

—Pero, aun así, el destino le tenía preparado un final inesperado—continuó Sao—El anciano creía que con esa estrategia nunca moriría, pero un día, al salir de su habitación, pisó una diminuta espina venenosa.

—¿Quién la colocó allí? Eso nunca se supo—concluyó Ofuco—El anciano terminó falleciendo en su casa por el veneno, convencido de que la muerte nunca lo alcanzaría. Aunque creas tener el control absoluto, el destino siempre encontrará la forma de sorprenderte.

—Bueno, dejemos de lado las reflexiones sombrías—dijo Sao—Trabajarán en parejas. He hecho las asignaciones tras analizar sus habilidades. Las parejas se basan en la similitud de sus poderes.

Asentimos, deseosos de conocer las parejas que nos tocarían.

—Me costó un poco, porque cada uno tiene habilidades únicas, pero estoy seguro de que estas parejas funcionarán—el abuelo se aclaró la garganta antes de continuar—La primera pareja es Cáncer, con su telequinesis, y Capricornio, con su geokinesis.

Todos miramos a los dos nombrados, quienes observaban a Sao con atención.

—Capricornio puede generar cualquier tipo de vegetación, pero también puede extraer y controlar bloques de tierra a voluntad. Cáncer, por su parte, puede atraer y manipular objetos a su antojo. Ambos son un buen equipo, ya que Cáncer puede usar los bloques de tierra de Capricornio en combate.

Ambos asintieron, mostrando determinación al mirar al abuelo.

—La siguiente pareja es Géminis y Sagitario—continuó—Sagitario puede volar y llegar a cualquier punto, incluso al sol si lo desea, mientras que Géminis tiene la capacidad de hacer explotar cualquier cosa que toque. Funcionan bien juntos porque Sagitario puede volar con Géminis, mientras que ella ataca desde arriba, tomando por sorpresa a los enemigos y protegiéndolos desde las alturas.

Se miraron y asintieron con resolución.

—¡Excelente!—exclamó el abuelo—Sigamos. La siguiente pareja es Aries y Tauro. Aries tiene superfuerza, mientras que Tauro puede crear cualquier cosa que desee. Serían un dúo formidable: Tauro crearía objetos y Aries los lanzaría contra el enemigo.

Todos aguardamos en silencio, a la espera de que el abuelo continuara.

—Las demás parejas fueron más difíciles de formar, ya que cuatro de ustedes tienen poderes más ofensivos que defensivos. Por lo tanto, los emparejaré estratégicamente para que sean un buen equipo—Sao se acarició la barba pensativamente—Las cuatro personas son: Virgo, con su invisibilidad; Libra, con su capacidad de estirar su cuerpo; Acuario, con su velocidad; y Piscis, con su teletransportación.

Los cuatro nombrados intercambiaron miradas llenas de orgullo. Observé a la única persona que quedaba sin pareja, mi futuro compañero de batalla.

—La última pareja es Leo y Escorpio—anunció el abuelo—Ambos tienen poderes muy poderosos que, combinados, podrían causar estragos en el enemigo. Leo domina el fuego, mientras que Escorpio controla la electricidad.

El abuelo permaneció en silencio unos instantes, sumido en sus pensamientos. Aproveché ese momento para observar a mis amigos. Se les veía a la vez emocionados y preocupados. Miré mi mano, esperando que no volviera a incendiarse.

—Como dije antes—prosiguió el abuelo—Virgo, Libra, Acuario y Piscis son los que aún no tienen pareja. Dondequiera que estén, harán un excelente trabajo.

—Espera—susurró Tauro—Ofuco no tiene pareja.

—Ofuco no necesita un equipo—afirmó el abuelo, mirando a su nieto con afecto—Desde pequeño ha luchado solo y es increíblemente fuerte para su edad—nos aseguró.

—El terco, claro —murmuró Géminis, poniendo los ojos en blanco.

—¡Gracias por la confianza!—exclamó Aries con ironía, mirando a Sao.

—No estoy diciendo que sean débiles—nos tranquilizó—La verdadera fuerza reside en el corazón, la determinación y el deseo de ayudar a los demás.

El abuelo sonrió, pero por un instante vi en su mirada mucho sufrimiento y cansancio, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros. Pero al instante, su mirada volvió a ser alegre. Negué con la cabeza, intentando convencerme de que no lo había visto mal, pero incluso en la cama, a medianoche, su sonrisa me seguía inquietando.

SAO:

Fui a la sala y me senté en el sofá, en la oscuridad. Ya debía ser casi la madrugada, pero aún así no encendí mi reloj.

Los últimos días habían sido agotadores. Es posible que los jóvenes hayan descubierto que tienen poderes y que deben aprender a usarlos, pero para ellos parece un juego infantil.

Suspiré y cerré los ojos. Por más increíble que parezca, ellos son los elegidos. En tan poco tiempo han progresado mucho y su inteligencia ha evolucionado rápidamente.

Si pudiera pedir un deseo, pediría que todos los problemas y obstáculos desaparecieran. Siento que el peligro se acerca y que pronto nos veremos inundados de problemas y desastres, pero no me rendiré tan fácilmente. Seguiré apoyándolos y les enseñaré todos los secretos para ser un héroe, ya que ellos serán quienes salven el mundo algún día.

Si pudiera pedir un deseo, sería que todos los problemas desaparecieran rápidamente, que todos los obstáculos que les impiden avanzar se desvanecieran. Son fuertes, de eso no hay duda. Ellos serán el futuro de la humanidad.

—¿Abuelo?—susurró Ofuco en la penumbra.

Me levanté y me acerqué a él.

—Lo conseguirán—le susurré con una sonrisa—.Mientras estés con ellos, estaré tranquilo.

Le di una palmada en el hombro antes de separarme de él y subir las escaleras, deseando poder dormir aunque solo fueran unas pocas horas.