**Saga Vannecelli**
Sandra es una joven encantadora y divertida, apasionada por las carreras ilegales de motocicletas. Es hija adoptiva de Santiago Vannecelli, sublíder de la mafia italiana, y de la empresaria María Romero. Desde los 15 años, Sandra se enamoró de su primo Thyler Vannecelli, y juntos hicieron una promesa: informar a su familia sobre su relación cuando ella cumpriera 17 años. Sin embargo, el gran día llegó y nada salió como esperaban. A partir de ese momento, la vida de Sandra se convierte en un caos, repleto de traiciones, lujuria, odio y amor.
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Capítulo 9 Cuando la ira me invade
Renzo Vannecelli
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-Al verla descender por la escalera, su belleza es deslumbrante. Era la primera vez que la veía maquillada, pero siempre ha sido hermosa, tanto con maquillaje como sin él. Mi corazón late con fuerza al ver lo espectacular que luce en ese vestido. La atracción que siento por ella es única, nunca antes había experimentado algo igual. Antes de que descienda, le extiendo mi mano para ayudarla, y le expreso lo hermosa que se ve. Ella, en un susurro, me agradece, mientras escucho con emoción cómo Gian le elogia su belleza. Un tanto irritado, repito sus palabras, lo que provoca que él y Caeli se rían. Nos dirigimos desde la mansión hasta la discoteca. Los cuatro nos encontramos en la sala VIP, y agradezco al cielo que Thyler no decidiera acompañarnos. Tendré la oportunidad de conquistar a Sandra. Observo cómo Caeli y Gian bailan, mientras yo disfruto de una bebida y me doy cuenta de que Sandra está en silencio, perdida en sus pensamientos. Le ofrezco un trago, que ella acepta de inmediato. Sin embargo, a los pocos segundos comienza a toser, lo que me hace reír. Le digo- Bebe despacio, te embriagará rápido.
-La escucho decir- No sería una mala idea.
-Sonrío ante su comentario; quiero que se divierta hoy y olvide su tristeza. La tomo de la mano y la llevo a la pista de baile, donde estamos cerca de Gian y Caeli. Comenzamos a bailar y a beber. La veo sonreír; está disfrutando del momento. A medida que sigue tomando, sus mejillas comienzan a sonrojarse, así que decido intervenir y evitar que beba más.
Caeli se acerca a nosotros y nos invita a ir a la sala VIP. Sandra toma mi mano y comenzamos a subir. Caeli toma su cartera y nos informa- Chicos, debo irme, Dimitris ya está afuera esperándome. Por favor, Renzo y Gian, cuiden de Sandra; no le ofrezcan beber, ya está ebria.
-Sandra, soltando mi mano, se acerca a Caeli y le dice- Tranquila, yo estoy bien. De hecho, asegúrate de saludar a tu novio de mi parte.
-Caeli decide retirarse, y Gian tiene la intención de llevarla a casa, pero Sandra se muestra renuente. Ante esto, le sugiero a Gian que no se preocupe, ya que me encargaré de cuidar de ella. Él asiente y nos quedamos bailando. Un tiempo después, observo que Gian está besándose con una chica rubia, quien luego lo toma de la mano y se dirigen a las habitaciones, por lo que no lo veremos durante el resto de la noche. Continúo bailando con Sandra hasta que me acerco a su oído y le digo- No te vayas a mover de aquí; iré un momento al baño.
-Ella asiente con la cabeza en señal afirmativa y continúa bailando mientras yo me dirijo al baño. Después de lavarme las manos, siento que alguien me abraza por detrás. Sonrío y le digo- Sandra, recuerda que esto es un baño de hombres.
-Al voltear, encuentro a una mujer rubia sonriendo. Mi expresión cambia a ira y, retirándola de los brazos con firmeza, le digo- ¿Cómo te atreves a acercarte a mí y abrazarme de esa manera?
-Con lágrimas en los ojos, me dice- Renzo, te extraño. Por favor, perdóname y dame una oportunidad. Sé que podemos superar esto. Sé que me amas como yo te amo, y reconozco que cometí un pequeño error.
-Arqueo una ceja y, con tono sarcástico, le respondo- ¿Un pequeño error? -Me echo a reír a carcajadas mientras me acerco a ella. Percibo cómo comienza a retroceder y le digo- Me traicionaste, ¿y aún afirmas que se trató de un pequeño error?
- La tomó del cuello mientras la presionaba. Ella, con voz temerosa, decía- Yo, yo lo siento, Renzo. Me equivoqué, fue un desliz, algo que sucedió, pero me arrepiento. Él me sedujo; yo no quería hacerlo.
-Mi ira aumenta más. Aprieto su cuello con fuerza y veo cómo su cara se está poniendo roja. Le digo- ¡Qué mentirosa eres! Te vi teniendo relaciones con él, en el apartamento que compré para nosotros. Tú fuiste quien lo llamó con mentiras para que él llegara al apartamento. Lo sedujiste hasta que cayó. Eres una zorra. No te maté porque eres hija de uno de los socios de mi padre, pero no tentes tu suerte, porque la próxima vez no dudaré en matarte.
-Ella abre los ojos con sorpresa mientras intenta liberarse de mi agarre y me dice: ¿Él te dijo eso? Es una mentira.
-Yo, elevando la voz, le respondo- Cállate. ¿Por qué con él? Hay tantos hombres en esta ciudad y tenías que involucrarte con él... con mi propio.-La suelto y ella cae al suelo, notando que su rostro estaba morado. Mientras la observo toser, le advierto- La próxima vez que intentes acercarte a mí, te romperé el cuello.
-Salí del baño sintiéndome frustrado. No podía creer que hubiera considerado proponerle matrimonio a esa cualquiera . Al dirigirme hacia Sandra, me di cuenta de que un chico rubio estaba bailando con ella, y vi cómo intentaba besarla. Sin pensarlo dos veces, corrí hacia ellos, tomé del brazo a Sandra y me planté frente a él. Le dí un puñetazo en la cara, provocando que cayera al suelo. Me lancé sobre él y comencé a golpearlo, liberando toda la frustración acumulada. Observé cómo la sangre manaba de su rostro. Nadie tocará a Sandra, ella es para mí. Continué golpeándolo hasta que varios chicos me intervinieron. Observé que el chico rubio tenía el rostro cubierto de sangre. Le dije, exaltado- Esto es para que aprendas a no involucrarte con mi chica.