Odiada por su familia por ser considerada un símbolo de mala suerte, Azeeyra Briliant Aksara, a sus 17 años, vive sumida en el sufrimiento y los constantes abusos de sus parientes.
Zee, como la llaman, es una chica de apariencia sencilla: cabello recogido en dos coletas, usa grandes gafas redondas y viste ropa holgada que no se ajusta a su delgada figura. En la escuela, es blanco de burlas y acoso, y aunque su inteligencia la hace destacar, eso no es suficiente para ganarse el reconocimiento de su padre y su hermano mayor.
Desde el día en que nació, Zee ha sido tratada como una asesina, culpada por la muerte de su madre, quien falleció debido a una hemorragia en el parto. A partir de ello, su padre nunca la reconoció como hija y la dejó al cuidado de su niñera, Bi Jum, la única persona que le ha brindado amor.
Su hermano mayor, Daniel Aksara, también la odia. De niño, creyó que Zee "bebió la sangre" de su madre hasta matarla, y ese desprecio solo creció con los años. Ahora que son adultos, el odio entre ellos sigue intacto.
¿Qué hará Zee? ¿Se quedará en esta familia?
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Capítulo 8
Zee se miró al espejo, acababa de cambiarse el vendaje de la sien. Estaba lista con su uniforme escolar; como de costumbre, llevaba un poco de polvo facial y se había puesto brillo labial. Si bien solía llevar el pelo suelto, esa mañana se lo había recogido, lo que le daba un aire más adulto.
Salió de la habitación. Aunque aún era muy temprano, estaba deseando ir a la escuela. Cuando iba a bajar las escaleras, vio a su padre, Daren, y a Daniel junto a su abuelo Haris. Zee caminó con rostro inexpresivo.
—Siéntate y desayuna primero —ordenó Daren cuando Zee se acercó a la mesa. Zee miró a Haris, que también la miraba fijamente. Apartó la mirada y siguió caminando.
—Zee —la llamó Daren.
—No es necesario, tengo miedo de arruinar la armonía familiar —respondió Zee, y se alejó rápidamente de la familia Cemara.
—Qué maleducada, una niña tan desagradecida —se quejó el abuelo Haris, molesto. Daren y Daniel permanecieron en silencio al escuchar el enfado de su suegro y padre.
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En el aparcamiento del instituto Aksara, un coche de lujo se detuvo junto al aparcamiento de motos. Se veían varias motocicletas deportivas alineadas allí. Era evidente que el instituto Aksara era uno de los centros de élite de Indonesia. No todo el mundo podía entrar.
Tras bajar del coche, la hermosa joven de ojos encantadores caminó con arrogancia. Pasó junto a varios alumnos del instituto Aksara que no dejaban de mirarla. A un metro de distancia, frente a ella, había varios jóvenes guapos de pie, como esperando algo. Dos de ellos estaban sentados en sus motocicletas deportivas.
Azeeyra los reconoció, por supuesto. No era de extrañar que aquella mañana hubiera tanta gente. Las alumnas se demoraban en el aparcamiento, como si no quisieran marcharse. Y la razón no era otra que la presencia del núcleo de Dragon, que irradiaba un aura de paraíso en la tierra. Con solo estar sentados allí, ya estaban haciendo que ese grupo de babosas se pusiera a dar saltos, y si sonreían, seguro que les daba un ataque. Sonaba exagerado, pero era la realidad.
Azeeyra intentó mantener la calma y la indiferencia. Con el corazón palpitante, pasó junto al núcleo de Dragon, pero su tensión se vio interrumpida cuando alguien la agarró de la mano de repente. Zee, desprevenida, se tambaleó y chocó contra el cuerpo de la persona que la había agarrado.
¡Pum!
Su corazón dio un vuelco.
Azeeyra se sorprendió. Levantó la cabeza y vio a un chico que no era otro que Ilham, el presidente del consejo estudiantil. Cuando se recuperó de la sorpresa, apartó a Ilham de un empujón. Miró a su alrededor y volvió a mirar al apuesto joven que seguía sujetándola de la mano. No le importó el alboroto de los demás alumnos.
—Suéltame —dijo Zee con voz fría, haciendo reaccionar a Ilham, que seguía sujetándola de la mano.
Ilham soltó la mano de Zee y sonrió. —¿Podemos hablar luego en el descanso? —preguntó Ilham, mirando a Zee.
—¿Me conoces? —preguntó Zee sin expresión alguna.
Ilham sonrió tímidamente al oír la pregunta de Zee. —¡¿Quién no te conoce en este instituto?!
En un lugar diferente, los ojos de Reynard brillaron; no le gustaba ver a Ilham agarrando la mano de Zee, y menos aún que sus cuerpos hubieran llegado a tocarse cuando el chico la había tirado hacia él. Se sentía furioso; tenía ganas de golpearlo.
En el aparcamiento del instituto Aksara se oía un murmullo de expectación.
—Te espero en la glorieta del jardín trasero —continuó Ilham, mirando a Zee con ternura.
Zee frunció el ceño. "¿Qué le pasa a este tipo? ¿Quién se cree que es para darme órdenes? Y, para empezar, ¿quién querría verle?".
—No es importante —respondió Zee con frialdad, y se alejó del aparcamiento.
Ilham se quedó sorprendido al ser rechazado por Zee. No esperaba que lo rechazara directamente delante de tanta gente. Se sonrojó, conteniendo la rabia y la vergüenza. Se apresuró a salir también del aparcamiento, sintiéndose humillado.
A diferencia de Ilham, que se enfadó por el rechazo de Azeeyra, Reynard sonrió satisfecho al ver que Zee ignoraba a aquel tipo tan desconsiderado.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
Sonó la campana que anunciaba el comienzo de las clases, pero aún había algunos alumnos que no se decidían a salir del aparcamiento.
Su atención se desvió al oír la voz del profesor de disciplina gritando desde lejos que entraran en clase.
—¿Qué hacen todavía aquí reunidos? ¡Entren en clase! —La voz del profesor de disciplina resonó, haciendo que los alumnos abandonaran por fin el aparcamiento.
...****************...
En el aula, todos los alumnos estaban sentados en sus respectivos asientos. Todavía se oían algunos susurros, ya que el profesor aún no había llegado.
Reynard tomó la mano de Zee, que estaba sobre el muslo de la chica, y le frotó la muñeca con suavidad.
—Pervertido, ¡¿crees que soy una cualquiera?! —Zee miró a Reynard con los ojos muy abiertos.
Reynard se limitó a reírse al ser mirado de esa manera. Luego, se inclinó hacia ella y le susurró al oído:
—No me gusta que otros hombres toquen a mi chica —susurró Reynard con voz inexpresiva.
Zee puso los ojos en blanco al escuchar las palabras de Reynard.
—Idiota pervertido —le espetó Azeeyra, a lo que Reynard respondió con una leve risa.
Reynard miró fijamente a Zee, con los ojos clavados en un punto: el vendaje de la sien de Zee. —¿Estás herida? —susurró Rey en voz baja, ya que el profesor de inglés acababa de llegar.
—No es asunto tuyo —respondió Zee con brusquedad. Reynard asintió. —La próxima vez, ¡no te hagas daño! —dijo Reynard, disgustado porque su chica se hubiera hecho daño. ¡Eh! ¡Eh!
Zee se limitó a carraspear en respuesta a las palabras de Reynard. Aunque estaba confundida por el comportamiento del chico, no quería seguir discutiendo con él.
En otro asiento de la misma sala, una alumna apretó los puños con fuerza. Llevaba un rato observando la interacción entre Rey y Zee.
Se trataba de Keyla, una chica inteligente que siempre quedaba la segunda de la clase, mientras que Reynard era el eterno primero. Keyla llevaba más de dos años enamorada en secreto de Reynard, pero cada vez que intentaba acercarse a él, este la esquivaba con diversas excusas, como si levantara un muro inexpugnable a su alrededor. Y ahora lo veía siendo cariñoso con Azeeyra, la empollona. No pudo contener más la sensación de odio y celos que le invadía.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
Sonó el timbre del recreo, y tras la marcha del profesor, los alumnos de la clase de ciencias 1.º A salieron corriendo del aula.
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En la cafetería reinaba el bullicio, ya que no quedaba ni una mesa libre. Por suerte, Zee y sus dos amigas llegaron a tiempo para conseguir un sitio.
Mientras disfrutaban de la sopa de bakso que acababan de pedir, alguien golpeó la mesa.
¡Pum!
Un cuenco de bakso se derramó sobre la falda de una chica que no era otra que Azeeyra, que se sorprendió al ver a Adel y sus amigas frente a ella. Pensó que habían dejado de buscarle las cosquillas, ya que desde su regreso al instituto, Adel y sus amigas no la habían vuelto a molestar.
—¡Cómo te atreves, zorra, a seducir al novio de otra! —gritó Adel con voz fuerte, haciendo que todos los presentes en la cafetería volvieran la vista hacia su mesa.
—¡Eh, bruja, llegas y ya estás armando jaleo! ¿Qué problema hay? —gritó Siska, igual de furiosa al ver a Adel increpando a Zee.
—Tú no te metas. No tengo nada que ver contigo. ¡Mi problema es con esta zorra! —Adel señaló a Zee, que estaba limpiándose la falda con un pañuelo de papel.
Siska apartó la mano con la que Adel señalaba a Azeeyra. —Los problemas de Azeeyra también son nuestros, así que si buscas pelea con Zee, tendrás que enfrentarte primero a nosotras.
Adel y sus amigas se echaron a reír a carcajadas, mirando a Siska con desprecio. —Con que ahora eres la lacaya de la zorra esta. ¿Por qué eres amiga de una pobre desgraciada como ella? —Adel volvió a señalarla. Los alumnos del instituto Aksara no sabían que Zee era la nieta del director, ya que nunca utilizaba su apellido. No quería que la gente se hiciera amiga de ella solo por el renombre de su familia.
Siska se enfadó mucho al oír las palabras de Adel, pero cuando iba a replicar, se detuvo al ver a Zee levantando la mano en señal de que se detuviera.
Siska retrocedió y dejó que Zee tomara el relevo.
Zee se acercó a Adel, mirándola con resentimiento y odio.
¡Zas!
Una bofetada aterrizó con fuerza en la mejilla izquierda de Adel. Esta puso los ojos como platos al ver quién la había abofeteado.
—¿Cómo te atreves a pegarme? —gritó Adel.
—¿Y por qué no iba a hacerlo? —respondió Zee desafiando la mirada de Adel, mientras se acercaba más a la chica—. ¿Crees que voy a seguir quedándome de brazos cruzados mientras me intimidas? ¿Quién te crees que eres para llamarme zorra?
Adel se estremeció al ver la mirada dominante de Zee. Era la primera vez que Zee se enfrentaba a ella. Normalmente se limitaba a quedarse callada y a llorar cuando Adel y sus amigas la acosaban. Pero Adel no iba a dejar que Zee se saliera con la suya. Tenía que hacerse la víctima para que la gente pensara mal de Azeeyra.
Cuando Adel iba a devolverle la bofetada a Zee, se sorprendió al ver que Ilham la detenía en el aire. Ilham miró a Adel con severidad. Entonces, Adel miró furiosa a Zee, a quien ya le repugnaba el numerito que estaba montando Adel.
—Ya basta, Adel. Será mejor que te vayas o llamaré al orientador —amenazó Ilham al ver que Adel estaba a punto de abofetear a Zee.
—Seguro que ha sido ella quien ha empezado, ¡la zorra esta! ¡Seguro que te ha estado seduciendo! —Adel intentó agarrar a Zee, pero una mano fuerte la apartó y la puso detrás de su cuerpo.
—Si vuelves a hacerle daño a Zee, te las verás conmigo —le dijo Reynard a Nadia con frialdad. En efecto, la persona que había apartado a Zee era Reynard Jordan.
Ja... Adel se rio entre dientes mirando a Zee. —Eres buena, empollona. ¿Qué les habrás dado a estos para tenerlos así? A lo mejor te has acostado con ellos. Eres una auténtica zorra. —Adel alzó la voz como si hubiera perdido la razón, ya no se controlaba.
¡Zas!
Por segunda vez, una bofetada aterrizó en el rostro terso de Adel, esta vez en la mejilla derecha. Zee se acercó a Adel. Miró a Reynard y a Ilham.
Ilham agarró a Adel por el brazo. —Ya está bien, Adel. ¿Por qué te pones así? Y, para empezar, nunca hemos tenido nada —dijo Ilham, mirando a Zee por un momento antes de volver a mirar a Adel. No estaba claro cuál era la intención del chico al mirar a Zee.
—¿Qué...? ¿Dos años gustándote y no te has dado cuenta? Ja, esta fulana te ha comido el coco. —Nadia se enfureció al escuchar a Ilham, siendo ella la que había empezado.
—Zorra, empollona —volvió a decir Nadia, incapaz de contener su rabia. Reynard, que estaba detrás de Zee, se sintió molesto al oírla. Estaba a punto de intervenir, pero Zee lo detuvo.
—Para, esto es entre ella y yo —dijo Zee, deteniendo a Reynard.