Sinopsis
Enzo, el hijo menor del Diablo, vive en la Tierra bajo la identidad de Michaelis, una joven aparentemente común, pero con un oscuro secreto. A medida que crece, descubre que su destino está entrelazado con el Inframundo, un reino que clama por su regreso. Sin embargo, su camino no será fácil, ya que el poder que se le ha otorgado exige sacrificios inimaginables. En medio de su lucha interna, se cruza con un joven humano que cambiará su vida para siempre, desatando un romance imposible y no correspondido. Mientras los reinos se desmoronan, Enzo deberá decidir entre el poder absoluto o el amor que nunca será suyo.
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Capítulo 9: Los Años Oscuros
Michaelis se despertó con una sensación de inquietud, como si el aire a su alrededor estuviera cargado de una energía perturbadora. La noche anterior había sido intranquila, llena de pesadillas y ecos de voces ininteligibles. El Inframundo no se mostraba dispuesto a dejarla en paz, y el recordatorio de su realidad inminente la perseguía incluso en sus momentos de descanso.
Se levantó de la cama, y mientras se preparaba para el día, sus pensamientos se dirigieron hacia el próximo ritual que Samuel había sugerido. Había algo en el proceso que la inquietaba, como si los métodos tradicionales no fueran suficientes para contrarrestar el poder del Inframundo. Sin embargo, no tenía otra opción; debía seguir adelante y mantener la conexión con la realidad en la medida de lo posible.
Durante la escuela, Michaelis se esforzó por mantener la apariencia de normalidad, pero la atmósfera a su alrededor parecía más opresiva que nunca. Las sombras en los pasillos parecían más densas, y las miradas de sus compañeros parecían contener una mezcla de curiosidad y desconcierto. Adrian, como siempre, se acercó con una preocupación evidente en su rostro.
“¿Cómo te sientes hoy?” preguntó con suavidad, notando la palidez en su rostro.
“Mejor, supongo,” respondió Michaelis con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. “Solo ha sido una noche difícil.”
Adrian asintió, pero su mirada no dejaba de seguirla con una intensidad que Michaelis no podía ignorar. La conexión que sentía con él era innegable, pero el peso de su secreto la mantenía distante.
Esa tarde, Michaelis se dirigió a la casa de Samuel para preparar el nuevo ritual de protección. Samuel había indicado que debían realizarlo al caer la noche, cuando las barreras entre los mundos eran más frágiles. El proceso requeriría varios ingredientes místicos y una serie de conjuros que Samuel había aprendido de antiguos textos.
Al llegar a la casa de Samuel, Michaelis encontró al anciano preparando el espacio para el ritual. La sala estaba iluminada por velas y llena de símbolos místicos dibujados en el suelo. Samuel la recibió con una expresión grave.
“Estamos a punto de entrar en una fase crítica,” dijo Samuel mientras revisaba los ingredientes. “Este ritual es nuestra última oportunidad para reforzar las barreras. El Inframundo no cederá fácilmente.”
Michaelis asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. La tarde se convirtió en una noche cargada de expectación, y el aire en la habitación parecía vibrar con una energía palpable.
Samuel comenzó el ritual, recitando palabras antiguas en un lenguaje que Michaelis no entendía completamente. Los símbolos en el suelo brillaban con una luz tenue, y la habitación se llenó de un sonido susurrante que parecía emanar de las paredes. Michaelis observó con atención, sintiendo cómo la energía del ritual interactuaba con el entorno.
A medida que el ritual avanzaba, la temperatura en la habitación descendió drásticamente, y un frío penetrante se hizo presente. Las sombras en las paredes comenzaron a moverse de manera inquietante, y Michaelis sintió una presencia oscura acechando desde fuera de la habitación.
De repente, una figura sombría apareció en el umbral de la puerta. Era una entidad de oscuridad pura, con ojos que reflejaban una desesperación eterna. La presencia se acercó lentamente, desafiando las barreras que Samuel había creado.
“¡No puedes detener lo que ya ha comenzado!” exclamó la figura con una voz llena de odio y desesperación. “El Inframundo exige lo que le pertenece.”
Samuel continuó con el ritual, pero Michaelis podía ver la tensión en su rostro. La presencia oscura parecía estar desafiando sus esfuerzos, y el ambiente en la sala se volvía cada vez más opresivo.
“¡Concentra tu energía en el círculo de protección!” ordenó Samuel, tratando de mantener la calma. “Debemos mantener a raya esta entidad.”
Michaelis se unió a Samuel en la concentración, dirigiendo su energía hacia el círculo. A pesar de sus esfuerzos, el frío y la presión en la habitación aumentaban, y la entidad oscura continuaba avanzando. Michaelis podía sentir la desesperación en el aire, como si el Inframundo estuviera luchando con todas sus fuerzas para atravesar la barrera.
Finalmente, con un último esfuerzo, Samuel recitó las últimas palabras del ritual. Un estallido de luz brillante envolvió la habitación, y la entidad oscura se detuvo en seco, retrocediendo hacia la oscuridad. El frío se desvaneció gradualmente, y la atmósfera en la habitación se alivió.
Samuel se dejó caer en una silla, respirando con dificultad. “Hemos logrado repeler la entidad por ahora,” dijo con voz cansada. “Pero esto no ha terminado. El Inframundo no cederá tan fácilmente.”
Michaelis asintió, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación. “¿Qué debemos hacer ahora?”
“Debemos estar atentos,” respondió Samuel. “El Inframundo buscará nuevas formas de infiltrarse. Necesitamos reforzar nuestra protección y estar preparados para cualquier eventualidad.”
Michaelis se despidió de Samuel y regresó a casa con una sensación de inquietud persistente. Aunque el ritual había sido exitoso en repeler la entidad oscura, sabía que la amenaza del Inframundo seguía presente. La batalla entre los mundos estaba lejos de terminar, y debía estar preparada para enfrentar lo que viniera.
Esa noche, mientras intentaba dormir, Michaelis se encontró con una nueva pesadilla. Esta vez, el paisaje del Inframundo se extendía ante ella con una claridad inquietante. Los gritos y las sombras eran más intensos, y la figura oscura estaba más cerca que nunca. Michaelis sintió que la desesperación y el miedo la envolvían, como si el Inframundo estuviera tratando de arrastrarla hacia sus profundidades.
Despertó sudando, su corazón acelerado. Sabía que debía enfrentar sus miedos y estar preparada para cualquier desafío que el Inframundo le presentara. El camino que había elegido estaba lleno de oscuridad y peligro, pero Michaelis no tenía otra opción. Su destino estaba entrelazado con el Inframundo, y debía luchar para proteger lo que amaba.