Está es la historia de una joven pastelera que anhela desde el fondo de su corazón tener su propia confitería y deleitar al mundo con sus inigualables sabores; pero su sueño se verá interrumpido cuando en un evento muy importante se entrega a un desconocido. Desde ese momento su vida cambia por completo al descubrir que está embarazada y su hijo se convierte en su única y mayor prioridad. Sin embargo cinco años más tarde, Trevor Hamilton, el padre de Dylan, reaparece en sus vidas intentando reconquistar a su hermosa morena y formar la familia que tanto anhelaba, desestabilizando así la armonía en la vida de Carolina.
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Capítulo N°2
Cinco años atrás…
Era un día como cualquier otro en la casa de las hermanas Costa, el calor era insoportable tanto dentro como fuera del hogar por ser verano y porque Carolina estaba horneando varios pasteles y un brownie de chocolate con nuez para una de sus vecinas. Ella estaba recostada en el sillón esperando que la alarma del cronómetro suene anunciando que la cocción del bizcocho había concluido, mientras cambiaba los canales del televisor con el control remoto sin mucho ánimo porque no encontraba nada interesante para ver. Cuando de repente su celular comenzó a vibrar. Desmotivada observó que en la pantalla de su móvil apareció un número desconocido, con algo de dudas y frunciendo el ceño atendió la llamada. Ella no le daba su número telefónico a cualquiera; sin embargo se relajó al escuchar del otro lado de la línea una voz cálida y gentil de mujer que preguntaba por la gran pastelera Carolina Costa.
⎯ Sí, ella habla.
⎯ Mi nombre es Giovanna Santoro y estoy interesada en tu trabajo.⎯ comentó.⎯ ¿Podemos hablar?
Cuando la señora misteriosa se presentó, hizo que la joven se ponga de pie y diera vueltas por la habitación al escuchar el nombre de tan prestigiosa familia; luego de controlar su ansiedad prestó atención a la propuesta de trabajo que le ofrecían y sin más les respondió.
⎯ Sí… claro que acepto … no … no tengo nada que pensar, estoy encantada de trabajar para usted… gracias por confiar en mí.⎯ dijo y se despidió.
Carolina estaba muy emocionada, tanto así que no pudo evitar saltar de alegría luego de terminar la conversación y arrojar el teléfono al sillón.
⎯ ¡Gracias Diosito! ⎯ gritó mirando al techo y persignándose.⎯ ¡Gracias!
Había recibido la propuesta más importante de toda su vida o al menos desde que se recibió de maestra pastelera en una importante cadena de escuelas de chef y tuvo que realizar el menú de la cena de egresados.
⎯ ¡Eve… Eve… ¿Dónde estás?!
⎯ Estoy en la ducha.⎯ gritó desde el baño y suspiro sabiendo que su tranquilidad había terminado.⎯ Dame quince minutos de privacidad.
⎯ ¡Quédate ahí, ya voy!
⎯ ¿Y dónde se supone que iría si me estoy duchando?⎯ respondió.
Carolina entró ignorando el pedido de privacidad de su hermana y abrió la cortina de la ducha, necesitaba mirarle los ojos a su hermana para darle la gran noticia
y sin dejar de sonreír por la emoción, le dijo.
⎯ ¡Eve, estoy feliz!
⎯ ¡Oye, ¿qué haces?!⎯ dijo cubriendo su cuerpo con la cortina.
⎯ Lo siento, es que no puedo controlar la ansiedad, la alegría, la felicidad, todas mis emociones están a flor de piel y es por una muy buena razón.⎯ dijo de repente y vio como su hermana la miró sin comprender qué sucedía.⎯ Eve aún no lo puedo creer.
⎯ Será mejor que me digas de una vez que sucede, tengo practica en solo una hora y no puedo llegar tarde al hospital o perderé la pasantía.⎯ comentó enjuagando su cabello y ya cansada de ser observada por su hermana menor.
⎯ ¡¿Qué es lo que siempre quise y era imposible de conseguir?!
⎯ Tener un unicornio y que te lleve a pasear.⎯ se burló.
⎯ No, eso lo quería cuando tenía cinco años, ahora sé que los unicornios no existen.
⎯ Bueno, ya dime de qué se trata, no estoy para adivinanzas.
⎯ Me acaban de ofrecer el trabajo de mi vida. Tengo que cocinar en la casa de la señora Santoro, la presidente de empresas Santoro.⎯ aplaude emocionada.⎯ En esa mansión van a estar todas las familias más prestigiosas de la ciudad y me podré dar a conocer. Es una gran oportunidad y tengo el presentimiento que en esa mansión mi vida va a cambiar para siempre.
⎯ Te felicito, ahora dame esa toalla que debo salir de la ducha.⎯ le señaló.⎯ Y no seas exagerada, solo es un evento, eso no te va a cambiar la vida.
Carolina le entregó la toalla, estaba algo molesta por la reacción de su hermana; entonces le dijo con la voz entrecortada y aguantando sus ganas de llorar.
⎯ Sé que mi trabajo no se compara con salvar la vida de una persona; pero podrías mostrar un poco más de entusiasmo. Es la oportunidad de mi vida de hacerme conocida y juntar suficiente dinero para abrir mi propia pastelería y hacer realidad mi sueño.⎯ dijo y salió del baño golpeando la puerta.
⎯ Lo siento, estoy pensando en mi examen.⎯ respondió al tiempo que se envolvió en la toalla
Eve se cambió de prisa, agarró su mochila y se dirigió a la cocina; entonces como era de esperar Carolina estaba horneando algo delicioso y su aroma a chocolate impregnaba el lugar.
⎯ Caro, realmente lo siento.⎯ se disculpó.⎯ He estado tan presionada con los exámenes finales que no te he prestado atención últimamente.⎯ dijo y la abrazó.
⎯ No te preocupes, no pasa nada.⎯ respondió y se separó de su agarre para sacar un brownie del horno.
⎯¿Quieres que hablemos?
⎯ No, ahora debo terminar este pedido y no tengo demasiado tiempo, a la noche hablamos.
⎯ De acuerdo, hasta luego.⎯ se despidió Eve besando su mejilla y salió de la casa a toda prisa en su bicicleta, tenía muy pocos minutos para cruzar prácticamente toda la ciudad.
Carolina terminó de hornear y como era sus costumbre acomodo todo con delicadeza en sus respectivas cajas y le puso una etiqueta con su nombre, una vez que hizo la entrega en la casa de su vecina, regresó a su hogar feliz porque le habían dado una excelente propina que guardó con ilusión en su frasco.
Con un lápiz y su libreta en mano se sentó en la cocina a diagramar un menú dulce para la señora Santoro. Ella era muy detallista y quería que cada pastel fuera único e irrepetible por eso se tomaba la molestia de personalizarlo dependiendo del cliente. Con su mente en blanco y sin decidirse por nada, tuvo la brillante idea de revisar en las redes sociales y buscar imágenes de Santiago Santoro en su celular pero no obtuvo mucha información, así que era momento de improvisar e intentar impresionar a Giovanna con un menú original, aunque en ello tuviera que desvelarse por días.