La venganza sería la manifestación de la emoción pura, mientras que el castigo lo sería de la razón pura. Después de la muerte de su padre a manos de un líder terrorista, nuestra fénix como es llamada Cristin en la agencia de seguridad nacional. Busca el castigo para el asesino de su padre, así logra que él atente contra su vida, en ese despiadado acto Cristin pierde a su única hija, llevándola ha perder el camino. Pero al igual que el fénix, resurgirá de las cenizas para buscar justicia por el amor que le fue arrebatado. Zaid era un pequeño que vivía en la calle, adoptado por Yassir el enemigo de Cristin nuestra agente que sigue sus pasos, pero su verdadero nombre era Gael. en cierto momento queda dividido entre proteger al fénix o proteger al que ha sido su salvador y su padre toda su vida. El amor no siempre es sencillo, o leal, o romántico, también sabe ser amargo y doloroso. Podrán Zaid y Cristin sanar sus heridas, para poder tener un futuro distinto al que les fue impuesto.
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La cita
Capítulo 9
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Cristin decidió usar uno de sus vestidos favoritos, para tal ocasión. Aunque aún seguía insegura de haber aceptado, solo pensaba en lucir bien. Ya no había marcha atrás la hora se había llegado, puntualmente Zaid estaba esperándola. Cristin escuchó el timbre, avisó que bajaba de inmediato pero antes de salir se miró en el espejo.
Zaid se mostraba incrédulo, su chofer nunca lo había visto nervioso, le alegraba verlo emocionado. Nunca se había comportado de esa manera con ninguna de las chicas que frecuentaba su jefe.
Cristin le sucedía lo mismo, había puesto dos noches como límite para repasar lo que le diría durante la cena. No podía decirle que era una agente, y que al momento de conocerlo estaba infiltrada en la recepción en la galería.
—Simplemente hermosa.—expresó Zaid y le sonrió
—Gracias, tú eres muy guapo y te ves elegante.—respondió Cristin
—Bien señorita es hora de que vayamos a disfrutar del mejor lugar en todo Milán.—decía Zaid mientras le ofrecía su brazo
—Si, ¿a dónde?.—preguntó Cristin
—A la Tarantella, la mejor comida napolitana. En toda Italia.—respondió Zaid
Durante el camino tuvieron una plática común, Zaid usó su nombre real Gael, pero esta vez le hizo saber su apellido Georgiou. Pero Cristin no podía decirle su nombre real, estaba encubierta y además lo había conocido en la reunión de los líderes de la organización más poderosa del mundo, e intocable era imprudente hacerlo.
—Marina, tu lunar tiene forma de una flor es único.—expresó Zaid
—No es un lunar, es una quemadura. Sufrí un accidente y esa es mi cicatriz. Pero tienes razón tiene forma de una flor.—respondió Cristin
—La cicatrices son rastros de nuestro pasado, a veces para recordarnos que ya fallamos una vez. Por lo tanto que no debemos permitirnos, volver a fallar.—le decía Zaid
Pero a Cristin ese lunar solo le recordaba su objetivo, vengar la muerte de sus seres amados. Por un momento su mirada sufrió un cambio radical, Zaid lo pudo notar.
Minutos después estaban en el restaurante, Zaid y Cristin compartían algunos gustos. Como el arte, los libros y la música. Era realmente agradable la convivencia entre ellos, había mucha química. En resumen ella era todo lo que jamás imaginó Zaid encontrar.
—Ahora entiendo porqué tu italiano tiene otro acento, pero debo decirte que Colombia es hermoso. Hace poco tiempo estuve allá, cerrando un negocio.—le decía Zaid
La realidad es que Cristin jamás había viajado a la tierra donde nació su madre, ya que ella no tenía los mejores recuerdos. Evitó que conociera Cristin la ciudad donde ella nació, había tenido una vida difícil ahí. Cristin decidió guardar su opinión.
—Debo agradecerte, la comida, la compañía. Sin duda eres un excelente anfitrión y acosador.—expresó Cristin pero sonrió.
—Valió cada momento que dediqué a persuadirte. Eres única, me gustaría que continuáramos viéndonos.—dijo Zaid directo
—¿Si me niego?.—preguntó Cristin
—Entonces llenaré tus días de mi, además de regalos, flores y detalles que sé que amarás.—respondió Zaid
—Prefiero que nos sigamos viendo.—respondió Cristin
Después de la cena caminaron por la plaza principal de Milán, aunque Cristin se sentía culpable por estarle mintiendo, sin embargo era lo mejor. Sin demorarlo más comenzaron las preguntas más complicadas de hacer.
—¿Qué hacías en la reunión?.—preguntó Cristin
—Soy su proveedor de todos ellos, solo negocios.—respondió Zaid
—Se veían que todos eran hombres de negocios.—dijo Cristin para cambiar la conversación.
—Lo que no termino de entender es, ¿cómo una mujer estudiada, con clase y refinamiento trabaja de mesera?.—preguntó Zaid
—simple acabo de llegar a la ciudad y aún no he encontrado otro empleo.—respondió Cristin
—Puedo ayudarte con ello, ¿Quieres dar clases?.—preguntó Zaid
—No lo sé aún, pero cuando descubra que quiero hacer. Te lo dire.—respondió Cristin, él no insistió.
Volvieron a su camioneta para volver al departamento de Cristin, Zaid moría de ganas de besarla. Pero toda la noche ella se había portado amable, pero con ciertas barreras. Zaid solo se podía preguntar ¿quién la había herido tanto?.
Llegaron hasta su destino, Zaid le solicitó al chofer que bajara de la camioneta que les diera privacidad. Se estacionó y descendió, Cristin suponía que algo pasaría.
—Esa estrategia es muy antigua.—dijo Cristin
—No me gusta ser exhibicionista, necesito probar tus labios de inmediato.—respondió Zaid mientras se acercaba a Cristin para besarla
Cristin no lo rechazó, también se acercó para unir sus labios a los de Zaid. El jugueteó de sus labios era intenso, Zaid sujetaba el rostro de Cristin con ambas manos. La respiración de Cristin era bastante agitada, sin duda eso volvía el momento en algo más candente.
Zaid bajó su mano hasta la pierna de Cristin, mientras no dejaba de besarla. Ella permitía que la acariciara, de la pierna de Cristin, Zaid se dirigió entre sus piernas para tocar su centro. Verla disfrutar hacía que él se excitara, no podía dejar de besarla y tocarla. Su respiración agitada era música para sus oídos, Zaid la deseaba tanto que sería capaz de hacerla suya en ese preciso momento.
—Detente por favor, vamos muy rápido.—dijo Cristin mientras lo trataba de empujar de una manera educada.
—Lo siento me dejé llevar, no sé que me sucede contigo. Te deseo, me nublas mi buen juicio, eres simplemente maravillosa. No quiero alejarme de ti.—se disculpaba Zaid
—Vamos poco a poco, por favor.—le pedía Cristin
Zaid aceptó con una sonrisa y dándole un beso más, después de controlarse pudo ayudarla a bajar de la camioneta y dejarla en la puerta del edificio. Antes de decir hasta luego, Cristin lo despidió con un beso en la mejilla. Abrió la puerta y entró, Zaid suspiró.
Mientras iban a su casa Zaid pensaba en aquel ardiente momento, si solo había sido un beso, como sería hacerla suya. Fantaseaba con tenerla entre sus brazos y hacerla su mujer, tal vez era pasión. Pero lo cierto era que estaba perdiendo la cabeza por ella.
Para Cristin era algo nuevo, le gustaba Gael como ella lo conocía, se arrepintió de no haberlo invitado a pasar. Sin duda quería más de él, la había hecho despertar. Tal vez era solo deseo, pero no se resistiría a disfrutarlo. Era inteligente, guapo y un hombre de mundo, sin duda recordarlo la hacía feliz.
si así está escrita está noveltonn, como será en la vida real, debe ser uff más horrible aún