Lia siempre ha sido la chica invisible en la escuela, centrada en sus estudios y lidiando con una complicada vida familiar. Para ella, la secundaria es solo un paso hacia un futuro mejor, lejos de los dramas adolescentes y las expectativas de los demás. Pero su plan de pasar desapercibida se ve truncado cuando se cruza con Mateo, el chico más popular y carismático del instituto.
Mateo vive bajo la constante presión de ser perfecto. Como estrella del equipo de fútbol y el sueño de muchas chicas, su vida parece ideal. Sin embargo, detrás de su sonrisa encantadora, se esconde un joven que lucha por encontrar su propia identidad y escapar de las expectativas impuestas por los demás.
Cuando un proyecto escolar obliga a Lia y Mateo a trabajar juntos, sus mundos chocan de una manera inesperada. Lo que comienza como una colaboración forzada se transforma en una conexión genuin
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Capitulo 9: Caminos Cruzados
Después de un par de semanas de separación, Lia y Mateo habían tomado caminos diferentes, buscando maneras de sobrellevar la tensión. Lia se había sumergido en sus estudios y en sus actividades extracurriculares para distraerse de la creciente distancia. Mateo, por su parte, había comenzado a dedicarse más a sus pasatiempos y a sus responsabilidades en el trabajo.
Un viernes por la tarde, Lia decidió asistir a un evento escolar al que no había ido en mucho tiempo: una feria benéfica organizada por el club de ciencias. Aunque había planeado asistir con un grupo de amigas, a última hora, todas tuvieron imprevistos y Lia se encontró yendo sola.
El evento estaba en pleno apogeo, con mesas llenas de artículos para subastar y actividades para los estudiantes. Lia se movió entre la multitud, tratando de disfrutar el ambiente festivo. Al pasar por una de las mesas de exhibición, su mirada se cruzó con la de Mateo. Él estaba de pie junto a una mesa, hablando con algunos compañeros, y al instante, ambos sintieron un atisbo de sorpresa.
Mateo la vio y, por un momento, sus ojos se encontraron. Aunque Lia estaba a punto de girar para evitar la confrontación, Mateo se acercó a ella con una sonrisa tímida.
“Lia,” dijo Mateo, su voz llena de calidez. “No esperaba encontrarte aquí.”
Lia se sonrojó ligeramente, sintiendo una mezcla de nervios y alivio al ver a Mateo después de tanto tiempo. “Hola, Mateo. Yo tampoco esperaba verte. Solo vine a echar un vistazo.”
Ambos se miraron en silencio durante un momento, la tensión palpable. Finalmente, Mateo rompió el hielo. “¿Te gustaría dar una vuelta por el evento conmigo? Creo que podríamos usar una distracción.”
Lia asintió, sintiendo una leve sonrisa aparecer en su rostro. “Claro, me encantaría.”
Mientras caminaban juntos, comenzaron a conversar sobre temas triviales, desde la comida del evento hasta los proyectos de la escuela. La conversación fluía de manera natural, como si la distancia y la tensión que habían estado experimentando nunca hubieran existido.
En un momento, Mateo se detuvo y señaló una mesa de juegos donde los estudiantes estaban participando en un torneo de trivia. “¿Te gustaría participar en el torneo de trivia? Podría ser divertido.”
Lia lo miró, sorprendida por su propuesta. “No soy muy buena en trivia, pero suena interesante.”
Mateo la tomó de la mano y la condujo hacia la mesa. Ambos se unieron al torneo, respondiendo preguntas y riendo juntos. A medida que el juego avanzaba, Lia y Mateo se sintieron más conectados, como si la distancia emocional se hubiera reducido por unos momentos.
Cuando el torneo terminó, Mateo y Lia se sentaron en una mesa cercana para descansar. El ambiente del evento era alegre, y el contacto de la mano de Mateo contra la suya hizo que Lia sintiera una oleada de nostalgia y esperanza.
“Lia,” dijo Mateo con seriedad, “creo que este tiempo separados nos ha dado una nueva perspectiva. Aunque hemos tenido nuestras diferencias, me doy cuenta de cuánto significas para mí.”
Lia lo miró con emoción en los ojos. “Yo también lo he sentido. Estos días separados me han hecho darme cuenta de lo importante que eres en mi vida. Quizás necesitamos encontrar una forma de superar esto juntos.”
Mateo asintió con determinación. “Creo que sí. Lo que tenemos es valioso, y no quiero que los problemas externos nos separen. Podemos encontrar una manera de hacerlo funcionar.”
Lia sonrió, sintiendo que las palabras de Mateo le daban esperanza. Aunque los desafíos seguían presentes, el encuentro inesperado en la feria benéfica había sido una oportunidad para reconectar y recordar lo que realmente importaba.
A medida que el evento llegaba a su fin, Lia y Mateo se despidieron, pero esta vez con una renovada sensación de optimismo. Sabían que sus caminos se habían cruzado por una razón, y estaban decididos a enfrentar juntos lo que viniera.