solo confía y todo saldrá bien.
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capitulo #9 viaje
Jacob y Sam estaban sentados en la sala de estar de la casa de Sam, rodeados de mapas y guías de viaje. Habían decidido, casi impulsivamente, que era el momento perfecto para visitar a Isabella, la prima de Sam, que vivía en Los Ángeles. Los dos amigos habían hablado durante años sobre hacer un viaje juntos, y este parecía el momento ideal.
—No puedo creer que finalmente vamos a hacerlo —dijo Jacob, mientras revisaba las reservas de avión en su portátil.
Sam sonrió y asintió, lleno de entusiasmo. —Isabella está tan emocionada de que vayamos. Ya tiene planeadas un montón de cosas para nosotros. Dice que nos mostrará todos los lugares emblemáticos y algunos rincones secretos de la ciudad.
El día del viaje llegó rápidamente. Jacob y Sam se encontraron en el aeropuerto, cargados con maletas y una mezcla de emoción y nerviosismo. Era la primera vez que ambos viajaban juntos, y la perspectiva de pasar varios días en una ciudad tan vibrante como Los Ángeles era simplemente abrumadora.
—¿Tienes todo? —preguntó Sam mientras revisaban su equipaje por tercera vez.
—Sí, creo que sí. —Jacob se rió, un poco nervioso—. Espero no haber olvidado nada importante.
El vuelo transcurrió sin problemas, y antes de que se dieran cuenta, el brillante sol de California los saludaba desde las ventanas del avión. Isabella los esperaba en el aeropuerto, con una gran sonrisa y los brazos abiertos.
—¡Bienvenidos a Los Ángeles! —exclamó, abrazándolos a ambos—. Estoy tan feliz de que estén aquí. Tenemos mucho que hacer y ver.
Los primeros días pasaron en un torbellino de actividades. Isabella los llevó a pasear por el Paseo de la Fama de Hollywood, donde Sam y Jacob se maravillaron al ver las estrellas de sus actores y músicos favoritos incrustadas en la acera. Tomaron cientos de fotos, posando junto a las estrellas y haciendo tonterías.
—Mira, es la estrella de Marilyn Monroe —dijo Jacob, señalando una de las estrellas más populares—. Siempre he querido verla en persona.
—Y allí está la de Michael Jackson —añadió Sam, con los ojos brillantes de emoción—. Esto es increíble.
Isabella se rió de la alegría de sus amigos. —Y eso es solo el comienzo. Mañana iremos a la playa y después les mostraré algunos de mis lugares favoritos para comer.
Los días siguientes estuvieron llenos de nuevas experiencias. Visitaron el famoso letrero de Hollywood, disfrutaron de un día de sol en Santa Mónica, y exploraron el Observatorio Griffith, desde donde contemplaron una vista espectacular de la ciudad.
Un día, decidieron hacer un viaje por carretera a lo largo de la costa hasta Malibú. Conducir por la Pacific Coast Highway, con el océano a un lado y las colinas al otro, fue una experiencia que ninguno de ellos olvidaría pronto. Pararon en varios miradores para admirar las vistas y tomar fotos, y finalmente llegaron a una playa tranquila donde pasaron la tarde nadando y relajándose bajo el sol.
Por las noches, Isabella los llevó a algunos de los restaurantes más interesantes de la ciudad. Probaron de todo, desde tacos callejeros hasta cenas elegantes en restaurantes de alta cocina. Cada comida era una nueva aventura culinaria, y los tres amigos disfrutaron cada momento.
Una noche, fueron a un concierto en el Hollywood Bowl, donde disfrutaron de una actuación increíble bajo las estrellas. La música llenaba el aire y la multitud se unió en un sentimiento de pura alegría y camaradería.
—Esto es mágico —dijo Jacob, mirando alrededor—. No puedo creer lo increíble que ha sido este viaje.
Sam asintió, con una sonrisa amplia. —Estoy tan feliz de que hayamos decidido venir. Esto es exactamente lo que necesitábamos.
A medida que su tiempo en Los Ángeles llegaba a su fin, los tres amigos reflexionaron sobre las experiencias compartidas y lo mucho que habían disfrutado de la compañía del otro. La última noche, se sentaron en la playa, mirando las olas romper suavemente contra la orilla.
—Este viaje ha sido increíble —dijo Isabella—. Me alegra tanto que hayan venido.
—Nosotros también estamos muy felices de haber venido —respondió Sam—. Esto ha sido más de lo que podríamos haber imaginado.
—Definitivamente tenemos que hacer esto de nuevo —añadió Jacob—. Hay mucho más que ver y hacer.
Con esa promesa en mente, se despidieron de Los Ángeles, llevando consigo recuerdos que durarían toda la vida. El viaje había sido una experiencia transformadora para los tres, llenándolos de nuevas perspectivas y un renovado sentido de la amistad y la aventura.