Curvas Al Exito

Tres meses después de la mágica noche en que Benjamín le pidió matrimonio a Ariel, el día de su boda finalmente había llegado. Los preparativos habían sido exhaustivos, pero cada detalle fue cuidadosamente planeado para que el día fuera perfecto.

La ceremonia se llevó a cabo en una hermosa casa de campo privada, todo estaba lleno de áreas verdes, con Miles de rosas rojas y blancas. El cielo estaba pintado con tonos naranjas y rosas, el sonido suave de las aves proporcionaba una banda sonora natural. Un arco de madera cubierto de flores blancas y lilas presidía el altar, donde Benjamín esperaba nervioso, con una sonrisa que no podía contener. La novia vestía un hermoso vestido como sacado de los cuentos de hadas, con una flor blanca en el ojal que hacía juego con el ramo de Ariel y su mejor amiga Dana sería su dama de honor, ella la acompañaba como una hermana y estaba encantada de que su mejor amiga sea feliz.

El mejor amigo de Benjamin fue su padrino, Sebastián estaba feliz por su amigo, porque pensó que su amigo por fin había abierto su corazón al amor.

Los invitados, una mezcla de familiares y amigos cercanos, estaban sentados en sillas blancas decoradas con cintas de satén, murmurando con emoción. La música suave de un cuarteto de cuerdas llenaba el aire, creando una atmósfera mágica.

Finalmente, la música cambió y todos se pusieron de pie, girando sus cabezas hacia el inicio del pasillo. Ariel apareció, deslumbrante en un vestido blanco de encaje que fluía graciosamente con cada paso y su padre Son Jorge la llevaba de la mano, él estaba casi al borde de las lágrimas porque entregaría a su más preciado tesoro su hija.

Su rostro de Ariel irradiaba felicidad, y sus ojos se encontraron con los de Benjamín, llenos de amor y promesas silenciosas.

Con cada paso que daba hacia el altar, Ariel recordaba los momentos que los habían llevado hasta aquí: la propuesta bajo las estrellas, las risas compartidas y los sueños que construyeron juntos. Todo culminaba en este momento, donde comenzarían una nueva vida como marido y mujer.

Cuando Ariel llegó al altar, Benjamín tomó su mano, ayudándola a subir los últimos peldaños. El cura sonrió y comenzó la ceremonia con palabras llenas de amor y sabiduría.

Cura: Estamos aquí reunidos para celebrar el amor y la unión de Benjamín y Ariel. Hoy, se prometen amor eterno, fidelidad y apoyo en cada paso de su camino juntos.

Los votos fueron intercambiados, cada uno lleno de emoción y sinceridad.

Benjamín: Ariel, desde el momento en que te conocí, supe que eras la persona con la que quería pasar el resto de mi vida. Prometo amarte, respetarte y apoyarte en cada momento, y hacerte feliz cada día. Te amo con todo mi corazón.

Ariel: Benjamín, eres mi compañero, mi amor y mi mejor amigo. Prometo estar a tu lado en cada desafío, celebrarte en cada triunfo y amarte incondicionalmente. Estoy emocionada de comenzar esta aventura juntos. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar.

Con los votos dichos y los anillos intercambiados, el cura concluyó: "Los declaro marido y mujer. Benjamín, puedes besar a la novia".

Benjamín no esperó un segundo más, y besó a Ariel con una ternura y pasión que hizo aplaudir y vitorear a los invitados. El amor entre ellos era palpable, y todos los presentes fueron testigos de un momento que quedaría grabado en sus corazones.

Ariel: Benja, ha sido la boda de mis sueños. No podría haber pedido nada mejor.

Benjamín: Me alegra que así sea, amor. Porque para mí, cada día contigo es un sueño hecho realidad.

En el momento en que todos creían que sería un final feliz, la historia que tenían recién empezaba y su relación estaría en una cuerda floja, dónde solo ellos podrán saber si su amor es tan fuerte y si estaban dispuestos a dejar el pasado atrás.