Entre El Amor Y El Odio

Decidió volver al restaurante donde trabajaba. Era un lugar seguro, un refugio en medio de su caos emocional, ella tenía acceso al lugar. Entró por la puerta trasera, asegurándose de que nadie la viera, y se dirigió al almacén.

El pequeño espacio estaba lleno de cajas y provisiones, pero ofrecía un lugar donde podía esconderse. Se dejó caer sobre un saco de harina, sus pensamientos desbordándose mientras intentaba comprender la magnitud de lo que había descubierto. ¿Cómo había terminado en un matrimonio con un hombre que no conocía? ¿Qué implicaciones tenía eso para su vida?

Las horas pasaron lentamente. El silencio del almacén solo era roto por el zumbido lejano de los refrigeradores. Ariana se quedó despierta, sus pensamientos girando en círculos. Cada vez que cerraba los ojos, veía la cara de Sergio y sentía el pánico volver. Necesitaba una solución, un plan para enfrentar lo que venía.

Cuando finalmente amaneció, Ariana se preparó para su turno, tratando de disimular el cansancio y la ansiedad. El restaurante empezó a llenarse de actividad mientras los empleados llegaban para el día. Ariana se puso su delantal y se dirigió a la cocina, sus movimientos automáticos mientras trataba de concentrarse en el trabajo.

Durante todo el día, mantuvo una fachada de normalidad. Sus compañeros de trabajo no parecían notar nada fuera de lo común, pero por dentro, ella estaba en un torbellino de emociones. Cada vez que la puerta del restaurante se abría, temía ver a Sergio entrar.

El día pasó, y cuando llegó la hora de su turno, Ariana estaba agotada, tanto física como emocionalmente. A pesar de todo, había logrado mantenerse ocupada, usar el trabajo como una forma de distracción. Pero sabía que no podía evitar a Sergio para siempre.

Esa noche, cuando terminó su turno, Ariana decidió enfrentar la situación con una nueva determinación. Sabía que tenía que hablar con Sergio, entender realmente lo que había pasado y decidir qué hacer a partir de ahí. No podía seguir huyendo.

Se dirigió a su casa con pasos decididos, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza. Al llegar, encontró a Sergio esperándola. Su expresión era de preocupación, pero también de alivio al verla.

—Ariana —dijo suavemente—. Necesitamos hablar. Por favor, solo dame unos minutos para explicarte todo.

Ariana lo miró, su mente aún llena de dudas y miedos, pero asintió. Había llegado el momento de enfrentar la realidad, por difícil que fuera. Sergio respiró aliviado y comenzó a hablar.

—No sé por dónde empezar... —dijo, tomando aire—. Todo comenzó hace unos meses cuando me vi en la obligación de conseguir una esposa, jamás imaginé que podrías ser tú, la muerte de tu padre fue un golpe duro para ti, por esa razón no quise acercarme antes. Y anoche solo te asuste además estaba preocupado por ti, por tu futuro, y quería asegurarse de que estuvieras protegida y por eso te estoy dando la cara, al final del día somos esposos—

Ariana lo miró, su confusión aumentando.

—¿Podemos divorciarnos? —preguntó, tratando de persuadirlo.

El rostro de Sergio cambió, ella no lo conoce, pero él estuvo presente en su vida desde la muerte de su padre, ya conoce sus gustos y su manera de ser, él la quería así fuese a la fuerza —NO— respondió Sergio, su voz firme y llena de molestia—.

Ariana lo miró asustada, ella no puede creer que esto le esté pasando, además que era un abusador al seguirla, no sabe quién es, y cuáles son sus verdaderas intenciones

—Y tú... no te conozco, no quiero estar casada contigo— Ariana fue directa, marcando distancia en el hombre.

Sergio la miró a los ojos, su expresión sincera.

Sergio intentó acercarse, pero ella retrocedió con miedo, realmente no lo conoce, y se ve mayor que ella, —No quieres y te entiendo, pero lo estas, además has firmado un contrato, debes de cumplir con él, aún tenemos mucho tiempo para conocernos, te daré la boda más hermosa por la iglesia— Sergio no tiene duda que esta mujer era la dichosa para ser su esposa, ese privilegio de casarse por la iglesia solo lo haría con ella, de tanto seguirla Sergio se ilusionó enormemente de ella.

Ariana suspiró, su mente está confusa, pero este hombre no parece malo, ella volteo su mirada hacia el auto, ella solo necesita tiempo, así que le pedirá el tiempo que ella necesita.

—Está bien, cumpliré con mi palabra, pero deje claro en el contrato que no puedes tocarme— ella caminó al interior de su casa, Sergio la siguió y ella se detuvo en seco —No entraras en mi casa, si quieres que esto funcione, debes darme un mes para procesar todo esto— Ariana lo miró fijamente a los ojos.

Mientras que Sergio se dio cuenta que esta mujer no era tan fácil como él creyó, Ariana tiene su propio carácter y no se dejaría de nadie, ella se lo estaba haciendo entender, aunque la noche anterior corrió asustada, hoy le dio la cara como toda una campeona.

—Quince días, ya sabes que eres mi esposa, que estarás conmigo y te daré la mejor boda del mundo— Sergio la miró fijamente mientras se acerca a ella, era una buena propuesta.

Ariana lo miro y le regaló una sonrisa forzada, extendió su mano para sellar el trato —Acepto— sus manos se unieron y aunque a Ariana le dio igual, Sergio sintió esa conexión, no sé a equivocado.

Al ella soltar la mano de Sergio le dio la espalda y corrió al interior de la casa, ella no era una mujer tonta, y no se iba a condenar la vida con una persona que no conoce, ella planearía un escape en esos quince días, por su padre que saldría de esta, ella observó como Sergio se marchó de la casa, su auto lujoso y del año no la impresionan, mucho menos ese reloj, a ella no le importa saber quién es él, solo quiere escapar de ahí, salir corriendo y jamás regresar, no le importa fallar a su promesa, ella estaba agotada, así que luego de encender la vela de su padre, de dio una ducha y se quedó dormida.