Después de que su esposo le fue infiel con su mejor amiga, tuvieron un altercado. Todos la creían muerta, pero ella volvió con más fuerza dispuesta a vengarse de todos los que le hicieron daño.
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No vuelvas a llevarte a mi hija.
Arap entró a su oficina y recorrió con la vista las fotos de él con Roxana. Una a una las veía.
"¿Y qué te dijo el doctor?
Estoy embarazada...
¡Qué feliz me haces, amor!".
Con esos pensamientos salió de su oficina.
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Sharon fue por Esthercita a la escuela.
Tía Sharon, dijo la niña.
¿Quieres venir conmigo a dar un paseo?, dijo Sharon a la niña.
¿A dónde?, dijo la niña.
Es una sorpresa.
Mi mamá solía darme sorpresas, ¿sabes?, a mí me gustaba mucho eso.
Pues que bueno que te gusten las sorpresas.
Mientras tanto, los achichincles de Arap notaron la ausencia de la niña y se lo hicieron saber de inmediato.
¿Cómo que desapareció?, dijo este.
De seguro fue Sharon, dijo uno de ellos.
¿Cómo puedes estar tan seguro?, preguntó Arap.
Porque no creo que haya sido Isabella ni Judith.
Pues claro que no fueron ellas, Isabella está en el spa, y Judith en la sala de belleza.
Cálmese, jefe.
¡¿Cómo quieres que me calme?!, mi hija está desaparecida. Encuéntrala a como dé lugar, si no quieres perder tu trabajo por inepto, ¿entiendes?
Está bien, patrón, la encontraremos.
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Karina abrió la puerta de la casa...
Sharon entró con la niña...
Hola Karina, ¿cómo estás?
Muy bien, señora, gracias.
Aquí traigo a la niña, me gusta pasar tiempo con ella.
Pasa, Esthercita, debes tener hambre, ¿verdad?
No, Sharon me llevó a comer una deliciosa y grande rebanada de pastel.
Bueno, Esther, me tengo que ir.
Por favor, quédate un poco más.
Sharon vio a Karina y esta la dejó pasar.
No hay problema, pase, le traeré una taza de café.
Gracias, Karina.
Al pasar, Sharon observó a su alrededor y vio un enorme piano.
A su mente llegaron recuerdos de cuando ella tocaba acompañada de su hija.
No pudo resistir la tentación y se puso a tocar, ante la admiración de su hija.
Es la canción de mamá, dijo.
Esthercita se puso a tocar con ella.
En eso llegó Arap y se puso muy enojado.
Lleva a la niña a su habitación, le dijo a Karina.
Por favor, vuelve, Esther le dijo a Sharon.
Claro que sí, y le dio un beso.
Vamos, Esthercita, Karina la tomó de la mano y se la llevó de ahí.
Arap la enfrentó:
Dime, ¿con qué derecho te atreves a llevarte a mi hija?, sabes que puedo demandarte, ¿verdad?
¿Ser su tía no le dice nada, señor Arap?
Eso no te da ningún derecho a nada.
Ningún Juez, ni ningún tribunal puede hacerme nada por comer pastel con mi sobrina, en recuerdo de mi hermana, usted debería hacer lo mismo, señor Arap.
Arap, la vio con extrañeza cuando se fue.
Señora Sharon, la acompaño a la puerta.
¿Acaso quieres decirme algo, Karina?
Se trata de las cosas de Roxana, la señorita Isabella nos ordenó que las sacáramos y la tiráramos, pero yo no pude hacer eso y las guardé. No sé si usted se las quiera llevar.
Está bien, te daré mi tarjeta, llámame en cuanto esté disponible, enviaré a alguien a recogerla.
No se preocupe, yo misma se las llevaré.
Gracias, puedes llamarme a este número. Cuídate y cuida a Esther.
No se preocupe, estará bien, adiós.
Cuando iba saliendo se topó con Isabella:
Señorita Sharon...
Pero ella pasó de largo.
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Karina estaba guardando las cosas de Roxana, cuando entró Paula...
¿Esas son las cosas de la señora Roxana?
Sí...
¿Y por qué las estás empacando?
La señorita Sharon quiere que se las mande.
¿Y qué tal si se entera la señorita Isabella?
¿Y por qué habría de enterarse?, preguntó Karina mirándola acusadora.
Pues no lo sé, las paredes son finas.
Déjate de tonterías y ayúdame.
Claro que no, tú buscas una cómplice y esa no voy a ser yo. Paula salió del cuarto que era de Roxana.
Karina no le hizo caso y siguió empacando las cosas.
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Mamá, por favor, ve a descansar.
¿Cómo podría hacerlo?
Hazlo por Igor.
Hubiera preferido morir yo en lugar de él, las madres no deberíamos enterrar a los hijos.
Sí mamá, pero es la ley de la vida, por favor, ya no llores, yo estaré contigo. Ethan abrazó a su madre, no podía consolarla, pero hacía todo lo posible.
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¿Qué hace esta mujer aquí?, preguntó Erick, al ver a la sirvienta de Arap en su casa.
Vino a traerme mi ropa, contestó Sharon.
La ropa de Roxana, ten cuidado, podrías echar todo a perder, recuerda que te vas a vengar de Isabella y Arap, no eches por la borda lo que llevas ganado.
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Gracias, Karina, no sabes lo que esto significa para mí.
¿Sabe una cosa?, no me gusta la señorita Isabella, ella no es buena, desde hace tiempo que ya sospechábamos lo que hacían ella y el señor Arap. Solo que no estábamos seguras.
Pienso que en cualquier momento va a regresar la señora Roxana y va a poner orden en esta casa.
Por lo pronto, no digas nada, solo dedícate a observar lo que hagan, claro sé lo más discreta que puedas. Cualquier cosa puede ser útil para rescatar a mi sobrina. ¿Y cómo está ella?
Desde que usted llegó, ella ha olvidado su tristeza.
Yo he venido por Esther, sé que Isabella no la trata bien, mi hermana, antes de morir me encargó mucho a Esthercita.
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Arap fue a ver a su hija, la encontró dormida. Le dio un beso y la arropó, luego apagó la luz y cerró la puerta por fuera.
Duerme en paz, hijita, yo te cuidaré.
