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Pasiones Ocultas.

Pasiones Ocultas.

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / Completas / Posesivo / Arrogante / Mujeriego enamorado
Popularitas:147.2k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Wang Chao

Samuel odia a Dereck, y Dereck disfruta molestar a Samuel. La razón detrás del odio de Samuel es un misterio para Dereck, quien no entiende por qué su antiguo amigo de repente se distanció y lo mira con desprecio. Sin embargo, el destino parece empeñado en reunirlos, y constantemente se encuentran forzados a pasar tiempo juntos. A medida que pasan más tiempo juntos, sus sentimientos comienzan a cambiar, aunque la desconfianza de uno y el miedo del otro complican las cosas.

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Capítulo 08. Todos menos él.

Había pasado una semana desde que Joel ingresó al hospital. Al día siguiente le darían el alta, sin embargo, aún no encontraban a la persona que lo suplantaría, por lo que Susan se encargaba de llevar a Samuel a donde necesitara ir. El accidente de Joel había causado un desbalance en la vida de su madre; si bien no iba a una oficina, aún trabajaba desde casa.

—¿Te duele mucho? —preguntó Samuel, sentándose en la orilla de la cama de Joel.

—He tenido días mejores —él le dedicó una sonrisa tranquilizadora—. Pero estoy preocupado por ti, ¿quién te llevará a la universidad y a tus prácticas?

—Pensaba ir en mi auto, pero mis padres no me dejan. Dicen que es peligroso —Samuel suspiró con hastío—. Ya tengo veinte años, puedo cuidar de mí mismo.

—Tienen miedo, y sabes perfectamente por qué. —Samuel se desinfló en su lugar y miró el suelo. Sí, él lo sabía.

—Pero aun así… quiero un poco de libertad, no lo sé, yo… —hizo una pausa larga. No podía decirlo. No debía hacerlo—. Olvídalo, hablemos de otra cosa. —Su rostro se recompuso y su actitud alegre mejoró. Samuel notó la mirada escrutadora de Joel, pero decidió ignorarla y hablar de cosas sin importancia y sobre las recomendaciones del médico.

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—Umm, huele delicioso, gracias Martha —dijo Samuel mientras ocupaba su lugar en el comedor para la cena. Desde niño había amado la comida de Martha, y ella era feliz de cocinar para ellos. Los ojos de Susan se posaron en él, achicados—. Tú también cocinas delicioso, mamá —se apresuró a decir. Ella asintió sonriendo.

—Cariño, estoy aquí —Gregory saludó a su esposa, después a su hijo, y ocupó su respectivo lugar en el comedor. Después de un rato, Samuel dejó los cubiertos sobre el plato y los miró.

—Papá, mamá, no hace falta que contraten a un nuevo chófer para mí… tengo auto y licencia, también la edad necesaria, puedo ir solo. —Sus padres se miraron entre ellos y, después de pasar su comida, Gregory habló.

—Sabes que estamos en contra de eso.

—¿Entonces por qué me regalaron un auto en primer lugar? No puedo conducirlo, no puedo salir sin supervisión. Ya tengo veinte años, déjenme encargarme de mí mismo, por favor —susurró al final. Amaba a sus padres, pero eran un poco asfixiantes en momentos. Ya no tenía cinco años, ya podía defenderse.

—Cariño —Susan se puso de pie y caminó hacia él, ocupando el lugar vacío a su lado. Ella tomó con cariño la mano de Samuel y acarició su mejilla con amor—, nos preocupamos por ti, te amamos y queremos protegerte. Tal vez te molestamos, pero ponte en nuestro lugar. Eres nuestro único hijo, nuestro bebé aunque tengas veinte, no vamos a dejar que nada malo te pase por ser descuidados. Si estás acompañado de alguien, no nos preocupamos tanto. Conoces la salud de tu padre, vamos hijo, no seas necio.

Samuel bajó la mirada, sintiéndose impotente ante sus padres. Los amaba con el alma y odiaría que algo les pasara por culpa suya, pero aun quería libertad. Quería salir sin tener a alguien detrás de él, como lo hacían los jóvenes. No obstante, sus padres eran más importantes que su libertad. Era feliz así, sí, muy feliz. Pero ese pensamiento no lograba apaciguar el deseo de independencia que bullía en su interior.

—Qué bueno que lo entiendes, hijo —prosiguió Susan mientras le daba una palmadita en la mano—. Ahora cenemos y mañana hablamos del reemplazo de Joel mientras él se recupera.

—Sí —Samuel levantó la mirada, pero aunque se esforzó por sonreír no consiguió más que una mueca agria—, no me hagan caso, solo comentaba casualmente —mencionó, pero su rostro mostraba un rastro de tristeza.

Después de la cena, Samuel fue a su habitación, se puso las zapatillas de ballet y fue a la habitación contigua que sus padres habían diseñado para que practicara en casa. El ballet siempre había sido su actividad favorita para sacar sus frustraciones, enojos y tristezas. No obstante, cuando el enojo era provocado por Derek, la mejor manera era golpear tablas en el entrenamiento de defensa personal.

Samuel rechistó al pensar en él. No lo había visto desde la fiesta en casa de Lily, y tampoco quería verlo ni oír de él, pero los rumores en torno a su supuesta relación con Lily fueron tendencia en la semana. Aunque ninguno de los dos lo había confirmado o negado, se supo que Derek la había ido a buscar algunos días entre semana; al parecer, ella era más que una chica de su lista. Sacudió la cabeza para borrar a esa persona indeseable y se puso a calentar.

Se entregó por completo al baile. Sus pies se movían por sí solos y su cuerpo se sentía en las nubes. El ballet era su vida, la forma de expresarse que había elegido. Su mente se despejó con cada vuelta y salto dado al ritmo de Johannes Brahms. La música corrió por sus venas y lo transportó hasta otra galaxia. Una galaxia donde podía ser libre, donde podía amar y ser amado, donde podía ser él mismo sin restricción alguna.

Después de tres horas, sus pies dolían, el sudor corría por su frente y su respiración era agitada. Tal como lo había pensado, su estado de ánimo era mucho mejor y todo lo que lo abrumaba había perdido sentido en ese momento. Se dejó caer al piso con desgana y cansancio.

Mientras yacía en el suelo de la sala de ballet, mirando al techo, una serie de pensamientos cruzaron su mente. Recordó las palabras de su madre y la mirada preocupada de su padre. Entendía su preocupación, pero deseaba con fervor una mayor libertad. Suspiró profundamente, sabiendo que el camino hacia su independencia no sería fácil. Sin embargo, el ballet le había proporcionado la claridad que necesitaba. Por ahora, tendría que aceptar las circunstancias y demostrar a sus padres, poco a poco, que podía valerse por sí mismo.

Se levantó con esfuerzo, salió de la sala de práctica y se dirigió a su habitación. Mientras se duchaba, pensó en el día siguiente, y en quién sería el remplazo de Joel.

Al meterse en la cama, sintió una mezcla de alivio y resignación. Cerró los ojos y dejó que el cansancio lo envolviera, esperando que el nuevo día trajera consigo oportunidades para demostrar su crecimiento y capacidad. Con ese pensamiento, se dejó llevar por el sueño, preparado para enfrentar lo que el futuro le deparara.

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Creyó que estaba preparado; sin embargo, la sorpresa no cabía en su rostro.

Se había despertado hace una hora, desayunó y se quedó en la sala a petición de su padre para esperar al nuevo chofer. Realmente no le interesaba conocerlo, pero su madre había horneado galletas con chispas de chocolate y quería comer algunas antes de regresar a su solitaria habitación.

—Estoy aquí —la galleta que sostenía cayó al plato cuando la voz llegó a sus oídos. Samuel volvió su mirada hacia la izquierda como si estuviera en cámara lenta, sus ojos recorrieron de pies a cabeza a la persona que se encontraba a unos metros de él.

—Derek, qué bien que llegaste —Susan se puso de pie, lo agarró del hombro y lo llevó hasta un sillón vacío; después, ella ocupó un lugar al lado de su esposo—. ¿Gustas algo de tomar? Hice galletas también.

—Ya desayuné, pero acepto las galletas, le quedan exquisitas, señora —Samuel seguía sin comprender bien por qué él estaba en su casa.

—Mamá, papá, ¿qué significa esto?

—Pensamos que, como Derek y tú asisten a la misma universidad, ambos son jóvenes y él es de confianza, le ofrecimos el puesto de chofer temporal. Pero no lo veas como un empleado más, después de todo, ustedes se conocen desde jóvenes y tenemos una buena relación con su padre. Míralo como un buen amigo —explicó Gregory.

—No, no importa quién sea, pero no puede ser él. Todos menos él. —Samuel no estaba dispuesto a ser llevado a ningún lugar por Derek. Su plan era mantenerse lo más alejado posible de él, pero el destino y sus padres parecían quererlos juntos a toda costa.

—No vamos a dejar tu seguridad en manos de un desconocido.

—Confío más en un desconocido que en él —Samuel se veía realmente molesto. Sus padres lo miraron con preocupación y desilusión.

—Creo que es mejor que me retire —Derek se puso de pie, pero Gregory le hizo una señal para que se volviera a sentar.

—Samuel, Derek es la mejor opción; con él estarás en buenas manos. Además, si en algún momento quieres ir a una de esas fiestas que hacen y estás con él, no dudaremos en que llegarás a salvo.

Él sabía que, aunque se enojara y discutiera con ellos, sus padres no iban a dar su brazo a torcer. Deseaba que Joel se recuperara más rápido de lo previsto.

—Bien —respondió a regañadientes—. Pero no creo que él tenga tiempo de acompañarme a mis prácticas, también tiene cosas que hacer.

—No te preocupes, estaré disponible para ti a la hora y el día que quieras —Derek le dedicó una de sus sonrisas encantadoras y él rodó los ojos. Después de una semana sin verlo, venía como si nada y le hablaba como si fueran amigos de toda la vida.

—Genial —Susan sonrió ampliamente—. Derek, sabemos que te encanta la motocicleta, pero la seguridad de nuestro hijo es primero, así que…

—Entiendo, no se preocupe, usaré el auto. Tampoco me gustaría que Samuel saliera herido —el rostro de Samuel se calentó con esa declaración.

Derek se acomodó en el sillón, tratando de mostrar una actitud relajada, aunque Samuel podía notar cierta tensión en sus movimientos. Sus padres continuaron hablando, ignorando la incomodidad que sentía.

—Entonces, está decidido. Derek será tu chofer temporal hasta que Joel se recupere —concluyó Gregory, mirándolo con una expresión que no admitía réplica.

Samuel suspiró, resignado. No quería discutir más; sabía que no lograría cambiar la decisión de sus padres. Además, la idea de estar tan cerca de Derek todos los días lo hacía sentir inquieto. Quería evitar cualquier contacto con él, pero ahora no tenía opción.

—Está bien —murmuró Samuel, evitando mirar a Derek—. Pero me reservo el derecho de cambiar de opinión si esto no funciona.

—Claro, hijo, lo entendemos —Susan le sonrió con cariño—. Pero estamos seguros de que todo saldrá bien.

Después de unos minutos de charla trivial, Derek se despidió y salió de la casa. Samuel observó cómo se alejaba, sintiendo una mezcla de frustración y confusión. ¿Cómo iban a manejar esta situación? Solo el tiempo lo diría.

Subió a su habitación, tratando de procesar todo lo que había ocurrido. Se tumbó en la cama, cerrando los ojos y respirando profundamente. Tenía que encontrar una manera de sobrellevar esto sin perder la calma.

El teléfono sobre la cama vibró tres veces, lo que significaba un mensaje entrante, y después otro y otro más. No estaba de humor para responder ningún mensaje, así que decidió apagarlo y acurrucarse entre las cobijas. Cerró los ojos con la esperanza de dormir y olvidar todo, pero no pudo conciliar el sueño. Derek Blackwell no salía de su mente ni un momento; cuanto más quería alejarse, más cerca se encontraban.

“Tus padres me aman. Mientras los convenza, podemos viajar por todo el mundo. Dormiremos en casas de campaña, beberemos y bailaremos a la orilla de la playa. Podrás experimentar todo lo que quieras, enamorarte de una extranjera y tener un romance de primavera, verano, otoño e invierno. Verás las auroras desde el polo norte, dormirás bajo un manto de estrellas en alguna montaña, bailarás en las ruinas de Machu Picchu. Serás libre, Samuel, libre de las cuatro paredes de tu habitación, lo prometo.”

—¿Por qué estoy recordando eso? —La pregunta se formuló con coraje mientras se cubría con la cobija y abrazaba la almohada—. Solo son cosas sin sentido.

Esa promesa había quedado en el aire y, aunque al principio era creíble y soñaba con el día en que pudiera cumplir todo eso, lo que pasó después lo desilusionó por completo. La promesa solo se había quedado en palabras vacías que causaron un revoloteo en sus sueños de adolescente. Habían pasado cuatro años desde entonces, aquellas promesas en esa noche de verano se habían enterrado bajo una enorme decepción y un dolor agudo que seguía golpeando su pecho cada vez que las recordaba.

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SILVIA HERNANDEZ
Excelente
Flor Romero
tampoco has puesto la de Dereck y la de Samuel, no los conozco
Wang Chao: Ellos son los primeros en salir, en el prólogo y personajes 🫠
total 1 replies
Graciela Mauchiere
no juegues con nuestros sentimiento autora!!!!!
Micaela Zevada
Excelente
Cupida San-soshi UwU
Una gran meta /Smile/
pero todas a el
Maritza
ya me cae mal Samuel, se pasa de tonto, a 😏aparte nadie le pidio ayuda, ya aburre su actitud, que se busque una vida
Maritza
no existe locomoción colectiva, porqué no se puede movilizar solo, lo encuentro tonto,😏
Mily
Muy malo
Mily
Malo
paty hdz
Excelente
María Monica Rueda Rosas
te felicito super super buena
Ileyan Garcia
dios!!!! que papis!!! 🥰🥰😍😍😍😍 lástima que sean descerebrados!
Ileyan Garcia
yyyyyy! se pone emocionante
Ileyan Garcia
me gusta, me gusta, me gusta!!!!
Krasivy
sigo sin entender porque no va a la policía 😔
Krasivy
pero porque va a hablar con ella????? tiene que ir a la policía de frente 🤡
liliana maria almanza
Bueno
Monica Barros
aburrida está la trama
Teresa Castillo
gracias por tan maravillosa historia realmente me encantó disfruté reí lloré y me emocioné con estos chicos que lucharon por ese inmenso amor que sentían ❤️🥰
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