Scarlett Donovan es la joven típica que siente que debe ser perfecta, siempre guardando la etiqueta y comportándose a la altura de las expectativas. Su prometido Gianluca Vitale, hijo de una familia influyente en la sociedad Pero que se ve opacado por el desempeño de su tío Massimo. Pero la vida de Scarlett cambiará de un momento a otro cuando descubra el engaño de su prometido y mejor amiga, lo cual la terminara devastando, Pero también la despertara de ese sueño donde la vida es perfecta y la llevará a la vida real. ¿Que hará Scarlett para vengarse? Massimo también ha sufrido una decepción amorosa y odia a las mujeres debido a esto. ¿Que pasará?
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Capitulo 9
Massimo Vitale se encontraba en su oficina junto a una mujer esbelta llamada Nora. Ella parecía realmente molesta, pero pronto suavizó su expresión, acercándose a Massimo y pasando sus manos por el pecho de él.
—Olvidaré que no me llamaste, por ahora solo quiero disfrutar —dijo acercando su boca a la de él.
Massimo la detuvo, tomó sus manos y las retiró de su cuerpo.
—No hago esto en mi oficina —dijo, sonriendo—. Y si no te llamé, quizás es porque no quería volver a verte, pero tu mente estúpida no lo entendió.
Massimo se levantó, marcando un número en el teléfono.
—Martina, si alguien más vuelve a entrar a mi oficina sin mi autorización, te despediré —sin más, colgó. Miró a la mujer, quien parecía querer gritarle—. Largo de mi oficina, pasa por la oficina de Diego Moretti para que te dé una indemnización.
Massimo volvió a su lugar sin volver a mirarla. La mujer tomó su bolso y se marchó. Al final, no había logrado lo que tanto buscaba: que por primera vez, Massimo pasara más de una noche con una mujer. Pero ese hombre no parecía tener corazón y menos lograban enamorarlo a ese paso.
Diego, quien se había vuelto el mejor amigo de Massimo durante el tiempo que llevaba trabajando como secretario, ya lo conocía bien. Cuando la mujer llegó a su lugar, él solo le extendió un cheque, el cual ella tomó y se marchó. Diego suspiró.
—¿Alguna vez dejaré de recibir mujeres oportunistas buscando migajas de ti? —preguntó ingresando a la oficina de Massimo.
—Todas son solo arribistas —dijo Massimo sin inmutarse.
—Si te dedicaras a buscar más que solo sexo, seguro encontrarías a una mujer agradable y que cumpla con todas tus exigencias —dijo Diego con sinceridad.
—Jajaja, las mujeres todas son iguales. Pocas se salvan, y esas pocas que se salvan son demasiado tontas para alguien como yo.
—Bien, al parecer tu sobrino será quien se case y forme su familia, heredando lo que por derecho te pertenece —recordó Diego.
—Ese idiota solo llevaría la empresa a la bancarrota en cuanto coloque un pie en esta oficina —respondió Massimo, un poco molesto.
—Eso lo sabemos, pero para tus padres eso puede cambiar en cuanto se case. Mientras tanto, tú seguirás siendo el soltero más codiciado y malhumorado que existe en el planeta Tierra —Diego lo miró y, para encender más el fuego, comentó—. Aunque podrías dejar de ser el más codiciado debido a tu bajón de posición frente al apellido de tu familia, y Gianluca al fin podría restregarte que te ganó en algo.
—Cállate, hombre —dijo Massimo, cansado.
—Aún no entiendo por qué tu familia ocultó el hecho de que la ex prometida de Gianluca lo engañó. Digo, ¿para qué cubrirlo?
—No lo sé. Ve y pregúntales, ah, espera, no puedes, porque no eres de la familia Vitale.
Diego resopló.
—Ni quiero, pero a mí sí me parece extraño que tu sobrino, con lo idiota que es, no lo haya dicho. Además, todos sabemos lo sinvergüenza que es Gianluca.
—Ya deja de indagar temas cerrados en mi familia.
—Scarlett Donovan, la alcancé a ver en una ocasión. Muy bonita, una chica dulce. Algo no cuadra en esa ruptura.
—Eso no es de mi importancia. Ella no es de mi importancia. Entonces, ¿para qué averiguar qué ocurrió realmente? Scarlett Donovan no es ni será mi prioridad, así que deja ya el tema —Massimo revisaba unos documentos de su último caso.
—Bien, por cierto, no olvides que hoy es la fiesta de beneficencia. No olvides llevar tu máscara.
Diego salió, dejando a Massimo ocupado con su trabajo.
Por la tarde, Massimo condujo hasta su penthouse. Allí encontró su traje y máscara para la celebración, y junto a esto, su invitación. Sin más, se desnudó y se metió a bañar. Se cambió y su chófer, un hombre bastante serio, lo condujo hasta el evento.
Al bajar, los flashes de las cámaras lo inundaron. Él siguió su camino sin contestar a ningún periodista; nunca lo hacía.
Al ingresar, dio su invitación, pero una dama frente a él llamó su atención. Estaba de espaldas, pero ese cabello, su cintura y trasero eran para distraerse un poco. La joven pelirroja, al sentirse observada, volteó.
—¿Te alegraste la vista? —preguntó antes de que un hombre llegara y le tomara su brazo para ingresar al evento.
Massimo sonrió. La chica no era una presa fácil, pero a él le gustaba jugar también. Scarlett ingresó junto a su hermano Niccolo.
—¿Quién era ese hombre? —preguntó Niccolo.
—No lo sé, pero es un idiota —dijo Scarlett, para luego sonreír.
"Un idiota que será mío", pensó la joven mientras sonreía, asustando a su hermano.
Durante la celebración, Scarlett se sentía observada. Sabía que el león estaría buscando el momento exacto para devorarla, pero ella ya sabía todo acerca de él y él no sabía nada de ella. Massimo Vitale sería suyo y ni siquiera se daría cuenta del juego en el cual se estaba adentrando.
"Lindo cachorro, veamos qué harás", pensó la joven mientras se alejaba y se iba hacia la salida al jardín, el cual estaba solo. Sintió los pasos de Massimo y sonrió. Aún con su antifaz, ella ya sabía quién era él. Era un hombre inconfundible.
—¿Acaso no sabe respetar a una mujer? —dijo, volteando con su rostro serio.
—Solo tenía curiosidad por tan guapa dama —dijo Massimo, sonriendo con coquetería.
—Ja, ¿es así como las conquistas? Pues te falta mucho para siquiera llegar a soñar con tener en tus brazos a alguien como yo.
—¿Es acaso un reto? —Massimo se veía divertido.
—Es una realidad —Scarlett se acercó al hombre; sus rostros estaban a centímetros—. Sé lo que quiero y cómo conseguirlo. ¿Y tú? ¿Sabes cómo hacerlo?
Massimo estaba aturdido ante la cercanía de la joven. Su olor era adictivo para él. Se acercó más, hasta que la joven sonrió cerca de sus labios y se retiró, volviendo al salón. Massimo sonrió con algo de enojo. La joven había jugado con él, eso no le había pasado nunca y lo tenía frustrado, por lo que ingresó con un gran malestar. Lo peor era que no sabía quién era aquella insolente que se atrevía a retarlo.
Scarlett, por su parte, solo lo observaba con burla. Massimo era alguien muy perspicaz y coqueto; debía tener cuidado. Era obvio por qué las mujeres lo perseguían constantemente. Valentina se acercó a ella.
—¿Dónde estabas? —preguntó.
—Salí a tomar aire. ¿Ya nos vamos?
—Por favor, estoy muerta. Solo quiero irme y descansar. Por cierto, no aguanto más ver al idiota de tu hermano coqueteando con toda señorita que se le atraviesa. Pero a mí no me voltea a ver.
—Porque lo hace a escondidas, cuando cree que nadie lo ve —dijo Scarlett, riendo.
—Patético. No importa, vamos. Mañana hay trabajo por hacer.
Scarlett dejó la copa de champán que se tomaba, tomó su bolso, vio a Massimo observándola y sonrió, para luego despedirse con su mano. Massimo llamó a Diego.
—Averigua quién es la mujer debajo del antifaz.
—Soy abogado, no investigador. Si quieres una mujer para esta noche, aquí hay miles —dijo Diego con indiferencia.
Massimo suspiró y luego se marchó. Ya no había nada interesante en ese lugar. Estaba frustrado, pero estaba seguro de que encontraría a esa mujer a como diera lugar.