CORRIENDO A LA VELOCIDAD DEL AMOR

CAPÍTULO 9.

—Aquí estoy. —Exclamo Kilian, ya duchado y cambiado. Ahora vestía jeans, una remera de color negro y zapatillas de cuero blanco en sus pies. Su cabello seguía igual de alborotado con la diferencia de que ahora estaba húmedo y limpio.

Briana lo observaba y suspiraba involuntariamente, algo que no pasaba desapercibido para Dominic quien sonreía de lado, observando la reacción de la chica.

—¿De qué querías que hablemos? —preguntó Briana.

—Dominic tiene algo para decirnos. —Exclamó Kilian. —Caminemos.

Los tres comenzaron a caminar, alejándose un poco del resto de las personas que trabajan allí y luego comenzó a hablar:

—Bueno. —Exclamo pasando su mano por su cabello. —La verdad es que recuerdo todo de aquel viaje. O… casi todo.

—¿Cómo? —preguntó Briana.

—Kilian sabe bien que no soy muy tolerante al alcohol. —Sonrió y Kilian asintió. —Bueno, esa noche Kil estaba demasiado alcoholizado y estábamos en los casinos y clubes. Ya sabes, Las Vegas. —Dijo haciendo una pausa. —Pues… Nos encontramos contigo y tu amiga, comenzamos a bailar, luego hubo un poco de coqueteo entre ustedes dos. —Dijo señalando entre ambos. —Tú te quejabas de tus desgracias y Kilian de las suyas, en un momento hablaron de casarse, a lo que, remarco, me opuse rotundamente, pero Kilian insistió tanto que accedí, tal vez así le daría una lección. Fuimos a una capilla, había un ministro, Elvis y ya saben, todo el cliché. Fui su testigo y luego, ustedes dos se fueron a pasar la noche al cuarto y… la chica y yo nos fuimos, por otro lado. Y eso es todo.

—¿Qué paso luego? ¿Paso algo entre Kilian y yo? —preguntó Briana.

Dominic hizo un gesto de no saberlo.

—Recuerdo llegar a la habitación y verte salir de allí, pero aún estabas tan ebria. —Río. —La verdad es que cuando te vi aquí te reconocí por eso. Aunque aquella noche, en Las Vegas, sabía perfectamente que eras la “Reina de las Nieves”.

—¿Jamás pensaste decirle a Kilian? —pregunto ella. —Quiero decir, ¿por qué guardaste el secreto por tanto tiempo?

—Pensé en decírselo cuando se le pase el efecto del alcohol. Pero, lo cierto es que volvimos de inmediato a Italia y entre una cosa y otra lo fui posponiendo y… sinceramente me olvide por completo. No fue hasta que Kil me contó lo sucedido que lo recordé.

—Increíble. —Dijo Briana. —No puedo creer que esto nos esté pasando.

—¡Vaya!, ¡pero miren quienes son! —exclamo la voz de Zack. —El Sr. y la Sra. Becker.

Kilian suspiró. Briana se avergonzó y Dominic observo, confundido.

—Dom, ¿recuerdas a mi sobrino Zack? —pregunto Kilian.

—Ah, vaya. —Observo él, curioso. —Es bueno verte, Zack.

—Hola, Dominic. —Exclamo él. —¿Cómo se encuentran mis tíos? —pregunto Zack, abrazando a ambos por los hombros.

Briana se soltó de inmediato y de manera brusca.

—¿Qué haces aquí, Zack? —pregunto Kilian.

—Simplemente, quería que te enteres de mi boca que invertí en una escudería. Seremos competidores, tío.

Kilian se sorprendió.

—Bueno, me alegro mucho por ti. —Dijo Kilian. —Aunque, me sorprende que no hayas querido negociar conmigo. Somos familia, después de todo, hubiese estado dispuesto a apoyarte.

—¿Crees que patrocinaría la escudería del hombre que se casó con mi novia? —pregunto Zack, dejando a Dominic con la boca abierta. —¡Estás loco!

—Zack, por favor…

—¿Qué? —preguntó. —¿Acaso vamos a fingir que nada ocurrió y seremos una familia feliz?, ¡No!

Zack comenzó a caminar hacia la salida del circuito.

—¿Hay algo que no sepa? —pregunto Dom.

—Te explicaré luego. —Dijo Kilian, palmeando su espalda. —Le prometí a Briana que le daría una vuelta por el circuito. Tal vez después podamos almorzar y tal vez, pensar en algún plan para el resto del día.

—Me gusta la idea. —Sonrió ella.

—¿Qué dices Dom, te unes?

—Los acompañaré por unas horas. Luego, tal vez tome un rumbo diferente.

Los tres rieron.

Tal como acordaron, Kilian tomo un coche de competición de la categoría “Super GT”, los cuales eran adecuados para ir con copiloto. Al principio Kilian comenzó conduciendo despacio, pero luego comenzó a acelerar cada vez más. El coche iba a alta velocidad mientras tomaba las curvas del circuito. Briana lo observaba mover el volante, poner los cambios y sobre todo prestaba atención al movimiento de sus piernas sobre los pedales. Sin dudas, Kilian Becker era uno de los mejores pilotos en la actualidad.

¿Decir que tenía miedo? En absoluto. La adrenalina corría por sus venas y la emoción por tener aquella experiencia no le permitían tener miedo ni un segundo.

—Eso fue increíble. —Exclamo Briana cuando bajaron del coche.

—Debo decir que creí que bajarías aterrorizada, apenas Kil acelero el coche. —Dijo Dominic, colocándose los lentes de sol. —Mis respetos para ti.

Luego de aquello, los tres fueron a un restaurante para almorzar y conversar un rato. Lo cierto es que Briana se la pasaba bien junto a Kilian, aunque quisiera negarlo. Los tres estaban concentrados en conversaciones y risas y poco se imaginaban lo que eso provocaría al día siguiente.

—¿Qué hay de tu amiga? —preguntó Dom, con la mirada algo perdida. —¿Tampoco recuerda lo ocurrido aquella noche?

—Dijo recordar vagas imágenes. —Exclamo ella. —Bebimos tanto en aquel viaje que sinceramente no sé cómo aún tengo la capacidad de beber algún que otro trago.

Kilian estaba concentrado en su celular mientras Dom y Briana hacían chistes y decían cosas que recordaban de aquel viaje.

—Briana. —Dijo Kilian, algo decepcionado. —Dana tiene los documentos listos para firmarlos. Ella cree que sí los firmamos este fin de semana, puede iniciar el trámite el lunes a primera hora.

—Perfecto. —Exclamo ella asintiendo, aunque esa presión en su pecho que sintió días antes, le volvió a aparecer.

—Ok, iremos después del almuerzo. —Dijo Kilian.

Seguido de aquello, los tres terminaron de comer en un silencio un poco incómodo. Briana y Kilian estaban concentrados en sus pensamientos y Dominic observaba a ambos con una leve sospecha y pensó que, tal vez, aquella boda en Las Vegas no fue más que una jugada del destino para unir a dos almas destinadas a amarse.

De todas formas, decidió no intervenir por ahora. Permitir ese casamiento hace tres años fue una locura y desencadeno todo esto por lo que atravesaban actualmente. Pero, pensó que, quizás, Briana Blossom sea la mujer que haga feliz a su mejor amigo. Tal vez, solo, tal vez, si en un tiempo ve algún otro indicio de ello, les daría un empujoncito. Pero por ahora, lo dejaría en manos del destino.

Esa tarde, luego de que Dominic se separe de ambos, los dos fueron al apartamento en donde Dana vivía para firmar aquellos papeles y dar curso de una vez a la anulación de su matrimonio.

Salieron del lugar sintiéndose aún más extraños. Era una sensación de perdida que ninguno lograba entender. ¿A qué se debía?, después de todo apenas se conocían y ni siquiera existía entre ellos un sentimiento de amor.

Después de aquello, Briana regreso junto a Kilian a la pista. Se subió a su coche y regreso a su apartamento. No volvieron a hablar durante el fin de semana. Por lo menos hasta el domingo por la tarde, momento en el cual todo se fue al carajo.